Silencio y l¨¢grimas en el cementerio de la Almudena
Un hombre de unos 50 a?os sale de un edificio en penumbra en el cementerio de la Almudena. Se enciende nerviosamente un cigarrillo y se apoya contra una farola. Una psic¨®loga camina detr¨¢s de ¨¦l. "Yo no s¨¦ qu¨¦ hago aqu¨ª", dice el hombre, con los brazos abiertos y expresi¨®n de desesperaci¨®n. "?D¨®nde est¨¢ mi hija? Son ya muchos d¨ªas de ir a hospitales para nada".
Un rato despu¨¦s, los psic¨®logos le llevan de nuevo a ¨¦l y a su hijo hacia el interior del edificio, habilitado para reconocer los restos de los fallecidos en el accidente del vuelo JK5022 del pasado mi¨¦rcoles, que se ha cobrado hasta ahora 154 vidas.
Familiares destrozados an¨ªmicamente desfilan estos d¨ªas por los jardines del cementerio madrile?o, escoltados por psic¨®logos, miembros del Samur y polic¨ªas. Son conscientes de que les queda un mal trago por pasar. Uno m¨¢s. Entran y salen del edificio de los reconocimientos, acordonado por la polic¨ªa y junto al que hay instalada una carpa del Samur. All¨ª se encontrar¨¢n con lo que han venido a buscar. Les ha llegado la hora de enfrentarse a la verdad.
Ayer acudieron al recinto un m¨ªnimo de cuatro familias para reconocer los cuerpos de sendos parientes -los responsables del dispositivo no quisieron confirmar el n¨²mero exacto de visitas recibidas-. Hasta ayer por la noche se hab¨ªan identificado 53 cad¨¢veres, seg¨²n declar¨® el ministro de Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba.
La primera parada para los familiares llamados a reconocer a sus allegados es el edificio que queda fuera del recinto. Es all¨ª donde el equipo de psic¨®logos y los coordinadores del servicio de emergencias los preparan para lo que van a ver y les informan del papeleo al que deben enfrentarse. Un muro de ambulancias, furgonetas del Samur Social y de la polic¨ªa protege a los familiares de las c¨¢maras de la prensa, que acechan desde la acera opuesta.
El silencio sepulcral del edificio contrasta con el bullicio del mercadillo instalado como cada s¨¢bado por la ma?ana a unos 100 metros del cementerio. Algunos curiosos merodean por el lugar. "Los periodistas y los polic¨ªas nos espantan a la clientela", se queja Juana, la dependienta de la florister¨ªa que queda frente al edificio que orienta a los familiares. "Todo este jaleo es muy parecido al del 11-M", apostilla.
"El protocolo que seguimos es el mismo que en el 11-M, aunque muy mejorado", comenta un empleado de Parcesa, el servicio funerario. Uno de los miembros del Samur Social que esperan la llegada de m¨¢s familiares de v¨ªctimas matiza que, "como m¨ªnimo, esta vez se sabe la lista de nombres de la gente que hay que identificar".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.