"El comandante disfrutaba hablando con sus pasajeros"

Con las banderas ondeando a media asta, los corrillos de trabajadores se hac¨ªan y deshac¨ªan a lo largo de todo el d¨ªa de ayer en la central de Spanair en Palma. Todos los presentes conoc¨ªan a alguno de los 10 tripulantes fallecidos en el accidente. Especialmente al comandante Antonio Garc¨ªa Luna, de 38 a?os y residente en Mallorca, y a su piloto auxiliar, Javier Mulet, de 32 a?os y natural de la isla. En el siniestro falleci¨® un tercer piloto de la compa?¨ªa, Jos¨¦ Fern¨¢ndez V¨¢zquez, tambi¨¦n mallorqu¨ªn, que no se encontraba de servicio durante el vuelo.

Garc¨ªa Luna era "un hombre tranquilo", "amable", y "un profesional de primera". De este modo le recuerdan algunos de sus compa?eros. Como buen piloto, su vida fue ajetreada: un continuo ir y venir. Naci¨® en Madrid, pero creci¨® en La Lastrilla, una peque?a localidad segoviana, donde sus padres le dieron una educaci¨®n religiosa. En el colegio, los frailes todav¨ªa se acuerdan de que sol¨ªa participar en actividades solidarias que se programaban fuera del horario lectivo. Ya de muy joven tuvo claro que su vocaci¨®n era pilotar.

La oportunidad le lleg¨® a los veintitantos a?os, al poco de enrolarse en el Ej¨¦rcito del Aire, dentro del 801 Escuadr¨®n de Palma, una unidad de salvamento a¨¦reo. Pilotando un Aviocar 200, particip¨® en misiones de rescate en mar y monta?a, y en la evacuaci¨®n de enfermos y accidentados. Durante estos vuelos de riesgo, jam¨¢s sufri¨® ning¨²n percance. Al cabo de un tiempo, decidi¨® dar el salto a la aviaci¨®n comercial.

Un golpe para las ni?as

Garc¨ªa Luna form¨® familia en Mallorca y se instal¨® con su mujer en la urbanizaci¨®n de Las Maravillas, frente a la playa de Palma y a escasos kil¨®metros del Aeropuerto de Son Sant Joan. Ten¨ªa dos hijas, una de cuatro y otra de 11 a?os. A ellas se refer¨ªa ayer, consternado, un miembro del departamento administrativo de Spanair: "Este golpe ha de ser especialmente duro para sus ni?as. Creo que deber¨ªan saber que, ante todo, su padre fue un gran piloto". Un auxiliar rememora que "era agradable compartir vuelo con ¨¦l porque era cercano, a diferencia de otros pilotos" y concluye: "Era de los que disfrutaba hablando con los pasajeros, explic¨¢ndoles el tiempo que iba a hacer durante el vuelo, la ruta que ¨ªbamos a seguir, o avis¨¢ndoles de alguna vista espectacular que se pod¨ªa divisar".

Javier Mulet, segundo piloto de a bordo en el avi¨®n accidentado, llevaba una carrera mete¨®rica. A sus 32 a?os, trabajaba para Spanair, despu¨¦s de haber pasado varios a?os en Iberworld, una compa?¨ªa charter con la que vol¨® a destinos de medio mundo.