"S¨®lo o¨ªa a gente que gritaba: '?Me ahogo!"

Mientras en la pista de la T-4 continuaban las labores de rescate de los cad¨¢veres, una flota de ambulancias cruzaba Madrid a toda velocidad en direcci¨®n a seis hospitales p¨²blicos. Hay 19 supervivientes de la tragedia: dos muy graves, 12 graves, tres con pron¨®stico reservado, dos leves. Algunos se debaten entre la vida y la muerte; otros, milagrosamente, salieron conscientes del avi¨®n. Sus familiares y amigos se agolpaban ayer en las salas de espera de los hospitales.

LA PAZ "Hay un Rafael, pero no sabemos si es su familiar"

"No s¨¦ d¨®nde est¨¢ mi hermano", dice una mujer antes de encontrarlo en coma

Los centros m¨¦dicos se prepararon para una avalancha que no lleg¨®

"S¨ª, ?d¨ªgame? ?22 a?os? No, esa persona no ha ingresado en el hospital. S¨ª, ¨¦l llevaba una esclava en una mu?eca en la que est¨¢ escrito por dentro Judith y por fuera Isaac. Tomo nota. Si hubiera alguna noticia, le llamar¨ªamos". Es la voz de una facultativa en la sala profesor Ortiz V¨¢zquez del hospital de La Paz. Los tel¨¦fonos suenan cada tres segundos en una loter¨ªa macabra. Noriega Rey, Murillo Rico, Alonso Alonso, Gallego Ortega; Ana y Mar¨ªa, dos hermanas menores de edad... Los nombres por los que preguntan desesperados al otro lado de la l¨ªnea se suceden como letan¨ªas. Caos.

"S¨ª, es un ni?o peque?o, rubio con el pelo rizado...". Los familiares se aferran a sus m¨®viles y a la esperanza de que los nombres est¨¦n en la lista. A cada lado de esa sala hay dos mesas. Encima, c¨¢psulas de valium. La lista de pasajeros llega al hospital de la mano de un hombre de acento extranjero, reci¨¦n enviado por el consulado alem¨¢n. "Es absolutamente confidencial", dice. "Ah¨ª est¨¢n los nombres de los posibles pasajeros de nacionalidad germana". Viste traje claro, corbata encarnada como el fuego.

Estrella Moreno entra en las Urgencias con los ojos desorbitados. "No s¨¦ d¨®nde est¨¢ mi hermano, no lo s¨¦...". Ni ¨¦l ni su cu?ada aparecen. Regresaban a Gran Canaria tras pasar las vacaciones en Madrid. A los pocos minutos, una llamada desde el interior pone fin a la tensa espera. Se escucha a un enfermero intentando tranquilizar a Estrella: "Hay un Rafael en observaci¨®n, pero no sabemos su apellido. Est¨¢ en el box n¨²mero 5..." Al rato, Estrella identifica a su hermano. Inconsciente, en coma. Una hora m¨¢s tarde, la mujer merodea por la sala de espera del hospital: "Nos han dicho que no es de los que peor est¨¢..." Pero su alegr¨ªa es relativa. "No sabemos nada de mi cu?ada. No la encuentran. O est¨¢ en otro hospital o est¨¢ en Ifema". All¨ª, en Ifema, se ha instalado el tanatorio.

Los 11 heridos que ingresaron en La Paz lo hicieron en un intervalo de hora y media. Muchos entraron abrasados, y al final del d¨ªa los servicios de emergencias reduc¨ªan la cifra a siete. Uno de ellos muri¨® poco despu¨¦s.

"?Quemaduras de segundo y tercer grado en el 70%!", grita el conductor de una ambulancia nada m¨¢s frenar. R¨¢pidamente, unos enfermeros sacan a un hombre quemado, ennegrecido de la cabeza a los pies, inconsciente. Al rato, una m¨¦dica de la ambulancia limpia la camilla. Al preguntarle si hab¨ªa visto alguna vez algo as¨ª, el gesto se le tuerce. Es el s¨ª m¨¢s evidente: "No podemos decir nada..."

Entre sollozos, Sergio cuenta c¨®mo dos de los pasajeros, una pareja de reci¨¦n casados a los que se siente muy unido, viajaban de vuelta a Ingenio, el pueblo de ¨¦l, en Gran Canaria, el d¨ªa despu¨¦s de haber celebrado su enlace en Parla. La suerte tambi¨¦n atrap¨® a otros tres amigos.

RAM?N Y CAJAL "?Lleva una alianza?".

"?S¨ª, es ella!"

Un grupo de personas entra atropelladamente en el hospital Ram¨®n y Cajal. Buscan a una mujer llamada Loreto. Pero los m¨¦dicos no saben si la mujer de "entre 50 y 55 a?os" que ha llegado horas antes es ella.

-Vest¨ªa un pantal¨®n color pistacho, explican con desesperaci¨®n los familiares.

-Ya, pero es que no sabemos c¨®mo lleg¨® vestida...

-Ver¨¢, llevaba una alianza...

-?Una alianza donde estaba escrito "Jos¨¦ Luis"?, pregunta entonces un sanitario.

-?S¨ª, s¨ª, es ella!, gritan los allegados de Loreto dando un salto, y enfilan a toda prisa la sala de urgencias.

Los pasillos del Ram¨®n y Cajal est¨¢n llenos de camas vac¨ªas: el hospital se prepar¨® para una avalancha de heridos, pero no hay casi supervivientes. Al final, seis personas ingresadas, incluido un ni?o de seis a?os.

El ni?o ingresado en el Ram¨®n y Cajal volv¨ªa con su hermano a Canarias, donde viven, tras pasar unas vacaciones con sus t¨ªos en la Pen¨ªnsula. A media tarde llegan al hospital varios vecinos de la familia. Est¨¢n desolados, sobre todo porque el otro ni?o a¨²n no ha aparecido.

LA PRINCESA "No volver¨¢ a volar"

"Vengo buscando a mi hija", murmura a la carrera una mujer en la entrada del hospital de La Princesa. Sabe que all¨ª hay dos heridos del accidente, y espera que entre ellos est¨¦ Lourdes. Al rato vuelve a salir, con la desesperaci¨®n en el rostro. All¨ª no est¨¢, y nadie le sabe decir d¨®nde puede encontrarla. Mientras, en la sala de espera, un grupo de trabajadores de Spanair se abrazan y lloran: una de sus colegas, Antonia, azafata de 27 a?os, jienense, est¨¢ en la UVI con la cara quemada. "Es un desastre", aciertan a decir. En ese momento suena el m¨®vil de uno de ellos: le comunican que otro tripulante, tambi¨¦n colega del grupo, ha muerto. La familia de la chica llega de Ja¨¦n a ¨²ltima hora y logra, por fin, hablar con Antonia. "Est¨¢ aterrorizada, dice que no volver¨¢ a volar", afirma su madre.

HOSPITAL NI?O JES?S "?S¨®lo una pierna rota!"

"Es un milagro del cielo. ?El ni?o s¨®lo tiene una pierna rota!". Una enfermera se lo cuenta a un amigo por el m¨®vil. Hablan de un ni?o de ocho a?os, de Ciudad Real. Superviviente. "Fractura leve" es el diagn¨®stico que da Emergencias de la Comunidad de Madrid, y los m¨¦dicos est¨¢n que no se lo creen. Lleg¨® "muy entero" y antes de entrar a quir¨®fano le cont¨® a una enfermera lo que ¨¦l recuerda: "Me acuerdo de despegar. Luego me he despertado y ten¨ªa a un hombre lleno de sangre al lado". Los padres del chaval no aparecen, el hospital los est¨¢ buscando.

12 DE OCTUBRE "S¨¦ que soy un privilegiado"

Un helic¨®ptero de emergencias se posa en el helipuerto del hospital 12 de Octubre. Trae a dos heridos: un joven de 22 a?os con un f¨¦mur roto y una mujer de 60 a?os con fort¨ªsimos golpes en la cabeza y fracturas en las piernas. "S¨¦ que soy un privilegiado", les dice el chico a unos allegados antes de entrar a quir¨®fano. En el vest¨ªbulo del hospital hay rostros que reflejan menos fortuna: una mujer llora desconsolada, tel¨¦fono en mano y con dos maletas a los pies. Un trabajador de emergencias se acerca a darle consuelo.

INFANTA SOF?A "Horas sin informaci¨®n"

Rafael Vidal Rodr¨ªguez, madrile?o de 30 a?os, not¨® c¨®mo el avi¨®n daba un bandazo a la izquierda, otro a la derecha, y luego el golpe. As¨ª se lo relat¨® a sus padres, que ayer suspiraban al encontrarlo vivo en el Hospital Infanta Sof¨ªa: "Cuando despert¨¦ supe que estaba entre un amasijo de hierros, pero ni me di cuenta del fuego. S¨®lo o¨ªa a la gente gritar: '?Me ahogo! ?Me ahogo!". ?l quer¨ªa llamar a su madre y no lograba recordar el tel¨¦fono.

Se salv¨®, y sus padres est¨¢n felices. Pero tambi¨¦n indignados: "Estuvimos siete horas en la T-4 y s¨®lo nos atendieron los psic¨®logos. Ni AENA ni Spanair nos dijeron d¨®nde pod¨ªa estar nuestro hijo, hasta ahora no lo hemos sabido", contaban al filo de la medianoche.

En el mismo hospital est¨¢ ingresada una mujer de 41 a?os que s¨®lo se ha roto una pierna. Los psiquiatras la han aislado: "Es que est¨¢ sufriendo un momento de euforia", comenta un trabajador del hospital. ?Sufriendo? "S¨ª, s¨®lo grita: '?He vuelto a nacer! ?He vuelto a nacer!'. Pero los m¨¦dicos saben que pronto le dar¨¢ el baj¨®n, y quieren estar ah¨ª cuando eso ocurra".

Informaci¨®n elaborada por ?lvaro Corcuera, Manuel Cu¨¦llar, Pablo Linde, Sergio L¨®pez, Ant¨ªa Castedo, Daniel Verd¨², Manuel G. Pascual, Rebeca Carranco y Vera Guti¨¦rrez Calvo.