El d¨ªa de las v¨ªctimas
Bennati triunfa y una ca¨ªda aleja del liderato a Kloden, Schumacher y Cunego
Una ca¨ªda, la t¨ªpica maldita ca¨ªda, afe¨® el espect¨¢culo, el t¨ªpico espect¨¢culo discreto de los d¨ªas anteriores a los grandes d¨ªas. El pelot¨®n pensaba y pensaba en la contrarreloj de hoy en Ciudad Real, la primera criba en una clasificaci¨®n mediatizada por la contrarreloj por equipos y las bonificaciones. Y apareci¨® un tercer invitado, una ca¨ªda a unos 100 metros de los tres kil¨®metros de protecci¨®n de tiempos que les cost¨® a Sastre, Contador y Valverde 19 segundos (pero ninguno entre ellos) y se llev¨® a Schumacher (4m 36s), Kloden (4m 12s) y Cunego (2m 16s) por delante.
Pensaban y pensaban los corredores mientras dejaban disfrutar de la soledad a Malagueta, el experto en fugas que alardea de acumular m¨¢s de mil kil¨®metros en solitario como profesional. Jos¨¦ Antonio L¨®pez Gil, Malagueta para los amigos y el pelot¨®n, nunca ser¨¢ del Liverpool: a ¨¦l s¨ª le gusta caminar solo. Es un solateras rodeado de colegas desde que dej¨® de pescar pulpos a pedal¨ªn en San Pedro de Alc¨¢ntara y de ejercer en m¨²ltiples oficios para ganarse la vida. Se fue y le dejaron hacer, all¨ª en la frontera de los ocho minutos, hasta que los tres devoraescapadas (Liquigas, Lampre y Quick Step) decidieron que el bueno de Malagueta deb¨ªa retornar al calor del hogar como un hijo pr¨®digo con tendencias fuguistas. Cuando se acab¨® Andaluc¨ªa y el pelot¨®n se adentr¨® en Ciudad Real, se acab¨® su jurisdicci¨®n: de ah¨ª en adelante, la diferencia fue menguando en un c¨¢lculo milim¨¦trico hasta superar Almodovar del Campo, un circuito de calles estrechas en las que conven¨ªa circular bien colocado. Malagueta se rindi¨® a falta de ocho kil¨®metros y fue el 132? en la meta, pero fue feliz.
Y fue retornar al pelot¨®n y comenzar los problemas. Primero, una ca¨ªda peque?a que afect¨® a Cunego, entre otros. Una ca¨ªda sin consecuencias f¨ªsicas, un ejemplo de que ya se llevaba otra marcha, otros nervios, otras ambiciones menos generosas que las de Malagueta, ya engullido, viviendo en el ¨²ltimo rellano.
Y lleg¨® otra ca¨ªda m¨¢s o menos en la frontera de los tres ¨²ltimos kil¨®metros, que evitan contar las diferencias en la meta. Unos rodaron por los suelos, como Schumacher, Freire u Horrillo. Otros no llegaron a caer. "Tuve que hacer equilibrismo junto a Leipheimer", relataba Contador, que se encontr¨® con la montonera ante sus narices. Sastre tampoco cay¨®, pero un alambre le ara?¨® la pierna y el gl¨²teo: "Aunque gracias a Dios, no ca¨ª". El pelot¨®n se rompi¨® en varios pedazos sin llegar a desvirtuar el sprint. Todos los candidatos (salvo Freire) ni se enteraron de lo que ocurr¨ªa a sus espaldas. Y, esta vez s¨ª, en aquel reducido grupo, triunf¨® Bennati, ratificando su jersey oro y recuperando la autoestima tras ver el sill¨ªn de Valverde y Boonen en las etapas anteriores. Y Fern¨¢ndez de Larrea, el vasco del Euskaltel, se code¨® con ambos transmitiendo buenas sensaciones. Contador pidi¨® a los comisarios que hicieran la vista gorda "y que no piquen segundos". Mensaje no recibido. Los jueces picaron tiempos y la clasificaci¨®n dio un peque?o vuelco. Al final, en el espect¨¢culo de Malagueta y Bennati, la protagonista fue una ca¨ªda. O quiz¨¢ fue una obra coral con un detalle de mal gusto que se cobr¨® las primeras v¨ªctimas. Eso deb¨ªa ocurrir hoy, pero se adelant¨® a ayer. Todo un contrasentido.
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