Peligroso precedente
En un deporte como el nuestro, el material juega un papel fundamental. Los barcos, a priori, son todos iguales, fabricados en el mismo astillero y con los mismos materiales. Pero a la hora de la verdad siempre hay alguno que sale m¨¢s r¨¢pido que otro y no se sabe por qu¨¦. En mi caso y despu¨¦s de haber comprado un barco nuevo para los Juegos de Barcelona 92, tuve que pedirle prestado el de unos italianos que ten¨ªa ya tres a?os porque ¨¦se s¨ª que era r¨¢pido y nos daba la confianza necesaria para subir al podio.
No basta con tener un buen barco, luego hace falta trimar bien m¨¢stil y velas para que, dependiendo de las condiciones de viento, podamos sacarle la m¨¢xima velocidad. Es algo parecido a lo que se hace con las motos o coches de F1 dependiendo del circuito y las condiciones climatol¨®gicas.
La simbiosis entre tripulaci¨®n y barco ha de ser total. Hay que mimarlo, pulirlo, revisarlo a diario. Cualquier rotura puede echar por tierra todo nuestro trabajo. Un buen regatista no se distingue s¨®lo por su habilidad en anticiparse a los roles de viento, sino tambi¨¦n por su habilidad en sacarle el m¨¢ximo partido al material. M¨¢s del 50% de las horas de entreno se dedican a probar material y a probar diferentes opciones de trimado. No disponemos de un circuito y un cron¨®metro donde cada cambio lo podamos evaluar al momento. Necesitamos referencias y ¨¦stas s¨®lo te las da otro barco similar al tuyo con el que poder entrenarte.
Cuando llegas a unos Juegos los controles de medici¨®n son exhaustivos y el material a utilizar por cada tripulaci¨®n est¨¢ muy limitado para evitar disparar los presupuestos. Dependiendo de la clase en la que se participe puede variar el n¨²mero de m¨¢stiles o velas, pero lo que est¨¢ claro en todas las categor¨ªas y en todos los Juegos es que solamente se puede navegar con un barco. Lo que ha ocurrido con el 49er no hab¨ªa pasado nunca y puede crear un peligroso precedente.
Se podr¨ªa enfocar desde dos puntos de vista. El puramente legal y el puramente deportivo. Desde el primero, las normas son muy claras. Los daneses rompieron el m¨¢stil y podr¨ªan reemplazarlo por otro que hubieran medido. Lo que no rompieron fue el barco. Y si no les daba tiempo de cambiarlo para llegar a la regata pues mala suerte, son cosas que ocurren en todos los deportes en que dependes de un material. No me gusta nombrar a nadie, pero para ilustrar este caso, ?qu¨¦ tendr¨ªan que haber hecho Carlos Sainz y Luis Moya cuando rompieron el coche a pocos metros de la meta que los hubiera convertido en campeones del mundo, parar a su compa?ero de equipo o a cualquier otro y entrar en la meta con otro coche?
Desde el punto de vista deportivo, se podr¨ªa pensar que han hecho la regata final con un barco de las mismas caracter¨ªsticas y medido para los Juegos. Pero hay una serie de matices. El primero es que no estaba medido para esa regata final, la medal race, donde s¨®lo pueden participar los diez mejores y donde cada barco ha de llevar una c¨¢mara de televisi¨®n. La segunda es que, despu¨¦s de todo el incidente, llegaron tarde a la salida y lo que hubiera supuesto un grave inconveniente les supuso una ventaja porque el resto de participantes no se percat¨® de que estuvieran participando d¨¢ndoles ya como retirados. Recordemos que los daneses iban primeros con un c¨®modo colch¨®n de puntos, lo que hac¨ªa dif¨ªcil que el resto pudiera optar al oro. Sin embargo, su retirada dejaba abierto el oro a esas cuatro tripulaciones que le segu¨ªan y que se encontraban en un pu?o. Hab¨ªa que arriesgar al m¨¢ximo y si Qingdao se caracterizaba por condiciones de viento muy suaves, ese d¨ªa la proximidad de un tif¨®n convirti¨® la regata en una pura supervivencia como pudimos apreciar en las im¨¢genes de televisi¨®n. Este riesgo result¨® fatal a muchas tripulaciones, para las que sus ansias por el oro les alejaron del podio al sufrir vuelcos durante la prueba. Adem¨¢s, nadie se preocupaba de marcar a un barco croata que la gran mayor¨ªa no entend¨ªa qu¨¦ hac¨ªa por all¨ª.
Los daneses hicieron los Juegos de su vida. No se encontraban en el grupo que optaba a medalla y, sin embargo, fueron paso a paso escalando posiciones hasta llegar al ¨²ltimo d¨ªa como l¨ªderes destacados. Pero, a veces, la vida nos juega malas pasadas como la que les ocurri¨® a ellos antes de la ¨²ltima prueba, pero que un comit¨¦, del que discrepo mucho su decisi¨®n, se encarg¨® de reconducir.
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