UCI ling¨¹¨ªstica
No recuerdo haberme sentido nunca defraudada con sus propuestas. Las exposiciones del Koldo Mitxelena suelo vivirlas como un privilegio (uno de esos privilegios de los que gozamos los habitantes del primer mundo cuando ¨¦ste se comporta como tal) y como un campo f¨¦rtil y generoso del que siempre cosecho algo que me enriquece porque me da de sentir y de pensar. La exposici¨®n que actualmente ocupa las salas del KM no es una excepci¨®n a esa regla de satisfacciones. Se titula Try again y compone, a trav¨¦s de una serie de videojuegos -creados o transformados a partir de los originales por artistas- una representaci¨®n inquietante e interrogante de nuestro tiempo: de sus obsesiones, simulaciones, violencias.
En Euskadi el lenguaje est¨¢ como para ingresar en una unidad de aut¨¦nticos cuidados intensivos
Todos los trabajos all¨ª presentados merecen jugarse, pero yo elijo el de Dora Garc¨ªa (Game 2008), entre otras razones porque le encuentro una correspondencia m¨¢s que ¨²til con la actualidad y las preocupaciones que nos rodean. Se trata de un juego con palabras: el v¨ªdeo presenta a alguien hablando, y cada vez que esa persona pronuncia una determinada palabra clave (de las previamente se?aladas como claves para el juego) t¨² tienes que marcarlo en el teclado; si lo haces se suman puntos a tu cuenta, de lo contrario se restan. Sea cual sea tu resultado, al final del juego siempre sales ganando. Porque se te sube a la cabeza el recuerdo de que las palabras son algo valioso; y de lo dif¨ªcil que es escuchar; y de que siempre es importante ordenar el vocabulario en prioridades, pero que hay que tener cuidado porque, a veces, a fuerza de concentrar la atenci¨®n s¨®lo en unos cuantos conceptos puedes perder el sentido de la frase o del enunciado enteros, y quedarte sin entender pr¨¢cticamente nada.
Dec¨ªa hace un momento que de entre todos los juegos de Try again elijo ¨¦ste tambi¨¦n por su correspondencia con la realidad vasca, que de una manera u otra siempre anda enredada en lo ling¨¹¨ªstico: en palabras que a fuerza de subrayarse impiden escuchar lo dem¨¢s, el enunciado entero; en palabras que faltan (cu¨¢ntos debates lleva decenios acallando y/o agostando el monotema); en palabras que a fuerza de sobre-usarse (se) han cansado tanto que se oyen como un llover; u otras que a fuerza de mal emplearse se han retorcido de tal manera que no s¨®lo ya no hay quien las entienda, sino que han dejado de inspirar tranquilidad, alegr¨ªa o confianza. En fin, que en Euskadi el lenguaje est¨¢ como para hospitalizarse, como para ingresar en una unidad de aut¨¦nticos cuidados intensivos.
Lo que, bien mirado, tampoco me parecer¨ªa una mala definici¨®n para una buena pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica o para una buena Consejer¨ªa de Educaci¨®n y de Cultura: ser una UCI ling¨¹¨ªstica, un espacio de aut¨¦ntico cuidado del lenguaje, de defensa y cultivo de su tersura, su claridad, su energ¨ªa creativa, su abundancia. Una instancia que no dejara de recordarle a los ciudadanos, especialmente a los m¨¢s j¨®venes, el impresionante valor de las palabras; y que cada palabra muerta en ellos es de verdad una muerte; que cada palabra que no aprenden es una porci¨®n de mundo sensual e intelectual del que se est¨¢n privando; que la anchura del idioma se parece a la de la libertad; que poder expresarse con precisi¨®n y en matices es much¨ªsimas veces una puerta de entrada a la felicidad comunicativa y afectiva, y, efectivamente, un poder.
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