Con el paso cambiado
Llevamos alg¨²n tiempo sin hablar de la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Cre¨ªa que su permanencia en los tribunales hab¨ªa dado lugar a una ¨¦poca de cierto sosiego y tranquilidad; se quedaba a la espera que el Tribunal Supremo, que es el ¨®rgano que da uniformidad a las resoluciones judiciales de los tribunales de las distintas comunidades aut¨®nomas cuando son contradictorias, decidiera cu¨¢l de ellas es conforme a Derecho. Adem¨¢s, el verano ha terminado y se presume que se ha descansado. De otro lado, los padres, sean biol¨®gicos, pol¨ªticos o episcopales, estar¨ªan ocupados con el s¨ªndrome posvacacional; la asignatura estar¨ªa en un segundo plano. Sin embargo, no es as¨ª.
La asignatura vuelve por sus fueros, de nuevo toma actualidad y a provocar pol¨¦mica. La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha encargado de ello. No es nada nuevo en esta presidenta; sus salidas de tono son conocidas. Lo mismo se da un paseo por su grupo para destrozar, si no se siguen sus criterios, a Mariano Rajoy, que pone en tela de juicio todo un hospital, como el de Legan¨¦s, o se coloca el uniforme de su moral y se va a su particular cruzada para ni?as y ni?os, cambiando asignatura por el voluntariado. Nada nuevo. Hay personas que lo suyo es destacar pasando por encima de lo que sea menester.
Aqu¨ª, en Andaluc¨ªa, al menos, tenemos la tranquilidad de que a su compa?ero de filas, Javier Arenas, s¨®lo le ha dado este verano por ser ni?o playboy por la jet marbell¨ª. No le ha dado por decir que hay que aplicar las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a en Andaluc¨ªa. Pienso que tiene otras luces; entre ¨¦stas que la extensi¨®n a todo el territorio nacional de una sentencia se reserva a las que dicta el Tribunal Supremo y afectan a leyes del Estado para toda Espa?a. Es razonable, legal y ¨¦tico que sea as¨ª.
Nadie, al margen del Parlamento y de la ley -y al margen se est¨¢ cuando la Ley Org¨¢nica para la Educaci¨®n est¨¢ vigente y la sentencia del TSJA en que se apoya s¨®lo afecta a las partes en el proceso- puede imponer su pol¨ªtica a la del Estado en cuanto al contenido de los derechos y deberes constitucionales de los ciudadanos. Y esto, por mucho que se quiera enfocar de otra manera, es lo que est¨¢ diciendo y haciendo esta presidenta con vocaci¨®n de caudilla en su comunidad, intentando que su ejemplo y su arbitrariedad se traslade a otras comunidades. Intento vano. Esta sociedad se rige por leyes.
Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa est¨¢ regulada en la Ley Org¨¢nica para la Educaci¨®n. Su exposici¨®n de motivos, que es la que resume las causas y finalidad de la ley, dice que el objetivo de la EpC es "ofrecer a todos los estudiantes un espacio de reflexi¨®n y estudio acerca del funcionamiento democr¨¢tico, de los derechos establecidos en la Constituci¨®n y en las declaraciones universales de los derechos humanos universales...". No parece, pues, que desde el punto de vista legal, judicial o democr¨¢tico, tenga base alguna la decisi¨®n pol¨ªtica de esta presidenta.
Su acogida, si la tiene, s¨®lo puede responder a la intenci¨®n de algunos de mezclar conscientemente ense?anza religiosa y Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa; un intento de imponer la moral individual y personal, de cada individuo, por encima de los valores y principios de la sociedad.
Es, en realidad, situarse al margen de la ley; ir con el paso cambiado, como esos padres que asisten a la jura de bandera de su hijo y dicen: "Mira, todos van con el paso cambiado menos nuestro hijo". As¨ª act¨²a esta presidenta en su grupo y gobernando. Hay que ir como ella mande; con su ritmo y con sus objetivos. Un encanto para la democracia y para sus compa?eros de grupo; y, si no, que le pregunten al Parlamento, que es quien dicta las leyes en democracia, o a Mariano, Alberto o Javier, entre otros.
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