Los Pedroches y la costalada
Hoy podr¨ªa hablar de varias cosas, pero me da que, al final, terminar¨¦ hablando de lo que menos me apetece, de la causa de que est¨¦ escribiendo esto tumbado de medio lado sobre mi cama y con escozor en el otro. Y es que me he pegado una buena costalada. Podr¨ªa hablar tambi¨¦n del termostato, al igual que ayer. Tambi¨¦n, y ligado a lo anterior, podr¨ªa hablar de Los Pedroches. Era la primera vez que pasaba por all¨ª -bueno, creo que lo hice en coche cuando me limpiaban los mocos-, pero esta regi¨®n ya pertenec¨ªa desde hace tiempo a mi imaginario ciclista. Porque m¨¢s de uno y de dos corredores veteranos me han contado historias terribles que se pueden resumir en una frase: "Yo no he pasado nunca tanto calor como en aquella Vuelta a Los Pedroches". Era una carrera de amateurs que se corr¨ªa en pleno verano. Y, seg¨²n me contaban, era algo as¨ª como el infierno hecho carrera. Los corredores deb¨ªan sobrevivir al calor. Por eso, cuando vi el libro de ruta, me asust¨¦ un poco, pero en cierto modo me alegr¨¦ de que, por fin, iba a conocer in situ la m¨ªtica regi¨®n de Los Pedroches. Ya pas¨® y, hombre, peor fue lo de C¨®rdoba.
Tambi¨¦n podr¨ªa hablar de la gran cantidad de pancartas rojas que hemos visto por el recorrido: "?Tren ya!", "que pare el tren", "tren para Los Pedroches", "la estaci¨®n ya existe en Villanueva de C¨®rdoba..., ?para qu¨¦?", y otras frases reivindicativas del mismo estilo. Lo ir¨®nico del tema es que, al paso por Pozoblanco, se disput¨® un sprint especial y, claro, all¨ª en mitad del pueblo hab¨ªa una gran concentraci¨®n de banderas rojas. Y, al levantar la vista hacia la pancarta del sprint, comprob¨¦ para mi sorpresa que el patrocinador de tal premio era Renfe: AVE, tu tren de vida. Iron¨ªas del destino.
Podr¨ªa hablar de todo esto, pero me he pegado tal le?azo que es para rese?arlo. Casi debajo de la pancarta de los tres ¨²ltimos kil¨®metros se ha o¨ªdo un fuerte frenazo, he visto c¨®mo ca¨ªan justo delante de m¨ª y he tratado de esquivar lo inevitable. He ca¨ªdo de culo, literalmente me he sentado, a gran velocidad sobre el asfalto. A mi lado, no s¨¦ muy bien procedentes de d¨®nde, saltaban chispas. Despu¨¦s he tratado de levantarme y me he mareado por la fuerte contusi¨®n en el coxis. Al rato se me ha pasado y he continuado dolorido hasta la meta. Ahora estoy mejor, pero he terminado como no quer¨ªa: hablando de la ca¨ªda pudiendo hablar de tantas otras cosas.
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