Estilo Guardiola
El t¨¦cnico azulgrana intenta acabar con el absentismo laboral de la ¨¦poca de Rijkaard y entrena como jugaba: entendiendo que el oficio se dignifica con la dedicaci¨®n
Pep Guardiola (Santpedor, Barcelona; 37 a?os), t¨¦cnico del Bar?a, tiene una pelota de f¨²tbol en la cabeza. Como jugador, no fue r¨¢pido, habilidoso en el desborde o certero en el disparo, pero como el 4 de Cruyff mov¨ªa la pelota de maravilla y hac¨ªa que sus compa?eros se desplegaran a una velocidad vertiginosa. Ahora entrena como jugaba, entendiendo que el oficio se dignifica con la dedicaci¨®n. Y exige lo mismo a sus futbolistas. Tanto, que de un plumazo ha borrado las malas costumbres y el absentismo laboral que defin¨ªan al equipo en los cursos pasados. "Si piensan que voy a ser blando, se equivocan", anuncia Guardiola. "Es tan enfermo del f¨²tbol como del orden y sus m¨¦todos", le describen desde el vestuario.
Hace tres a?os, el Bar?a conquist¨® la Champions con un juego soberbio, de presi¨®n avanzada y circulaci¨®n endemoniada de la pelota. Tras el ¨¦xito, el equipo se desbrav¨® y tanto la directiva como el t¨¦cnico [Frank Rijkaard] y sus jugadores, se dejaron llevar, al punto que delegaron sus funciones en el vecino. Se desvaneci¨® el f¨²tbol al tiempo que se perdieron los t¨ªtulos. El p¨²blico del Camp Nou, que puso en entredicho la continuidad de Laporta —super¨® una moci¨®n de censura y la asamblea de compromisarios, donde puso su cargo a disposici¨®n—, achac¨® el baj¨®n a las juergas de Ronaldinho, al pasotismo de Deco y a la locuacidad de Eto'o. "Ninguno de ellos entra en mi cabeza", revel¨® Guardiola, que despu¨¦s se retract¨® y se qued¨® con el ariete africano por la falta de ofertas y por su buen rendimiento en los ¨²ltimos metros. Todo ha cambiado. Obsesionado con los detalles, Guardiola lo controla todo. Desde la preparaci¨®n f¨ªsica a la alimentaci¨®n; desde las t¨¢cticas a las salidas nocturnas.
Los futbolistas aparcan los coches en el Camp Nou a las 8.30 de la ma?ana. Deben acudir al comedor del estadio para desayunar cereales o fruta. No es casual; Esteban Gorostiaga y su equipo m¨¦dico de fisiolog¨ªa aplicada al deporte de ¨¦lite controlan la alimentaci¨®n de la plantilla. "A Messi le han suprimido las chucher¨ªas", cuentan desde el club. Una hora m¨¢s tarde, los jugadores salen al campo a entrenarse. Y a las 12.30, ya duchados, regresan al restaurante. Arroz, verduras, ensaladas, carnes, y fruta de postre. Tras la siesta en casa, entrenamiento vespertino con id¨¦ntico protocolo.
Todo bajo las ¨®rdenes de Guardiola. Graba alg¨²n que otro entrenamiento o partido, exige a los jugadores desplazarse por las instalaciones a pie —antes iban en coche—, s¨®lo otorga unos minutos para el descanso o para beber agua, no les tolera que se escabullan de las ruedas de prensa o de la zona mixta, y les obliga a meterse en una piscina helada, mantenida a 12 grados, despu¨¦s de los entrenamientos duros. "Sirve para recuperarse de la fatiga muscular y de las microcontusiones", explican desde el ¨¢rea m¨¦dica. Ha puesto, adem¨¢s, un toque de queda: a las doce de la noche cada uno tiene que estar en su casa.
Tanto en Escocia como en Estados Unidos —los ¨²nicos entrenamientos a puerta abierta hasta el momento—, Guardiola se pon¨ªa las manos a la espalda cuando Lorenzo Buenaventura dirig¨ªa los ejercicios f¨ªsicos. Pero al sacar los balones de las redes, a Guardiola se le iluminaba la cara, se le activaban los brazos a modo de molinillo, y charlaba con todos con ¨¦nfasis y distendidamente. "Nos explica el f¨²tbol", concede Xavi. Todo bajo el 4-3-3 que quiere imponer.
Al portero le hace jugar adelantado, en el borde del ¨¢rea grande. "Es un riesgo divertido. Lo hace para que ayudemos en la presi¨®n del equipo", detalla Vald¨¦s. "Jugar as¨ª implica concentraci¨®n y estar bien posicionado porque no podemos quedarnos a media salida", agrega Pinto. La defensa, remozada en grado superlativo, tambi¨¦n tiene ¨®rdenes concisas. "Quiere que estemos bien adelantados, dejando metros entre nuestra l¨ªnea y la porter¨ªa", se?ala Sylvinho. "As¨ª se juega en el Bar?a desde la cuna", resuelve Piqu¨¦. "Con el bal¨®n en los pies, nos exige que lo juguemos", a?ade M¨¢rquez; "est¨¢ prohibido el pelotazo para arriba". Alves, como lateral derecho, cobra importancia capital. "Me dice que puedo subir por la banda y ser el origen las jugadas", indica. Hasta que el bal¨®n alcanza a la siguiente l¨ªnea, a la media.
"Nos pide que no perdamos la pelota, que la movamos con precisi¨®n", explica Keita. "Pero siempre solicita que la juguemos r¨¢pido", abunda Tour¨¦. "Quiere, en el fondo, que gobernemos los partidos desde el medio", incide Iniesta. "A m¨ª, personalmente, me quiere de tres cuartos de campo para arriba. Cerca del ¨¢rea rival para chutar y participar en las segundas jugadas o las llegadas desde atr¨¢s", rese?a Xavi. Que el cuero, s¨ª o s¨ª, tenga su punto final en el ¨¢rea opuesta. "Quiere que marque goles, claro", indica Eto'o. "Y sin la pelota, que presionemos arriba porque as¨ª es m¨¢s f¨¢cil hacer goles", apostilla Henry. A Pedro, sin embargo, nada le sorprende. "Son los mismos conceptos que en el filial. No cambia nada", apunta.
El vestuario acepta todo de buen agrado. "Son sacrificios que valen la pena", esgrime Sylvinho. "Todo esto tiene muy buena pinta", confirma M¨¢rquez. "Es el m¨¦todo ideal para alcanzar ¨¦xitos", remacha Xavi. Pero Keita recuerda: "Trabajo, mucho trabajo". Al tiempo, Guardiola sonr¨ªe satisfecho. Es su m¨¦todo y lo llevar¨¢ hasta las ¨²ltimas consecuencias. Pase lo que pase.
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