"A Banville le exaspera la rapidez de Black"
En ese curioso desdoblamiento de personalidad que cultiva con maestr¨ªa, digamos que si John Banville es todo un gourmet de la literatura, Benjamin Black es un consumidor compulsivo de comida r¨¢pida. "Banville puede tardar de tres a cinco a?os en escribir una novela, mientras que a Black le bastan tres meses".
As¨ª lo suelta este escritor irland¨¦s, frente a unos pimientos de Gernika y unos salmonetes. No existen rodeos para la esquizofrenia creativa del que para muchos es uno de los m¨¢s asombrosos prosistas de las letras inglesas. "A Banville le pone enfermo esa rapidez de Black. No puede soportarlo. Le exaspera". El prestigioso autor de El intocable escribe sin moverse del despacho, completamente concentrado en su casa de Dubl¨ªn. All¨ª ahora trabaja a fondo en un drama familiar. Teje obras que son aut¨¦nticas joyas l¨ªricas, introspectivas, est¨¢ticas, evocadoras y dolientes como El mar. Benjamin Black es su ¨¢lter ego, el que se escapa por cualquier rendija para evadirse con sus novelas negras, como El secreto de Christine y ahora El otro nombre de Laura.
El escritor lucha por mantener a raya a su '¨¢lter ego' policial, pero hay conflictos
La ¨²ltima, The funny pages, ha aparecido por entregas en The New York Times. "Me encargaron 15 cap¨ªtulos de 1.500 palabras. No puede hacerse idea de lo obsesionados que est¨¢n con la correcci¨®n pol¨ªtica. Si creaba un personaje negro, s¨®lo pod¨ªa mencionar su color una vez. Nunca m¨¢s despu¨¦s". Eso para un irland¨¦s com¨²n y franco, como a ¨¦l le gusta considerarse, es un incordio. "Bastante, s¨ª. Aunque no me parece mal. Es un diario tradicional. Despu¨¦s, con el libro publicado, me salt¨¦ todas esas objeciones".
Banville deambula entre los calores de Madrid, una ciudad alegre, desbocada, tan diferente a la que conoci¨® en 1963: "Era un lugar triste, en el que todav¨ªa se dejaba sentir la guerra, con lisiados por las calles. Dios m¨ªo, lo que ha cambiado Espa?a", asegura poco antes de admirar el monumento a Lorca en la plaza de Santa Ana con un elegante sombrero que le evita la insolaci¨®n.
Unas cosas rejuvenecen, otras envejecen. Como ¨¦l, en las fotograf¨ªas que no le gusta mirar. Cuando alguien le toma una y se propone ense?¨¢rsela, se excusa: "No quiero verlo, lo siento. Uno, al levantarse por la ma?ana, desea ver en el espejo algo que no existe, lo mismo pasa con las fotograf¨ªas".
Puede que por eso le guste hacerse ilusiones con otras cosas. Como con el vino blanco. "Lo prefiero para el pescado. Pero, adem¨¢s, me da la sensaci¨®n de que no va a emborracharme tanto como el tinto", comenta mientras apura una copa de verdejo. Lo degusta despacio, con el ritmo que ¨¦l requiere a los lectores de Banville. Paciente. Lento. Minucioso. Propenso al deleite po¨¦tico. Es lo m¨¢s alejado al canon anglosaj¨®n y lo m¨¢s pr¨®ximo a la eleg¨ªa del alma irlandesa. "Los irlandeses estamos enamorados del lenguaje, y eso puede ser un peligro porque corremos el riesgo de pasarnos de la raya. Una vez un hombre viajaba en avi¨®n con uno de mis libros y le o¨ª decir: 'Demasiadas palabras".
Aquello puede que le traumatizara tanto como que le quiten el plato sin terminar de los pimientos. "?No se los lleve, por favor!", suplica a la camarera. Quiz¨¢s por reacciones como aqu¨¦lla decidi¨® desdoblarse. Si Banville tiene m¨¢s que ver con James Joyce, Black es hijo de Graham Greene. "As¨ª es, pero no deben mezclarse. Cuando Banville escribe y nota alguna intromisi¨®n de Black se enfada much¨ªsimo. Debe empezar de nuevo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.