sexo, sudor y l¨¢grimas
Una de las parafilias m¨¢s inquietantes que he descubierto este verano es la llamada sudorofilia, esto es, la debilidad por el sudor. Las gotitas, manantiales y charcos que desprenden nuestros cuerpos y los hacen resbalar unos contra otros son una m¨¢s de esas bizarras fuentes de placer sexual, como los orines o la ropa sucia.
El universo de los sudorof¨ªlicos es muy grande. Desde el roc¨ªo del bozo hasta las camisetas mojadas. Y el adicto a la transpiraci¨®n espera con una sonrisa en los labios la llegada del verano para ver de cerca c¨®mo trabajan nuestras gl¨¢ndulas sudor¨ªparas. Como el protagonista de El perfume con los olores, el sudorof¨ªlico roba sudores: se introduce en el metro a hora punta, se apunta a gimnasios y saunas, acude subrepticiamente a megadiscotecas para empaparse de secreciones de preferencia salinas, que caen como l¨¢grimas de la cabeza a los pies de sus "v¨ªctimas". Al saludar a alguien va directo al cuello, cuando puede acaricia las espaldas hidratadas y no hay nada m¨¢s morboso para ¨¦l que irse con el rostro ba?ado de transpiraci¨®n ajena. Lo ver¨¢s pegado a tus sobacos, masturb¨¢ndose con tu ropa del gym y rog¨¢ndote que no te ba?es para conservarte guarri para ¨¦l. Hacer el amor con un sudorof¨ªlico es aceptarte como el canal por el que discurren los r¨ªos del goce.
?ltimamente he pensado que yo podr¨ªa ser una sudorof¨ªlica m¨¢s. No es tan raro, el a?o pasado un grupo de investigadores de la Universidad de Berkeley revel¨® que lo que m¨¢s despierta el deseo er¨®tico en una mujer es el sudor, por encima de la mirada o el culo de un hombre. Al parecer, el truco es una feromona llamada androstenediona que suele ser usada en la fabricaci¨®n de perfumes y que es la causa del sobado "olor a hombre". Pero qu¨¦ hay del sudor de las mujeres. Mi propio sudor, por ejemplo, tiene un aroma que, aunque no es propiamente afrodis¨ªaco, siempre he encontrado perturbador. El perfume que exuda mi frondosa caballera suelta y humedecida por el calor huele a miga de pan horneado.
Y en medio de estas serosidades, leo ahora que la ex Miss Gran Breta?a -y participante del Gran Hermano ingl¨¦s-, a la que le quitaron el t¨ªtulo por posar desnuda para Playboy, odiaba verse fotografiada con un mapa de humedad bajo cada axila cada vez que saludaba mon¨¢rquicamente con la mano. Por eso, previo pago de algunos miles de euros, decidi¨® operarse para evitar la sudoraci¨®n. ?Y si se impusiera un movimiento antisudoral de orden planetario que nos dejara secos? Para el sudorof¨ªlico ser¨ªa el Apocalipsis. Para m¨ª, que estoy enamorada de un hombre que sufre hiperhidrodis -una afecci¨®n que hace que le suden espont¨¢nea y excesivamente las manos- no hay nada como unos vaporosos y tibios dedos recorri¨¦ndome.
Gabriela Wiener es autora del libro Sexograf¨ªas (Melusina, 2008).
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