El dedo en la llaga
La guerra de los Balcanes, las Torres Gemelas, Guant¨¢namo, las esculturas de Franco y las pateras son algunos de los acontecimientos elegidos como tema de su trabajo por los artistas espa?oles que hoy se resisten a ver reducido el arte a un subyugante espect¨¢culo de masas o a verlo confinado en el silencio de las salas de los centros y de las galer¨ªas de arte contempor¨¢neo m¨¢s exquisitas. Atrapados entre el espect¨¢culo y el solipsismo, estos artistas optan por ofrecer al espectador una experiencia en la que el poder de seducci¨®n del arte es inseparable del an¨¢lisis, la reflexi¨®n e incluso la invitaci¨®n a la acci¨®n resistente o solidaria. El arte no es para ellos mero entretenimiento ni el solo juego con las extraordinarias posibilidades abiertas a las artes por las nuevas tecnolog¨ªas. El hombre ser¨¢ el Homo ludens reivindicado por Johann Huizinga pero no por ello ha dejado de ser el Zoon politik¨®n de Arist¨®teles.
Es una experiencia en la que el poder de seducci¨®n del arte es inseparable del an¨¢lisis e invitan a la acci¨®n resistente o solidaria
"Cualquier artista m¨ªnimamente informado del devenir del arte y la sociedad no puede menos que ser cr¨ªtico. Los enemigos del arte son la decoraci¨®n y el simulacro", sentencia Fernando S¨¢nchez Castillo, el autor de la pol¨¦mica fuente-escultura de Franco, instalada hace poco en la localidad gallega de Caldas de Reis, que forma parte de la estrategia con la que viene cuestionando el imaginario residual del franquismo.
A una actitud semejante responde Alicia Framis, quien ha dise?ado y expuesto el modelo de un museo dedicado a Guant¨¢namo. En un mundo donde hay tres museos del Holocausto, la idea de construir uno que conmemore los horrores del campo de concentraci¨®n de Guant¨¢namo no es del todo descabellada. E induce a preguntarse por qu¨¦ Estados Unidos construy¨® ese campo y por qu¨¦ se empe?a en mantenerlo abierto.
Joan Fontcuberta se remonta al comienzo de la "guerra contra el terrorismo" mediante 11-S, una doble imagen de las Torres Gemelas sometidas bajo el impacto de los aviones suicidas, compuesta como un rompecabezas por miles de peque?as im¨¢genes recolectadas por un programa de b¨²squeda aleatoria en el Google en el que figuraban unas cuantas palabras clave referidas al asolador atentado terrorista. Si una fotograf¨ªa es siempre m¨¢s que lo que ves, esta obra permite sospechar que en las im¨¢genes del 11-S hab¨ªa, hay, m¨¢s cosas de las que pudimos ver.
Sime¨®n Saiz comparte la misma sospecha, a juzgar por la prolongada serie de pinturas que ha dedicado a descomponer las im¨¢genes period¨ªsticas de la guerra de los Balcanes. En las m¨¢s antiguas, ¨¦l se esforzaba en analizar los efectos ilusionistas propios de la fotograf¨ªa y el v¨ªdeo, y en las m¨¢s recientes, el pixelado caracter¨ªstico de las emisiones televisivas. Pero en todas las etapas de la misma, Saiz ha fotografiado o refotografiado una y otra vez im¨¢genes entresacadas de los diarios y los informativos de la tele siguiendo una estrategia que evoca las sucesivas ampliaciones realizadas por el fot¨®grafo protagonista de Blow up, la pel¨ªcula de Antonioni. En ¨¦sta, las ampliaciones sucesivas permiten al final descubrir que el encuentro furtivo de unos amantes ocultaba un asesinato. Saiz nos invita a descubrir no el crimen de guerra sino las maneras tan refinadas como los media pueden convertirlo en una ins¨®lita experiencia est¨¦tica.
El choque o el di¨¢logo de civilizaciones, el Proceso de Barcelona, la Uni¨®n del Mediterr¨¢neo son los temas pol¨ªticos e ideol¨®gicos que se debaten en torno a la brecha entre Europa, ?frica y Oriente Pr¨®ximo. Santiago Sierra es de los artistas que en este asunto se limitan a poner el dedo en la llaga, como hizo con la acci¨®n 3.000 agujeros realizada en 2002 en un campo de Vejer de la Frontera y registrada en un v¨ªdeo que fue incluido en la exposici¨®n Viva la muerte, clausurada hace poco en el Centro Atl¨¢ntico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria. En aquella oportunidad reuni¨® a un grupo de inmigrantes subsaharianos sin papeles y los puso a cavar en pleno campo, un agujero de 180¡Á70¡Á70 cent¨ªmetros. Los subsaharianos, inquietos ante el aparente sinsentido de la acci¨®n que les hab¨ªa sido encomendada, llegaron a temer que las fosas les estuvieran destinadas.
De la estrategia de utilizar en las acciones art¨ªsticas gente ajena al arte -que es la marca de f¨¢brica de Sierra- se apropi¨® el colectivo Democracia que, en la inauguraci¨®n de su exposici¨®n en la Prometeo Gallery de Lucca (Italia), llen¨® las salas de la misma, con alimentos desechados por una gran superficie cercana e invit¨® a los parados e indigentes de la zona a que entraran y se llevaran cuanto quisieran.
Antoni Muntadas ha abordado la cuesti¨®n del Estrecho de manera distinta de la de Sierra. Lo ha hecho en un v¨ªdeo titulado On translation: Miedo / Jauf, que consiste en la edici¨®n de las entrevistas hechas a habitantes de Tarifa y de T¨¢nger, a quienes pregunt¨® qu¨¦ era el miedo para ellos y cu¨¢les eran los motivos que les empujaban a tenerlo. La obra forma pareja con On translation: Fear / Miedo, un v¨ªdeo de 2005 en el que se ve¨ªa a habitantes de San Diego y Tijuana responder a la misma clase de preguntas. Muntadas ha querido as¨ª llamar la atenci¨®n sobre dos de los puntos calientes de la frontera conflictiva entre el primer y el tercer mundo, donde el di¨¢logo entre las partes parece m¨¢s necesario que nunca. Y de nuevo el contraste con Santiago Sierra, quien, en 2007, intervino en un descampado de Ciudad Ju¨¢rez de M¨¦xico excavando en la tierra desnuda letras de 20 metros de longitud que formaban la palabra "sumisi¨®n". El plan era llenar cada una de esas letras-foso con un combustible al que un d¨ªa y a una hora se?alada le prender¨ªa fuego. La polic¨ªa mexicana lo impidi¨® irritada por lo que consideraba una afrenta a la naci¨®n. Hubo quienes pensaron, por el contrario, que con esta obra Santiago Sierra hab¨ªa puesto otra vez el dedo en la llaga. -
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