?Menos carreteras?

El cambio clim¨¢tico es uno de los problemas m¨¢s preocupantes en la sociedad actual. En los ¨²ltimos a?os, se han puesto en marcha muchas iniciativas en todo el mundo (legislativas, pol¨ªticas, empresariales, sociales...), con el Protocolo de Kioto a la cabeza, para ayudar a combatir los efectos que produce en el medio ambiente y en nuestra vida diaria. El objetivo final es encontrar un equilibrio entre el desarrollo econ¨®mico y social y el respeto y cuidado de nuestro planeta. En el caso del transporte, la reducci¨®n de su impacto supone uno de los grandes retos en el campo medioambiental. Su contribuci¨®n a las emisiones globales es elevada y todav¨ªa no est¨¢ contemplada en los Planes Nacionales de asignaci¨®n de derechos de emisiones. Sin embargo, en esta lucha por la defensa del medio ambiente, la sociedad no deber¨ªa dejarse llevar en exceso por un entusiasmo que conduzca esta posici¨®n a un extremo insostenible.

Debemos promover un transporte sostenible y que est¨¦ integrado en el medio ambiente

Es frecuente que desde la opini¨®n p¨²blica e incluso desde algunos estamentos de la pol¨ªtica nacional, europea y mundial se considere la reducci¨®n (o eliminaci¨®n) del transporte por carretera como el eje prioritario de esta cruzada por la protecci¨®n del medioambiente. Cuidado. Afirmaciones en este sentido son sencillas de realizar, pero es necesario hacer una valoraci¨®n de su impacto.

El 83% del transporte terrestre de mercanc¨ªas y el 88% del de viajeros se realiza por carretera. Modificar esta distribuci¨®n no es sencillo, no s¨®lo por la necesidad de mejorar notablemente las infraestructuras de otros modos de transporte, con la enorme inversi¨®n que implica, sino tambi¨¦n porque ir¨ªa en contra de las decisiones personales, y libres, de los ciudadanos.

El transporte por carretera es un importante generador de empleo: cerca de un mill¨®n de personas ocupadas de manera directa, que llegan a dos millones si se consideran puestos de trabajo indirectos (entre el 5%-10% de la poblaci¨®n activa total del pa¨ªs). Contribuye significativamente al PIB: 5,9% de manera oficial, que podr¨ªa superar el 14% si se considera la participaci¨®n del transporte por cuenta propia o el sector del autom¨®vil privado. Genera m¨¢s de 23.000 millones de euros en recaudaci¨®n fiscal, que se invierten en hospitales, escuelas, comunicaciones, mejora del medio ambiente, recuperaci¨®n del patrimonio hist¨®rico... para todos.

?Realmente la carretera contamina m¨¢s que otros medios de transporte? Si se analizan las emisiones globales, se puede extraer esa conclusi¨®n debido a su elevada participaci¨®n en el reparto modal de viajeros y mercanc¨ªas. Pero si se hace un an¨¢lisis en igualdad de condiciones, es decir, en emisiones por kil¨®metro recorrido, la realidad es distinta. La Agencia Europea de Medio Ambiente en su informe Climate for a transport change establec¨ªa que los autobuses con tasas de ocupaci¨®n elevadas (45-80 gramos de CO2 por kil¨®metro recorrido) y los veh¨ªculos respetuosos con el medio ambiente (100-150 g CO2/km) contaminan menos por kil¨®metro que el tren de alta velocidad (80-165 g CO2/km) o los vuelos de corta duraci¨®n (77-240 g CO2/km). Datos similares podr¨ªan aportarse para todos los modos de transporte.

Desde luego, es necesario reducir el impacto del transporte en el medio ambiente, pero con medidas sensatas, realistas, con consecuencias valoradas y viables.

En el caso del transporte por carretera, la estrategia a seguir pasa, en primer lugar, por separar el mundo urbano del interurbano (se estima que el primero es responsable del 40% de las emisiones totales del transporte por carretera). En el contexto de las ciudades, es preciso promover la utilizaci¨®n del transporte p¨²blico y contribuir a la generaci¨®n de un transporte m¨¢s limpio. El contexto interurbano requiere un tratamiento diferente.

Desde el sector de la carretera promovemos un transporte sostenible, integrado en el medio ambiente y respet¨¢ndolo al m¨¢ximo, pero sin descuidar las necesidades de los ciudadanos. Probablemente estamos lejos de conseguirlo, pero se avanza en esta l¨ªnea. Quiz¨¢ se trata de un sector que no ha sabido transmitir sus mejoras en este sentido a la sociedad, como s¨ª lo han hecho, por ejemplo, las compa?¨ªas el¨¦ctricas, con grandes campa?as publicitarias.

El reciclado de firmes, reutilizaci¨®n de materiales, empleo de residuos en la construcci¨®n de carreteras, generaci¨®n de sumideros de carbono asociados a los m¨¢rgenes de las carreteras, reducci¨®n de la congesti¨®n por construcci¨®n de variantes de poblaciones y mejora de niveles de servicio... son algunos de los campos en los que se ha trabajado en los ¨²ltimos a?os, y que se unen a la reducci¨®n de las emisiones de los veh¨ªculos y al uso de combustibles alternativos al petr¨®leo y menos contaminantes, con el objetivo de un transporte m¨¢s limpio y menos perjudicial.

Imaginemos un mundo sin carreteras: ?estamos preparados para asumir un aumento del desempleo?, ?una econom¨ªa con una considerable reducci¨®n del PIB?, ?una enorme reducci¨®n de la recaudaci¨®n fiscal? Ciertamente, no. La sociedad no est¨¢ preparada ni dispuesta a un mundo sin carreteras, porque forman parte de su vida, de su trabajo, de su ocio... Cambiemos "menos carreteras" por "carreteras sostenibles". Conseguiremos avanzar en una direcci¨®n de equilibrio entre el respeto al medio ambiente y las necesidades de nuestros ciudadanos y nuestras econom¨ªas.

Miguel Mar¨ªa Mu?oz Medina es presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Carretera.