El tir¨®n de las importaciones eleva el d¨¦ficit exterior a m¨¢s del 10% del PIB

Espa?a vive cada vez m¨¢s por encima de sus posibilidades. En los a?os del dinero f¨¢cil, el desequilibrio no constitu¨ªa un problema, pues se pod¨ªa financiar con holgura. Pero con las restricciones crediticias, las dificultades acechan. El d¨¦ficit exterior, la brecha entre los flujos que Espa?a mantiene con otros pa¨ªses, ha crecido en el primer semestre del a?o hasta superar el r¨¦cord que parec¨ªa imbatible, el 10% del producto interior bruto (PIB) alcanzado en 2007. Los 58.615 millones de euros en n¨²meros rojos registrados hasta junio rebasan siete d¨¦cimas ese porcentaje.

De la Vega advierte de que se avecinan "nuevos trimestres dif¨ªciles"

Con la crisis de fondo, la brecha deber¨ªa ya haberse acortado

Los datos, divulgados ayer por el Banco de Espa?a, convierten a Espa?a en la m¨¢s desequilibrada de las grandes econom¨ªas mundiales. De los pa¨ªses de la OCDE, que aglutina a las 30 econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras, s¨®lo Islandia supera el 10,7% espa?ol, aunque Grecia y Portugal se acercan, seg¨²n los datos del Fondo Monetario Internacional.

El desequilibrio exterior se une a otros dos puntos d¨¦biles de la econom¨ªa, uno reciente y otro m¨¢s estructural. El primero es el d¨¦ficit p¨²blico, que roza ya el 1% del PIB tras encadenar tres a?os de super¨¢vit. El segundo es la inflaci¨®n, que, aunque se ha moderado, contin¨²a en tasas del 4,9%. La vicepresidenta del Gobierno, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, advirti¨® ayer de "nuevos trimestres dif¨ªciles".

Aunque la desaceleraci¨®n econ¨®mica deber¨ªa ya haber frenado el ansia de recursos, el d¨¦ficit exterior ha aumentado un 15% respecto al primer semestre de 2007. El principal motivo es que las importaciones siguen avanzando a mayor velocidad que las exportaciones. "Nuestros mercados de exportaci¨®n no est¨¢n tirando", explica Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Francia y Alemania, principales clientes de los productos espa?oles, viven horas bajas, por lo que restringen la demanda.

Al mismo tiempo, los precios de la energ¨ªa no han dejado de crecer hasta junio y ese encarecimiento eleva los pagos al exterior. Hay otra raz¨®n t¨¦cnica: la balanza comercial refleja con retraso el nuevo clima econ¨®mico, ya que hay muchas ¨®rdenes de compra fijadas de antemano. Pero el ajuste se producir¨¢ antes o despu¨¦s. "Cuando existe un desequilibrio, se ajusta por las buenas o por las malas. En el caso espa?ol ser¨¢ por las malas", augura Steinberg.

Con la crisis econ¨®mica de fondo, el d¨¦ficit deber¨ªa ya haber tocado techo, como ha ocurrido en Estados Unidos. Si el consumo sigue cayendo, el petr¨®leo se abarata y las exportaciones repuntan, la brecha entre lo que Espa?a recibe del exterior y lo que env¨ªa se acortar¨¢. La duda estriba en el plazo. "Este a?o, con el efecto inercia, ser¨¢ peor que el pasado", opina David Mart¨ªnez, del servicio de estudios de Caixa Catalunya, que traslada las mejoras a 2009.

El d¨¦ficit exterior es un mal end¨¦mico de la econom¨ªa espa?ola, cuyo desarrollo siempre requiere m¨¢s recursos de los que el propio pa¨ªs es capaz de generar. Pero las cifras han aumentado exponencialmente desde que existe el euro, que tiene la ventaja de que permite una f¨¢cil financiaci¨®n pero anula la posibilidad de devaluar la moneda, como se hac¨ªa antes con la peseta, para revitalizar las exportaciones.

Adem¨¢s del intercambio comercial, otro elemento que ha lastrado las cifras del primer semestre ha sido la balanza de rentas, es decir, la diferencia entre lo que empresas y ciudadanos invierten o piden prestado al exterior y lo que reciben. Este indicador se ha deteriorado un 15%. "El coste de financiaci¨®n respecto a 2007 es ahora m¨¢s alto, lo que tiene un impacto negativo en las cuentas", argumenta el analista de Caixa Catalunya.

El empeoramiento de las cifras se produce pese a que la balanza de servicios, ¨²nica que luce super¨¢vit al recoger los flujos tur¨ªsticos, ha mejorado respecto a 2007. Entre enero y junio, el dinero que los turistas dejaron en Espa?a creci¨® de forma moderada, mientras los gastos de los espa?oles en otros pa¨ªses apenas han variado.