Admiraci¨®n e hipocres¨ªa
Hemos asistido estas semanas a la admiraci¨®n del mundo ante la eficacia de China. Hemos tenido que soportar las justificaciones y la hipocres¨ªa de los Gobiernos, del COI y de muchos medios de comunicaci¨®n que sosten¨ªan que los Juegos iban a ayudar a la "apertura China", que la situaci¨®n estaba mejorando. ?Qu¨¦ hay detr¨¢s de todo ello?
Es bien sabido que China es una pieza imprescindible para el sistema econ¨®mico mundial (tanto para la producci¨®n como para el consumo). Por otro lado, se ha dado la novedad en la historia de comprobar que la mezcla de dictadura y capitalismo salvaje es muy eficaz para los intereses de las multinacionales de todo el mundo. Era necesario por tanto bendecir internacionalmente el sistema chino, qui¨¦n sabe si para que se vaya extendiendo.
Pero la cosa es m¨¢s retorcida. Como los occidentales somos las democracias buenas y el Gobierno chino el malo, es necesario mantener una pose de protesta, para que no se note mucho nuestra complicidad con semejante gigante explotador. Por eso, los medios de comunicaci¨®n han sacado a la luz algunas protestas por la situaci¨®n del T¨ªbet. Esta reivindicaci¨®n, siendo justa y necesaria, no deja de situarse en el ¨¢mbito de los nacionalismos y nos deja libres de culpa y buena conciencia a los dem¨®cratas occidentales. ?Por qu¨¦ no se ha dicho ni una palabra de la persecuci¨®n religiosa? ?por qu¨¦ no se ha denunciado la explotaci¨®n laboral, incluso de ni?os, de las multinacionales en China? No s¨®lo la ropa de marca que luc¨ªan los deportistas que sal¨ªa a todas horas en las pantallas, sino que hasta los mismos productos de merchandising avalados por el COI se fabrican en condiciones de explotaci¨®n salvaje (incluso infantil). Cuando el COI oblig¨® a los deportistas a no hacer declaraciones pol¨ªticas, no se dijo que el mecanismo m¨¢s eficaz para su silencio eran los contratos de publicidad que tienen con sus marcas deportivas, que expl¨ªcitamente les proh¨ªben comprometer la imagen de la marca.
No nos dejemos enga?ar, el superestadio que el mundo ha admirado no es m¨¢s que sudor y sangre concentrados. El gran drama de China es la explotaci¨®n y la esclavitud infantil al servicio de nuestro consumismo, y nada de eso va a cambiar con los Juegos Ol¨ªmpicos; todo lo contrario: ya tienen licencia para seguir haci¨¦ndolo por muchos a?os... incluso para exportar el modelo. Que luego no se quejen los trabajadores espa?oles cuando les cierren la f¨¢brica.
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