Los seguidores de la senadora se niegan a aceptar la derrota
"?Ni siquiera se le ha tenido en cuenta como vicepresidenta!", se queja una delegada
"Obama, a diferencia de Hillary Clinton, no tiene experiencia. No tiene un buen plan de salud. No sabe nada de pol¨ªtica exterior. Dudo de que sea lo suficientemente patriota. Y no me gusta c¨®mo ha sido designado. Los que inclinaron la balanza a su favor fueron los superdelegados, que son elegidos por el partido y no por los electores.
Hillary Clinton llama a la unidad, pero algunos creen que lo hace sin convicci¨®n
Se ha quitado la voz al pueblo. Desde luego no voy a votarlo el mi¨¦rcoles, y tampoco en noviembre". Son palabras de Mary Fierro, delegada de Fresno, California, seguidora incondicional de Hillary Clinton y perfecto ejemplo de la divisi¨®n que reina estos d¨ªas en Denver dentro de los delegados dem¨®cratas que deben nombrar al pr¨®ximo candidato a la presidencia de Estados Unidos. Muchos, como Fierro, saben que el elegido ser¨¢ inevitablemente Obama, pero van a pelear hasta el ¨²ltimo segundo por su candidata.
Fierro, una veterana maestra con padres mexicanos, siente que Clinton ha sido ultrajada, especialmente despu¨¦s de la designaci¨®n del senador de Delaware Joe Biden como candidato a vicepresidente. "Ya tuvimos bastante con ver c¨®mo se trataba sin respeto a Hillary por ser mujer, c¨®mo se tuvo que apartar de la carrera injustamente y ahora sufrimos una ¨²ltima humillaci¨®n, ?que ni siquiera sea considerada como vicepresidenta!", se indigna. "Yo he votado en cada elecci¨®n desde que ten¨ªa 18 a?os. Siempre por los dem¨®cratas. Pero este a?o, como muchos amigos m¨ªos, o no lo har¨¦ o votar¨¦ por McCain. Quiz¨¢ incluso escriba el nombre de Hillary en la papeleta, como ¨²ltimo gesto simb¨®lico de gratitud".
Por las calles de Denver y por los pasillos del Pepsi Center circulan incesantemente hombres y mujeres especialmente estas ¨²ltimas- con camisetas, chapas, gorros, pegatinas y banderas de apoyo a Hillary. Hay varios grupos que convocan reuniones y manifestaciones. No s¨®lo est¨¢n indignados sino que quieren que su furia quede bien patente ante los miles de periodistas que pueblan la ciudad. Mientras tanto la senadora, que en la noche de ayer ten¨ªa que ofrecer en prime time su gran discurso en la Convenci¨®n, hace llamamientos a la unidad. Pero algunos se preguntan si con la intensidad necesaria.
Clinton tuvo dos apariciones p¨²blicas el lunes, el d¨ªa que se inauguraba la Convenci¨®n. La primera fue un desayuno con los dem¨®cratas de Nueva York y la segunda, una reuni¨®n sectorial con hispanos. En ambas pidi¨® apoyo para el senador Obama, pero sin apenas ensalzar al candidato, centr¨¢ndose sobre todo en la necesidad de sacar a los republicanos de la Casa Blanca y en acabar con las pol¨ªticas de los ¨²ltimos ocho a?os.
Los hispanos la recibieron en pie y con una larga ovaci¨®n. Este grupo fue una de las bazas m¨¢s importantes para Clinton en el largo proceso de las primarias, y jugar¨¢n un papel fundamental en las elecciones de noviembre. Sus votos son esenciales en estados clave como Nevada, Nuevo M¨¦xico o Florida, y el equipo de Obama sabe que tiene que convencer a todos los seguidores de Hillary de que ¨¦l defender¨¢ mejor sus intereses que John McCain.
"Ahora debemos unirnos en torno al pr¨®ximo presidente de Estados Unidos, Barack Obama", dijo Clinton. "Debemos recordar por qu¨¦ estamos peleando. No s¨®lo para elegir a una persona particular como presidente sino para que nos devuelvan nuestro pa¨ªs. Quiz¨¢ comenzamos desde distintos caminos, pero ahora estamos todos en el mismo viaje". La senadora se desmarc¨® de inmediato de los ¨²ltimos anuncios del republicano McCain, que est¨¢ usando contra Obama las duras palabras de Hillary durante las primarias. Bromeando sobre la frase con la que los candidatos dan su visto bueno a los anuncios electorales, dijo "Soy Hillary Clinton, y no apruebo este mensaje".
La multitud de hispanos la aplaudi¨® enfervorizada. "You go, girl" [Adelante, chica] le gritaba una mujer de mediana edad con l¨¢grimas en los ojos. Otra dec¨ªa a una amiga: "?l nunca nos ha hablado as¨ª". Una delegada de Kansas que apoya a Obama, Teresa Garza, se alegraba del mensaje de unidad. "Espero que sea sincera. Debe ser duro para ella aceptar la derrota, pero es su obligaci¨®n hacerlo por el bien del partido y del pa¨ªs. Hay mucho en juego".
En el Pepsi Center, cuando aparece en pantalla alguna imagen de Clinton los delegados se encienden. Sonya Jaquez, delegada de Colorado, con bolso y sombrero morados forrados de chapas y pegatinas de Hillary, dice que quiz¨¢ considere votar a Obama en noviembre, pero que tendr¨¢ que convencerla. "Hasta ahora s¨®lo habla de esperanza y cambio pero no concreta nada. Y ya va siendo hora".
El partido dem¨®crata necesita urgentemente cicatrizar las heridas. Obama y su equipo, conscientes de que no considerar a Clinton como vicepresidenta ha sido un ¨²ltimo y fuerte agravio para algunos, no dejan pasar las oportunidades de honrarla. Saben que tuvo 18 millones de votos que ellos van a necesitar. La mujer del candidato, Michelle, aprovech¨® su emotivo discurso del lunes por la noche para rendirle un homenaje. Habl¨® de su gran haza?a. "Gracias a ella nuestros hijos e hijas pueden ahora perseguir sue?os m¨¢s importantes, y yo misma estoy un poco m¨¢s arriba". Y Michelle Obama aplaudi¨® con cara de respeto junto a los 20.000 asistentes que llenaban el pabell¨®n.
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