Deferr, Rafa, y despu¨¦s... nada
La gimnasia espa?ola vive de los talentos individuales y de un modelo agotado
"Espa?a no puede vivir de uno o dos entrenadores, de uno o dos gimnastas geniales". La frase, casi un lamento, podr¨ªa venir de un perdedor, pero la dice Alfredo Hueto, el entrenador de Gervasio Deferr, tres Juegos Ol¨ªmpicos, tres medallas. Si no fuera por su pupilo m¨¢s ilustre, ese ni?o que conoci¨® cuando ten¨ªa cinco a?os dando brincos en Barcelona y que cumplir¨¢ 28 en noviembre, el balance de la gimnasia espa?ola en Pek¨ªn ser¨ªa nefasto. Sin rodeos. Su plata en suelo y el diploma de otra superveterana, Almudena Cid -cuatro Juegos, cuatro finales en r¨ªtmica- han salvado la cara de un modelo que hace agua desde hace a?os, pero al que hasta el momento le hab¨ªan salvado los resultados: cuatro medallas desde Sidney 2000: dos oros en salto y la plata en suelo de Gervi y el bronce de Patricia Moreno.
"Hay dinero y se cuida a los deportistas. Falla la gesti¨®n", dice el entrenador de 'Gervi'
Con la excepci¨®n del catal¨¢n, los resultados han sido nefastos
Desde que en 1952 el gran Joaqu¨ªn Blume inaugurara de forma discreta la participaci¨®n espa?ola en unos Juegos, la gimnasia espa?ola ha ido ascendiendo pelda?o a pelda?o. Desaparecida la leyenda en un accidente a¨¦reo y dominado el deporte por los gimnastas sovi¨¦ticos, malvivi¨® hasta Barcelona 1992 en la mediocridad. Algo mejor las chicas, que, al menos desde Los ?ngeles 1984 hasta Atenas 2004, han participado siempre con el equipo completo (los 12 mejores del mundo se ganan este derecho), lo que mide el nivel de la gimnasia en un pa¨ªs.
Laura Mu?oz fue el primer producto de un modelo que se estableci¨® all¨¢ por Mosc¨² 1980 y que perdura con algunas variaciones. Es el modelo Carballo, nombre del seleccionador. Desde hace un cuarto de siglo, el t¨¦cnico gallego moldea a todas las gimnastas que quieren ser algo en el equipo. Las que son de fuera de Madrid se mudan al piso tutelado que la federaci¨®n tiene junto al Centro de Alto Rendimiento de la capital espa?ola.
Nadie discute su calidad. Ha sido un modelo exitoso hasta hoy: quintas en Barcelona, Sidney y Atenas, con estrellas como Elena G¨®mez y Esther Moya, que luchaban por las medallas. Pero, sea por el aumento de competencia, por la mala suerte de las lesiones, por la ausencia de un prodigio como Deferr o por una mezcla de todo ello, el caso es que los de Pek¨ªn han sido los primeros Juegos sin equipo de gimnasia femenino desde Mosc¨². "Sin equipo, est¨¢s hu¨¦rfano. Se te acaban las opciones", reconoce Carballo, quien alaba la actuaci¨®n de L¨¦nika de Simone -de medallista europea a 47? clasificada- y Laura Campos (49?).
En el otro lado del gimnasio, el de los chicos, las cosas han ido un poco mejor, pero tampoco es para tirar cohetes. Si se deja al margen la medalla de Deferr, un prodigio irrepetible que, por mucho que intente alargar su carrera, tendr¨¢ muy dif¨ªcil llegar a Londres 2012, el equipo no ha logrado sus objetivos. Y se las promet¨ªa felices en sus terceros Juegos consecutivos con equipo completo. Pero ni se meti¨® en la final ni Rafa Mart¨ªnez, campe¨®n de Europa en 2005, ha estado a la altura pese a acabar d¨¦cimo.
Por eso es la hora de redefinir el modelo, menos centralizado que el caso de las chicas. "Hay dinero de sobra", reflexiona Hueto; "se est¨¢ cuidando mucho a los deportistas y hay instalaciones. Falla la gesti¨®n". Saber ad¨®nde se quiere ir a medio plazo.
Al entrenador de Deferr le gusta el sistema franc¨¦s, que se ha llevado dos medallas de Pek¨ªn y que integran media docena de centros de ¨¦lite, coordinados por un director t¨¦cnico y un seleccionador. Carballo admite que es necesaria cierta descentralizaci¨®n: "Que los entrenadores trabajen en sus centros y vayan asimilando la alta competici¨®n". En Espa?a, por ahora, Madrid manda.
El riesgo de no cambiar, admiten ambos, es ir hacia atr¨¢s, a aquellos a?os en los que la gimnasia espa?ola se hund¨ªa en mitad de la tabla. S¨®lo que en lugar de rusos ahora hay chinos: de los 14 oros repartidos en la espectacular competici¨®n de Pek¨ªn, se han llevado nueve.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.