Recuerdo industrial
Una f¨¢brica harinera del siglo XIX en Estella acoge el hotel
Corr¨ªa el siglo XII cuando Aymerich Picaud escribi¨® en su gu¨ªa de las peregrinaciones jacobeas que Estella era ciudad de buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado y toda clase de felicidad. Cabr¨ªa por ello esperar m¨¢s de este peculiar hotel boutique, fruto de la rehabilitaci¨®n de la f¨¢brica de harinas Zald¨², levantada en el XIX a orillas del r¨ªo Ega. Y no porque el proyecto del arquitecto local, Gorka Markuerkiaga (miembro de la familia propietaria, Markuerkiaga Ruiz de Alda), carezca de inter¨¦s, sino a causa de algunas trampas ornamentales urdidas para ganar punch tur¨ªstico y resignarse en cambio a padecer los efectos del asfalto, que se pega literalmente a la fachada principal del complejo. Su intervenci¨®n respeta los antiguos silos con forma de nido de abeja, en los que encaja unos dormitorios hexagonales, muy peque?os; habilita la f¨¢brica como lounge-bar (lo m¨¢s espectacular) y deja la nave almac¨¦n operativa como sal¨®n de eventos. Entremedias, como zona de enlace y servicios comunes, construye un paralelep¨ªpedo de policarbonato transl¨²cido que refulge a distancia en las horas de m¨¢xima intensidad solar, lo que confiere al n¨²cleo una notable ligereza visual.
TXIMISTA
Categor¨ªa: 4 estrellas. Direcci¨®n: Zaldu, 15. Lizarra / Estella (Navarra). Tel¨¦fono: 948 55 58 70. Fax: 948 55 58 69. Web: www.hoteltximista.com. Instalaciones: jard¨ªn, salas de convenciones (150), sal¨®n, restaurante, terraza comedor. Habitaciones: 5 individuales, 20 dobles, 4 suites; calefacci¨®n, aire acondicionado, tel¨¦fono, minibar, TV sat¨¦lite, secador, carta de almohadas, habitaciones para no fumadores. Servicios: algunos cuartos adaptados para discapacitados, no admite animales. Precios: de 125 a 135 euros + 7% IVA; desayuno, 10. Tarjetas: American Express, Eurocard, MasterCard, Visa, 6000.
Tras sortear el bosque de pies de hormig¨®n que sostiene los silos, la vista se pierde en una agradable terracita escalonada sobre el jard¨ªn del hotel, aleda?o al salto de agua que alimentaba la antigua f¨¢brica con una minicentral hidr¨¢ulica. Si no fuera por el ruido del tr¨¢fico, bastar¨ªa una tumbona junto al r¨ªo para olvidarse del tiempo en este lugar. El personal es muy amable. No falta de nada sobre la mesa del comedor, ni fuera, bajo los ¨¢rboles. Con devoci¨®n profesional, la recepcionista gu¨ªa al visitante por todas las instalaciones sin escatimar explicaciones sobre el origen de la antigua harinera. L¨¢stima que el desayuno se vea descuidado por un buf¨¦ escaso en un comedor subterr¨¢neo.
Aceptablemente insonorizadas, las habitaciones ofrecen un funcionalismo anodino, salvo por la ornamentaci¨®n fabril rescatada de la antigua maquinaria. Eso s¨ª, su ajustado precio justifica el tama?o. Especialmente las efectistas 26 y 27, encajadas en los silos hexagonales, apuntalados con vigas de acero. En cualquier caso, ideales para ir de paso o aposentar la fatiga que provoca, a pie, en bici o incluso en coche, una etapa larga del Camino de Santiago.
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