"Aqu¨ª el verdadero golpista es Teodoro Obiang Nguema"
Severo Moto, que cumplir¨¢ en noviembre 65 a?os, es presidente del autoproclamado Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio y l¨ªder del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PPGE). Acaba de salir de la prisi¨®n de Navalcarnero (Madrid), donde ha pasado cuatro meses y cuatro d¨ªas acusado de tr¨¢fico de armas de guerra. La fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional le relaciona con un autom¨®vil desvencijado y sin matr¨ªcula hallado el 6 de marzo en el puerto de Sagunto (Valencia) que iba a ser embarcado hacia Malabo y en cuyo maletero hab¨ªa un fusil, un mosquet¨®n y una pistola, adem¨¢s de diversa munici¨®n, con los que presuntamente se pretend¨ªa dar un golpe de Estado.
Moto, que est¨¢ en libertad provisional desde la semana pasada tras abonar 10.000 euros de fianza, debe presentarse cada lunes en el juzgado y no puede salir de Espa?a sin que el magistrado de la Audiencia Nacional lo autorice. En esta entrevista, realizada el pasado martes en Madrid, Moto se declara v¨ªctima de una conspiraci¨®n en la que participan el dictador ecuatoguineano Teodoro Obiang Nguema, los servicios secretos espa?oles y parte del Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
"?C¨®mo es posible que las ¨®rdenes de Obiang sean ejecutadas en Espa?a por gentes de un Gobierno democr¨¢tico?"
Pregunta. Afirma que las armas de Sagunto son una trampa que le han tendido.
Respuesta. Hay confidentes que dicen que ha sido una trampa, que estoy rodeado de gente que puede parecer de mi entorno y que me ha conducido a esta situaci¨®n.
P. Insin¨²a que es la respuesta al enfrentamiento que usted ha mantenido con el Gobierno socialista espa?ol sobre el estatus de refugiado pol¨ªtico que tiene desde 1986. El Ejecutivo se lo retir¨® en 2006 por presuntas actividades ilegales en Espa?a, aunque el Supremo se lo acaba de devolver.
R. La verdad es que fui a la c¨¢rcel 10 d¨ªas despu¨¦s de la sentencia del Tribunal Supremo, que me absuelve de las acusaciones del Gobierno [poner en peligro la seguridad nacional]. Es imposible que uno no piense que esto es una especie de vendetta. La justicia ha dicho no y el Gobierno se ve, no dir¨ªa que derrotado, pero s¨ª contrariado, y entra de lleno en el juego.
P. ?Cree que el Gobierno espa?ol le encarcela como un gesto hacia Obiang?
R. Obiang desde luego lo recibi¨® como un gesto. Cualquier medida que tome el Gobierno contra m¨ª se celebra en Guinea y en los c¨ªrculos de Obiang en Espa?a.
P. ?Tiene algo que ver, como sostiene su entorno, con los intereses petroleros de Espa?a en Guinea Ecuatorial?
R. A veces es mejor no hablar para no atizar el fuego. Todo tiene una dimensi¨®n pol¨ªtica. Ya nos parece normal a todos que si Obiang paga haya que cumplir con ¨¦l. Toda la informaci¨®n que nos llega es que se nos vigila, se nos controla y se nos escuchan las llamadas. ?C¨®mo es posible que Obiang haya conseguido esta capacidad de ordenar acciones en Espa?a y que esas acciones sean ejecutadas por gentes que pertenecen a un Gobierno democr¨¢tico?
P. ?Tiene usted algo que ver con el coche de Sagunto y con Javier Rosell¨®, al que se acusa de ser el financiero de las armas?
R. Rosell¨® es uno de mis amigos. Son mis amigos los que me han ayudado a seguir en la brecha pol¨ªtica y a que pueda mantener a mi familia, porque mi situaci¨®n econ¨®mica es desde hace tiempo ca¨®tica. Dentro de ese proyecto de acoso y derribo han intentado aislarme de mis amigos. Es posible que a m¨¢s de uno lo hayan utilizado contra m¨ª.
P. ?Tiene algo que ver con Sagunto?
R. Absolutamente nada que ver.
P. ?Se puede dar un golpe de Estado con las armas incautadas?
R. Es un insulto a la inteligencia. Es un juego. Que un Gobierno utilice esto como argumento de profundidad es lo que m¨¢s nos extra?a. Da risa.
P. Afirma que desde Espa?a se inform¨® al r¨¦gimen de Obiang de que las armas interceptadas iban dirigidas a Saturnino Ngoko. Pero en los papeles de env¨ªo estaba escrito su nombre. Quien envi¨® el coche cometi¨® un error que le cost¨® la vida a Ngoko
[asesinado de un tiro en la nuca por la polic¨ªa guineana, seg¨²n diversas fuentes consultadas].
R. El que puso el nombre fue posiblemente el primero que apunt¨® [el arma], pero desde aqu¨ª se ha trabajado mucho para facilitar el nombre.
P. ?De d¨®nde le viene esa fama de estar detr¨¢s de todos los golpes de Estado?
R. Es una estrategia de Obiang. Busca desacreditar a un l¨ªder de la oposici¨®n que se presenta como un dem¨®crata que huye de la violencia, como hemos demostrado muchas veces. Nunca he invitado a nadie a actos violentos. He rechazado de forma sistem¨¢tica algunas propuestas militares porque nunca se sabe si las vas a poder controlar. Yo estoy dispuesto a cubrir el vac¨ªo y abrir el camino de las libertades democr¨¢ticas en mi pa¨ªs. Sabemos que ganar¨ªamos unas elecciones libres.
P. ?La cerraz¨®n de Obiang a la hora de no permitir elecciones libres
fomenta la tentaci¨®n de buscar otras v¨ªas?
R. Obiang est¨¢ en el poder por un golpe de Estado y dice: "No me muevo de aqu¨ª si no es por otro golpe". Juega con las elecciones, con las buenas palabras y con la gente que ve ciertos avances donde no los hay. ?A qu¨¦ empuja eso? Si alg¨²n miembro de la oposici¨®n guineana cree que Obiang va a permitir unas elecciones libres, el r¨¦gimen se va a re¨ªr de ¨¦l.
P. El ¨²ltimo intento de golpe conocido fue el de marzo de 2004, encabezado por el surafricano Simon Mann, uno de los jefes de Executive Outcome, la principal empresa de mercenarios de ?frica. Mann, en su declaraci¨®n ante el tribunal de Malabo, le vincul¨® en la operaci¨®n. ?Es cierto?
R. Conozco a Simon Mann. Me lo presentaron como una persona que por su conocimiento... En un momento en que yo quer¨ªa volver a Guinea [necesitaba] cierta defensa, porque las otras veces que volv¨ª, Espa?a y la comunidad internacional se compromet¨ªan a parar las manos de Obiang. Este hombre se me ofreci¨®. Dijo que me pod¨ªa servir de protecci¨®n, pero no la forma en la que iba a ejercer esa protecci¨®n, quiz¨¢ por prudencia o por t¨¦cnica...
P. ?Cu¨¢ndo fue ese encuentro?
R. A finales de 2003 o en 2004... En ese terreno quedamos.
Mientras que preparaba esto, [a¨²n] no sab¨ªa si iba a viajar solo o con otros miembros del Gobierno en el exilio, ¨¦l estaba trabajando en lo otro hasta que lleg¨¢ramos a un acuerdo. Era muy dif¨ªcil llegar a Guinea por una v¨ªa normal, por avi¨®n directo de Madrid a Malabo, sin un acuerdo con Espa?a y con la comunidad internacional. Hubo un cierto acuerdo con un pa¨ªs del entorno para que me permitiera llegar y conectar con ¨¦stos [antes de] llegar a Guinea. ?ste es el acuerdo con Simon Mann. ?l ahora es consecuente con lo que me dijo que iba a hacer y ha hecho.
P. ?Cu¨¢l fue el papel de Espa?a con el asunto de los barcos que zarparon en direcci¨®n a Guinea Ecuatorial?
R. Recuerdo que llam¨¦ a Ram¨®n Gil Casares [secretario de Estado del Ministerio de Exteriores]. ?l era nuestra conexi¨®n con el Gobierno [de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar]. Le pregunt¨¦ por los barcos y me dijo que hab¨ªa un acuerdo entre Obiang y Espa?a para que hubiera una protecci¨®n para Guinea por el conflicto con Gab¨®n [por las islas Mba?¨¦, Cocoteros y Conga, ricas en petr¨®leo], y que despu¨¦s se han tenido que retirar porque Obiang ya no los acepta.
P. Ha habido intentos de golpe, elecciones m¨¢s o menos libres como las municipales de 1995, en las que Obiang suspendi¨® el recuento, y desde entonces, fraudes cada vez m¨¢s descarados. ?Cu¨¢l es la soluci¨®n?
R. La presi¨®n de la comunidad internacional, con la de Espa?a, que debe de ser el centro de todo, a la cabeza. Felipe Gonz¨¢lez desempe?¨® un papel muy importante. Ahora ha desaparecido toda la relaci¨®n institucional que hab¨ªa con la oposici¨®n. Ahora hay demasiados vaivenes. Espa?a debe de arrastrar a la UE en la presi¨®n para lograr el cambio democr¨¢tico. Se olvida de que aqu¨ª el verdadero golpista es Obiang, que se mantiene en el poder con mecanismos de golpe de Estado.
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