Sol y playas de 'todo a cien'
Los turistas reducen el consumo y se 'encierran' en hoteles y apartamentos - La crisis revienta los precios y genera p¨¦rdidas millonarias en el sector
El turismo playero es una sombra de lo que fue. D¨®nde antes hab¨ªa que sortear toallas y cuerpos para plantar la sombrilla, se apilan ahora las tumbonas de alquiler en la arena vac¨ªa; en las costas tradicionales de veraneo, los restaurantes y los hoteles colgaban cada mes de julio el cartel de completo. Ahora, sin embargo, ofertan comida, bebida y cama a precio de saldo. La dr¨¢stica reducci¨®n de los beneficios del sector hotelero y de restauraci¨®n les obligan a ello.
Los turistas han cambiado: muchos extranjeros han optado por playas donde el trueque de moneda se hace en d¨®lares en lugar de en euros. Y los nacionales, que siguen fieles al apartamento o el hotel en las populosas costas del Levante, acortan su estancia y gastan s¨®lo lo imprescindible. Comen en casa, toman copas en la discoteca del hotel y se bajan sus propias sillas hasta la orilla del mar. ?Significa esto el fin del turismo playero de masas? Algunos expertos dicen que no; que la estructura de nuestras costas es lo bastante s¨®lida como para sortear a?os de crisis. Pero los empresarios no ocultan su inquietud.
A las 12.00 de un s¨¢bado de agosto, hay gente apretada en las primeras filas de la playa de Levante. Esto es Benidorm, la ciudad europea por excelencia del turismo masivo, con 40.000 plazas en ristre, 200.000 camas m¨¢s extra-hoteleras y cinco millones de visitantes anuales. Pero tras las sombrillas de la orilla, se ven docenas de tumbonas vac¨ªas, hamacas de las que cuestan tan s¨®lo cuatro euros de alquiler por d¨ªa entero; un espect¨¢culo raro e impactante, ya que, en los ¨²ltimos a?os, han estado todas ocupadas. "Ahora estamos a mitad de lo que deber¨ªamos", dice uno de los responsables de las hamacas. "El a?o pasado, donde hoy sobra tanto espacio, la gente cubr¨ªa la arena", a?ade. Pocos ba?istas se gastan dos euros comprando agua a vendedores ambulantes. A la hora del almuerzo, cerca, en una pizzer¨ªa de primera l¨ªnea playera, no hay m¨¢s de tres mesas ocupadas. Una pareja puede comer por 26 euros, pero esto no es suficiente atractivo.
"En enero, con el turismo de la tercera edad, hab¨ªa m¨¢s gente", asegura una camarera. Al lado del establecimiento, diferentes bares venden entradas anticipadas para las macro-discotecas nocturnas. Por 18 euros, se puede conseguir un tique global para tres de ellas, copas incluidas. "Si quieres gente este verano, tiene que ser as¨ª", explica un relaciones p¨²blicas.
Sin embargo, a media tarde, un hotel cercano de cuatro estrellas tiene en su piscina-jacuzzi un tumulto de clientes. Llevan todo el d¨ªa ah¨ª, tomando daiquiris a tres euros, la mitad de lo que les cobrar¨ªan en una cafeter¨ªa de fuera. Algunos han pasado por el spa. Los ni?os se divierten en una piscina tem¨¢tica. Los ancianos miran deportes en una pantalla gigante de televisi¨®n. Los adolescentes est¨¢n en su propia zona.
Cuando llega la cena, es de buffet libre. Ensaladas, jam¨®n, lac¨®n, croquetas... No es lo que se esperar¨ªa de un cuatro estrellas de nivel, como tampoco lo son las habitaciones. Pero se ha pagado a buen precio, y se disfruta como lujo asi¨¢tico. Luego, para encarar la madrugada, hay discoteca en el hotel con un concurso de misses en el que las clientes participantes lucen el biquini.
Tienen un p¨²blico de turistas espa?oles jalonado de ingleses, alemanes, portugueses y europeos del este. A la ma?ana siguiente, el buffet del desayuno mezclar¨¢ salchichas, alubias, fiambre, boller¨ªa y cava. Una bomba que precede a otro d¨ªa de piscina. "?Para qu¨¦ quieres irte por ah¨ª, si aqu¨ª tienes de todo, y pagado de antemano?", le dice una se?ora gallega a su joven hija.
El fin de semana largo para matrimonio con hijo, con dos buffets, jacuzzi y animaci¨®n, sale ahora en este hotel a 270 euros. "No hemos ido en ocupaci¨®n mucho m¨¢s all¨¢ del 80%", se lamenta uno de los recepcionistas. Es ¨¦poca de vacas flacas. Por eso hay que hacer lo posible para que la gente no se mueva y gaste aqu¨ª todo el dinero. La pensi¨®n completa, la animaci¨®n, la discoteca propia, las bebidas gratis a media tarde en el sal¨®n, las zonas infantiles, los precios f¨¢ciles en d¨ªas punta. Todo eso se ha convertido en una baza que corre como la p¨®lvora en las playas.
El verano espa?ol no ha dejado de vivir horas bajas en sus recaudaciones. Predominan las estancias cortas y el gasto ha descendido en diferentes zonas tur¨ªsticas hasta un 30%. La entrada de turistas extranjeros ha llegado a bajar un 8%, seg¨²n el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Catalu?a y Andaluc¨ªa han perdido numerosos viajeros, aunque ninguna otra comunidad con playa puede alegrarse por buenos resultados. La Coordinadora Espa?ola de Hoteles habla de un descenso de turistas espa?oles de hasta ocho puntos respecto a pasadas temporadas. El norte e interior de la Pen¨ªnsula, as¨ª como la Costa Blanca, la Costa del Sol y la Costa Dorada, pierden visitantes aut¨®ctonos. Y parece que 2009 a¨²n se ve menos halag¨¹e?o. "En algunas costas tenemos hasta 30 hoteles disponibles", explica Fernando Fortea, de la cadena de agencias de viajes Check in Travel, y eso "otros a?os era impensable".
Destinos baratos y competitivos como Aguadulce (Almer¨ªa), Salou (Tarragona) o Tenerife, en Canarias, han estado siempre copados con antelaci¨®n por viajeros de renta media o media-baja. Ahora no. "Los grandes touroperadores globales se han hecho con un n¨²mero menor de plazas hoteleras espa?olas, y ofrecen menos disponibilidad a buen precio", a?ade. ?Las razones? No les ofrece confianza nuestra situaci¨®n, en medio del actual marasmo econ¨®mico internacional. Espa?a ha llegado a un nivel de precios alto tanto para los nacionales como para los extranjeros. El d¨®lar y cualquier otra moneda resultan atractivas frente al euro -y con ello las ofertas reventadas al Caribe o al Mediterr¨¢neo Oriental- y la subida del combustible a¨¦reo perjudica. "Las traves¨ªas de lujo no se han visto afectadas", explica Fortea, "pero el turismo costero de masas, en el que nuestro pa¨ªs es el l¨ªder, s¨ª". El rural y el de camping -que en algunas zonas s¨ª ha llegado a la m¨¢xima ocupaci¨®n- parece en mejor forma, gracias a su baratura. El verdadero combate se libra en las playas y en su hosteler¨ªa t¨ªpica para multitudes.
"Nuestro sector es muy s¨®lido y su estructura no se va a ver muy afectada", explica el soci¨®logo Jos¨¦ Miguel Iribas, especialista en urbanismo y turismo. "Lo que s¨ª se ve afectada es la renta del turista", opina. "No es que llegue a la costa con menos dinero, sino que la misma cantidad le da para menos. Por eso vemos un cambio en nuestro tipo tradicional de ocio masivo". Seg¨²n Iribas, hay un modelo en que los hoteles definen la oferta de ocio. "Hablamos de grandes edificios que aspiran a ser mundos en s¨ª mismos y que ofrecen en su interior todo tipo de posibilidades".
En este caso, la zona territorial aportar¨ªa poco al turista, y son los hoteles los que concentran el ocio. El ejemplo m¨¢s evidente es Las Vegas. "El otro modelo", contin¨²a, "es aquel en el que la ciudad tur¨ªstica se ofrece a s¨ª misma, donde la trama urbana dispone de todo para el entretenimiento". Ser¨ªa el caso de Ibiza, Mallorca, Salou, Marbella, o Tenerife. Para Iribas, el segundo modelo resulta m¨¢s din¨¢mico, ya que est¨¢ en constante movimiento y, por lo tanto, el reparto de ganancias es m¨¢s plural.
Sin embargo, hoy, el segundo caso se mezcla en cascada con el primero, porque, en opini¨®n del soci¨®logo, "asistimos en nuestras costas a la progresi¨®n de los llamados hoteles-crucero, en los que el cliente ha pagado de antemano por todo, y no gasta nada m¨¢s". Siempre ha sucedido, pero ahora estas ofertas son masivas. Una referencia ser¨ªa el Holiday Palace de Benalm¨¢dena, en plena Costa del Sol, que hasta dispone de un parque acu¨¢tico propio. Piscinas con cataratas, buffets inacabables, espect¨¢culos de lujo, vistas panor¨¢micas: todo es posible en grandes espacios que lanzan adem¨¢s potentes ofertas para captar gente cuando lo creen oportuno y ofrecen servicios de guarder¨ªa. Esta opci¨®n busca atraer al segmento m¨¢s barato, multiplic¨¢ndose a lo largo de la costa peninsular. Incluso ya existen complejos vacacionales tem¨¢ticos a precios de batalla. "A largo plazo, esta tendencia no es buena", predice Iribas, "porque convierte las zonas de verano en aburridas, sin vida propia, y la gente se acaba cansando de ir a ellas y, por tanto, a los hoteles".
Sin embargo, con disminuciones este verano de hasta un 15% de beneficios en muchos hoteles, esa reflexi¨®n preventiva no parece com¨²n. "Todos los mayoristas ofrecen grandes ofertas cuando la cosa va mal", explica Fernando Fortea, de Check in Travel, "pero esto no est¨¢ provocando que quien no pueda salir de vacaciones fuera de su lugar habitual, se las tome". Aunque reconoce que a quien tiene pensado viajar, s¨ª puede ayudarle a variar el destino.
Sin embargo, el entorno playero -que seg¨²n diversas fuentes en julio pudo perder un 30 % de sus beneficios- ha reaccionado de la misma manera: bajando los precios en outlets de marcas de ropa en la Costa Blanca, ofreciendo raciones de tapas m¨¢s baratas en la Costa del Sol, brindando dos por uno en los men¨²s para ingleses de las islas Canarias, viendo c¨®mo en bares de primera l¨ªnea de Formentera se ofrece bebida a precio de invierno, o c¨®mo en los restaurantes tur¨ªsticos gallegos se ajusta el euro: el concepto de chollo reacciona frente al de ofert¨®n.
"Con todo esto, asistimos a una situaci¨®n de ajuste econ¨®mico que ayudar¨¢ al turismo residencial", explica Vicente Pizcueta, de la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa Valenciana, especialmente afectada por la crisis. "Hasta ahora, la media de ocupaci¨®n anual de los apartamentos playeros era de 40 d¨ªas al a?o, mientras que la de los hoteles era de 170. Ahora, mucho menos".
"El turista nacional ha venido ocupando esos pisos muy poco porque los conjugaba con un viajecito al extranjero. Actualmente o se viaja o se va al apartamento, y los que tengan segunda residencia la van a aprovechar mucho m¨¢s", comenta. Seg¨²n Pizcueta, "con la concentraci¨®n de gasto, aunque poco, algo s¨ª podr¨ªa aumentar el consumo sobre el entorno".
Sin embargo, en las zonas costeras -incluidas las que son poco atractivas- en ocasiones se sigue cobrando por apartamento hasta 3.000 euros al mes. Y aunque se parcelan las estancias por semanas, y se comparten con familiares y amigos, el 90% de los que alquilan acaban comiendo y bebiendo en ese apartamento. Todo en casa, que es m¨¢s barato.
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Saldos de d¨ªa y noche
Todo vale para vender vacaciones este verano.
- Baleares. Los actuales 200 euros la semana eran impensables en agosto del a?o pasado. Las discotecas m¨¢s importantes ofrecen entradas gratuitas. En Ibiza, muchos clubes no se atreven a cobrar los 60 y 70 euros de rigor -sin copa-, y las invitaciones se expanden.
- Terra M¨ªtica. El parque tem¨¢tico de Benidorm ha dispuesto una zona gratuita y plantea descuentos para el resto. El zool¨®gico cercano Terra Natura brinda safaris nocturnos con barbacoa y da todo tipo de descuentos para su parque acu¨¢tico.
- Hoteles. En la mayor¨ªa de hoteles con todo incluido ofrecen dos copas al precio de una en bebidas fuera del contrato (happy hour u hora feliz).
- Costa del Sol. Si se reserva con tiempo, por media pensi¨®n se regala pensi¨®n completa.
- Costa catalana. Hay promociones que quitan una estrella al hotel: es decir, un cinco estrellas se oferta a precio de cuatro, por ejemplo.
- "Ni?o gratis" es la oferta m¨¢s extendida. Otras a?aden un 50% de descuento para un segundo hijo. Y otras, dos ni?os gratis.
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