'Superman 3'
Bolt lidera a Jamaica en el relevo 4x100 para conseguir su tercer oro y su tercer r¨¦cord mundial
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A la puerta del estadio, en el paseo por el parque tem¨¢tico de la arquitectura del siglo XXI en que consiste el anillo ol¨ªmpico, la alegr¨ªa infantil se traduce en el concurso entre j¨®venes pekineses por hacerse el mayor n¨²mero de fotos posibles con guiris de diferentes pa¨ªses, occidentales, por supuesto. Se le puede llamar esp¨ªritu ol¨ªmpico a ese deseo de confraternizar ic¨®nicamente con gentes de medio mundo. Usain Bolt y sus colegas, que se mueven solamente por el interior del estadio, a la velocidad del rayo, traducen esa alma global en el paso de un testigo. Usain Bolt y sus colegas, Nesta Carter, Michael Frater y Asafa Powell, corrieron ayer la final ol¨ªmpica como ni?os que juegan al pa?uelo o al pillar en la plaza de su pueblo.
Los jamaicanos corrieron la final ol¨ªmpica como ni?os que juegan al pa?uelo
"Les ped¨ª a los compa?eros que lo hicieran por m¨ª, que ellos pod¨ªan", dijo Bolt
Ganaron, como se esperaba, y, como quien no quiere la cosa, batieron el r¨¦cord del mundo, una marca, el orgullo del imperio de la velocidad, Estados Unidos, de su mec¨¢nica y de su ingenier¨ªa del sprint, que llevaba 16 a?os escrita, desde Barcelona 92, y la firma del hijo del viento, Carl Lewis. Los jamaicanos la reventaron por 30 cent¨¦simas (de 37,40s bajaron a 37,10s), suficientes para que el pollo Bolt, el rey del Nido, sumara su tercer oro ol¨ªmpico acompa?ado de su correspondiente r¨¦cord mundial, para que Jamaica completara el copo de la velocidad, para que el atletismo recobrara, aunque s¨®lo fuera por una noche m¨¢gica, la inocencia perdida con tanto esc¨¢ndalo de dopaje. Lo celebraron bailando. Fue la tercera, la ¨²ltima tarea china, de Superman, como Michael Johnson bautiz¨® al prodigio de Trelawny, donde las monta?as azules.
"Les ped¨ª a los chavales que lo hicieran por m¨ª, que ellos pod¨ªan", dijo Bolt, que se hab¨ªa tomado tan en serio el juego que eligi¨® correr la curva, su curva, la del prodigioso r¨¦cord de los 200m, en lugar de quedarse con el ¨²ltimo relevo, la ¨²ltima recta, la que simboliza el triunfo del equipo. "Y ellos me dijeron, 'tranquilo, estamos contigo'. Y hemos batido el r¨¦cord". Carter, el primero del clan, sali¨® fatal y no corri¨® mucho mejor. Su tiempo de reacci¨®n fue superior a las dos d¨¦cimas y su transmisi¨®n del testigo, manifiestamente mejorable. La recta de Frater tampoco pasar¨¢ a la historia de la velocidad, pero toda la vulgaridad se transform¨® en f¨¢bula, en cosa de dibujos animados, por supuesto, a la entrada de su curva donde le esperaba, de espaldas, contando mentalmente hasta diez antes de empezar a acelerar, a mover su enorme carcasa a la velocidad de la luz, Usain Bolt.
El pollo volvi¨® a transformarse, bip, bip, en rayo, a desafiar a las fuerzas que tan bien catalog¨® Newton y a trazar la curva como si fuera una recta, sin descarrilar. A la salida le esperaba Powell, a quien, como en Osaka, hace un a?o, el fracaso individual le devuelve la alegr¨ªa de correr en equipo. Recibi¨® el testigo y el aliento de Bolt, que corri¨® tras ¨¦l la recta, 30, 40 metros, gritando, ?go! ?go! ?go! No lo necesitaba Powell, que requer¨ªa, no el oro, que ya estaba ganado, sino el r¨¦cord, m¨¢s a¨²n que su compa?ero y aceler¨® como nunca hasta la meta. Necesitaba vocear Powell, quien como todo sprinter, est¨¢ m¨¢s hecho de soberbia que de humildad; necesitaba proclamar su reino. "Jamaica es la capital mundial del sprint", dijo. Y Bolt, m¨¢s exaltado a¨²n, grit¨®: "Hemos conquistado el mundo y los hemos conquistado para quedarnos para siempre".
Aunque ninguno de los dos bati¨® tres r¨¦cords en el camino, Jesse Owens y Carl Lewis, los dos dioses del atletismo norteamericano, ganaron cuatro medallas de oro en unos solos Juegos, los de Berl¨ªn 36 y los de Los ?ngeles 84. Ambos, buenos saltadores, a?adieron al triplete del velocista -100, 200 y relevo-, la longitud. Ambos, adem¨¢s, adquirieron con sus victorias un valor simb¨®lico muy preciso. Aquel verano de 1936, Owens fue el negro que le restreg¨® a Hitler bajo su bigote la falacia de sus teor¨ªas de la superioridad aria; en 1984, en Los ?ngeles, Lewis, el negro que en su perfecci¨®n gestual, en su eficiencia mec¨¢nica, personific¨® la idea de superpotencia que a¨²n manejaba su presidente, Ronald Reagan. Anoche, en Pek¨ªn, a pocos kil¨®metros de Tiananmen y del retrato de Mao sobre los muros de la Ciudad Prohibida, Bolt fue la alegr¨ªa, la inocencia a ritmo de reggae, que no renuncia a ser el motor del cambio del mundo.

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