Un buen guionista que trasciende a su propio talento
Guillermo Arriaga triunfa en la Mostra de Venecia con 'The burning plain'
Adem¨¢s de enorme expectaci¨®n cinematogr¨¢fica ante The burning plain, la primera pel¨ªcula que ha dirigido el mexicano Guillermo Arriaga, tambi¨¦n exist¨ªa morbo suplementario. Arriaga le hab¨ªa servido en bandeja de plata poderosos guiones al director Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu para las emocionantes y complejas Amores perros, 21 gramos y Babel. ?ste hab¨ªa resuelto con est¨¦tica de primera clase esas desgarradas historias. El binomio art¨ªstico parec¨ªa mod¨¦lico hasta que estall¨® el sangrante divorcio y las brutales descalificaciones entre ellos. Hab¨ªan palpado el cielo con esa trilog¨ªa, pero Arriaga reclamaba a I?¨¢rritu m¨¢s reconocimiento p¨²blico de su trabajo en el ¨¦xito internacional que hab¨ªan logrado. Ante esa violenta separaci¨®n, los entusiasmados espectadores de estos retratos de amor y muerte, soledad y pecado, fatalismo y redenci¨®n, nos pregunt¨¢bamos c¨®mo iban a funcionar a solas la que fuera deslumbrante pareja, qu¨¦ responsabilidad ten¨ªa cada uno de ellos en la fuerza y la fascinaci¨®n del universo que hab¨ªan creado, qu¨¦ ser¨ªa del uno sin el otro.
Tiene mucho m¨¦rito lo de jugar con el tiempo y el espacio encontrando armon¨ªa y claridad
Guillermo Arriaga se ha enfrentado al v¨¦rtigo de contar en im¨¢genes la historia que ha escrito, de asumir la autor¨ªa completa, de poner en movimiento a trav¨¦s de la c¨¢mara a las criaturas que ha parido su cerebro. Y lo ha hecho con sensibilidad extrema y poder¨ªo visual, enlazando con coherencia personajes y situaciones que inicialmente parecen no guardar relaci¨®n, describiendo heridas del pasado que condicionan el presente, hablando de personas rotas y acorraladas por sus antiguos volcanes y sus machacantes fantasmas.
Tiene mucho m¨¦rito lo de jugar continuamente con el tiempo y el espacio encontrando armon¨ªa y claridad, no dejar cabos sueltos en una narrativa tan enrevesada, mezclar con lucidez sentimientos al l¨ªmite, que varias narraciones paralelas lleguen con salud y con sentido a id¨¦ntico puerto. I?¨¢rritu hab¨ªa descrito admirablemente los retorcidos y hermosos guiones de Arriaga, pero ¨¦ste demuestra en esta pel¨ªcula que no necesita traductores f¨ªlmicos de su escalofriante mundo, que adem¨¢s de un espl¨¦ndido guionista tambi¨¦n es un buen director.
Y como siempre los protagonistas son el sufrimiento moral y la autoflagelaci¨®n, las pasiones y los amores con consecuencias tr¨¢gicas, la p¨¦rdida y la huida a ninguna parte, la expiaci¨®n y la necesidad del reencuentro, de intentar ponerse de acuerdo con la vida y con los recuerdos cuando la supervivencia actual s¨®lo es infierno. Lo cuenta con tanto sentimiento como dureza, no permiti¨¦ndose jam¨¢s el manique¨ªsmo ni las trampas con sus atormentados personajes, otorg¨¢ndoles cuerpo y alma, reflejando los claroscuros que forman la naturaleza humana. Tambi¨¦n dispone de dos actrices como Charlize Theron y Kim Basinger, dos bellezas que estaban destinadas a ejercer de descerebradas t¨ªas buenas y que han conseguido dirigir admirablemente su carrera, bordando sus papeles con sutileza y talento.
Arriaga acaba de despejar con ¨¦xito una inc¨®moda inc¨®gnita. Ahora le toca a I?¨¢rritu afrontar el reto de navegar por su cuenta. Ojal¨¢ que supere con arte la separaci¨®n. Por el bien del cine en ¨¦poca de sequ¨ªa, por el placer que nos otorgar¨¢ a los espectadores.
Si de The burning plain sales conmovido, la ¨²nica sensaci¨®n que reconozco ante Inju, la bestia en la sombra, dirigida por el tantas veces inquietante Barbet Schroeder, es la verg¨¹enza ajena. Resulta pat¨¦tico que ante situaciones y di¨¢logos que el creador pretende que sean dram¨¢ticos o tenebrosos, el ¨²nico efecto que consiga sea la risa. Todo es delirante y grotesco en la b¨²squeda que hace en Jap¨®n un escritor franc¨¦s de novela negra de un famoso colega obsesionado con el mal. Es forzado, es torpe, es rid¨ªculo. S¨®lo me despierta del tedio la sabidur¨ªa er¨®tica de una geisha succionando a su pareja los dedos de los pies y potenciando el orgasmo con sofisticadas ataduras. Sospecho que el futuro de Schroeder est¨¢ en el cine porno.
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