"Fistro' es una palabra planetaria, pon eso"
Chiquito, impecablemente trajeado. Junto a la mesa, una cubitera, una botella de T¨ªo Pepe y una servilleta amarilla con un agujero en el centro para que asome el cuello de la botella. "Ni?a, qu¨ªtale el babero al ni?o", reclama a la camarera del Caf¨¦ de Chinitas, en pleno centro de M¨¢laga, para que le sirva un poco m¨¢s de vino. La empleada no puede aguantar la risa; los comensales de las mesas m¨¢s cercanas, tampoco. Chiquito es un bromista impenitente, una m¨¢quina de contar chistes. En persona es como su personaje. Tiene la mirada despierta y las patillas largas.
Icono irrepetible del gracejo espa?ol, humorista imitado y copiado hasta la saciedad, creador de un cat¨¢logo de expresiones que a¨²n siguen vigentes, Chiquito es un hombre al que el ¨¦xito sorprendi¨® cuando ya sab¨ªa lat¨ªn, a los 62 a?os. Nadie dir¨ªa que ya tiene 76. Toda una vida recorriendo el mundo como cantaor y un golpe de fortuna, un programa de televisi¨®n, en 1994, lo catapulta de la noche a la ma?ana al olimpo del humor surreal. Con el talento que ha demostrado este hombre para inventar palabras, ?qu¨¦ opinar¨¢ del t¨¦rmino miembra? "?Miembra? Eso no eh m¨ªo". Pues claro que no. Es de la ministra. De la fistra de la ministra, dicho sea con el respeto debido, que entre chistes anda el juego. Chiquito escucha el relato del episodio de las miembras. Una de dos, o se est¨¢ haciendo el sueco para no entrar en temas de pol¨ªtica, que es lo m¨¢s probable, o no sabe que Bibiana A¨ªdo, la ministra de Igualdad, lo coloc¨® de nuevo en el candelabro hace unos meses al declarar que la palabra miembra deb¨ªa ser aceptada por la Real Academia Espa?ola igual que en su momento se aceptaron las palabras guay y fistro. Eso dijo la ministra. Si llegaran los miembros y miembras de la Real Academia y le pidieran una definici¨®n para el Diccionario, ?c¨®mo definir¨ªa fistro?: "Es una palabra planetaria, y como yo soy g¨¦menis [sic], procede de una galaxia de 1801. Pon eso". Jaal.
El humorista planea dar vida al agente 'Colomborr' en una nueva serie
Gregorio S¨¢nchez, que as¨ª se llama, no tiene hijos y est¨¢ a punto de celebrar las bodas de oro con su mujer, su gran apoyo. Vive en M¨¢laga, junto al mar. De padre electricista, se subi¨® por primera vez a un escenario con ocho a?os y ya no se ha vuelto a bajar. "En la calle he aprendido lo g¨¹eno y lo malo. Siempre he sido un currante, yo no descanso". Todos los d¨ªas se levanta y empieza a dar vueltas por la casa, hablando solo. As¨ª prepara sus chascarrillos. Tiene un peque?o cuaderno en el que los anota, pero s¨®lo apunta el arranque, lo dem¨¢s ya lo ir¨¢ improvisando. Su gran ¨ªdolo siempre ha sido Cantinflas: "Me gustaba su arte y esos movimientos que hac¨ªa con el culillo".
En la bandeja del pan ya s¨®lo quedan unos picos. "Mira, a ver si me traes algo m¨¢s tierno, que se me va a caer el empaste", bromea con la camarera, y pide pan. Chiquito es la prueba viviente del m¨¢s te r¨ªes, m¨¢s vives. Sigue en activo, pero a su ritmo. Galas, fiestas de pueblo, fiestas privadas. A eso se dedica. En fase de conversaciones, una serie basada en el m¨ªtico poli que encarnaba en los setenta Peter Falk. Una versi¨®n con acento chiquitistan¨ª, con aromas de Barbate. Lo que parece m¨¢s claro del proyecto es el t¨ªtulo: Colomborr.
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