El gur¨² del lago de Ist¨¢n
Un ex deportista ense?a pirag¨¹ismo y organiza deportes de aventura
"?Mira, mira ah¨ª abajo!", exclama Lars Walker mientras derrapa a toda velocidad con su camioneta por la sinuosa vereda del valle de Ist¨¢n: ?Ese es el lago, esa es nuestra joya secreta!
Dice que es un lago secreto porque aunque el valle est¨¦ a tan solo unos minutos de Marbella, por all¨ª no hay rastro del desarrollo urban¨ªstico, ni del ajetreo con etiqueta de turista de la Costa del Sol. Es un bello paraje verde. "Lo podr¨ªan confundir con un paisaje gallego", apunta Lars, y est¨¢ repleto de b¨²hos ciervos y jabal¨ªes.
Lars es el propietario de Ticket to ride (como la canci¨®n de The Beatles), una empresa de turismo de aventura que ofrece paseos en quad, excursiones en 4x4, senderismo y traves¨ªas en el valle, y pesca en agua dulce y pirag¨¹ismo en el lago, entre otras actividades.
El propio Lars, ex pirag¨¹ista de la selecci¨®n nacional de Suecia, ense?a a manejar kayak y canoa canadiense. Da un curso de iniciaci¨®n para principiantes.
?C¨®mo un tipo nacido en Copenhague y con pinta de despistado ha acabado convirti¨¦ndose en el gur¨² de un lago (conoce cada rinc¨®n de sus 12 kil¨®metros) semioculto? "Muy f¨¢cil", explica, "vine en 1989 a entrenarme en la playa de Cabopino, pero fue un verano terrible, llov¨ªa todo el d¨ªa. Las olas estropeaban mi preparaci¨®n. Un chaval me habl¨® del lago de la Concepci¨®n y a la ma?ana siguiente vine a echarle un vistazo".
El deportista sueco qued¨® fascinado. Sus aguas eran calmas y quietas, como con las que un d¨ªa hab¨ªa so?ado mientras se entrenaba en el fr¨ªo de Copenhague. Y se dedic¨® a convencer a los seleccionadores de cada pa¨ªs para que viniesen aqu¨ª a entrenarse.
Lo siguiente fue que un amigo hipotecase su apartamento para que ¨¦l pudiese pedir un cr¨¦dito y comprar una parcela de grandes dimensiones junto al lago. En todo este tiempo no ha contado con apoyo municipal, m¨¢s bien le han puesto trabas, pero ha conseguido una licencia que le ha costado mucho esfuerzo para sacar adelante este negocio. La vuelta en piragua por el lago es fascinante. Y silenciosa. Tan solo se escucha el suave bateo del remo contra el agua. Lars ense?a a los visitantes a ponerse el chaleco salvavidas y a remar.
"Con este agua, con esta calma y con un buen entrenamiento, en ocho a?os podr¨ªa salir un campe¨®n ol¨ªmpico", confiesa junto al muelle, cuando est¨¢ a punto de explicar cu¨¢l es la mejor manera de subirse al kayak para no caer al agua.
Esta ma?ana est¨¢ aprendiendo una pareja acompa?ada por un par de perros. H¨¦ctor, el m¨¢s intr¨¦pido, sigue a su due?o entre los ¨¢rboles cuando ¨¦ste se adentra por primera vez en el lago. Cuatro chicos noruegos que han manejado los quads han bajado para darse un chapuz¨®n.
"?No es esto maravilloso?", pregunta emocionado Lars, al tiempo que mira de reojo el lago, como si hubiese encontrado el man¨¢, el sentido de la vida, y se dedicase a promulgarlo. Despu¨¦s, se aleja con aire despreocupado y se dispone a derrapar con su camioneta entre los precipicios del valle.
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