Contador avisa a Valverde
El l¨ªder del Astana se limita a distanciar al murciano en una etapa ganada por Ballan tras 200 kil¨®metros de escapada
Mientras los ciclistas sub¨ªan, los tard¨ªos, y bajaban, los m¨¢s tempraneros (un decir llegando a las seis de la tarde), Alessandro Ballan sal¨ªa y sal¨ªa al podio. Ahora le besaba una rubia, ahora una morena. Los flashes fotogr¨¢ficos le buscaban el gesto (un imposible ante su rostro impenetrable). Sal¨ªa y recog¨ªa el ramo de ganador de la etapa. Entraba a la cabina, lo dejaba y volv¨ªa a salir para enfundarse el maillot oro de la general, de l¨ªder insospechado, incre¨ªble, meritorio. Le volv¨ªan a besar y se volv¨ªa a esconder. Y sal¨ªa otra vez a enfundarse el jersey de l¨ªder de la monta?a. Y vuelta a empezar con el de la combinada. Tanto entr¨® y sali¨® que, al final, se qued¨® solo. Se fueron las azafatas y el ciclista italiano se las vio para recoger del suelo las flores, la botella de champa?a y los dem¨¢s regalos.
?Y por qu¨¦ se vio en ¨¦sas Ballan, un gregario del Lampre ajeno a las contiendas de los l¨ªderes de la Vuelta? Porque la etapa m¨¢s temida, la m¨¢s larga, la de las dos subidas a La Rabassa, meti¨® el miedo en el cuerpo a los galgos de la carrera. Cuando se levantaron en Barbastro, ya les entr¨® un escalofr¨ªo: llov¨ªa y la temperatura era de 17 grados (20 menos, por ejemplo, que en C¨®rdoba). Kil¨®metros, monta?a, lluvia, fr¨ªo -en La Rabassa apenas se superaban los siete grados-. Mejor otro d¨ªa, debieron de pensar Alberto Contador, Alejandro Valverde, Carlos Sastre y compa?¨ªa.
Como todos dimitieron, otros se lanzaron a la aventura. Se lanz¨® el Euskaltel con Landaluze haciendo la goma al final y sucumbiendo al reloj. Y se lanz¨® el Rabobank con Meersman y Ardila. Y el Caisse d'?pargne con Zandio. Y aventureros particulares como Ballan y De Maar. Aquello ten¨ªa buena pinta. Equipos transmitiendo sensaciones de batalla y corredores empe?ados en pasar a la historia. Y el pelot¨®n, dejando hacer, hasta 11 minutos, en espera de que las cuestas finales hicieran su trabajo.
Lluvia, kil¨®metros y dos puertos previos poco exigentes no tentaban a ninguno de los favoritos, congelados, atrapados en la niebla y la lluvia, con m¨¢s ganas de acabar que de acabar primeros. Lo dijo Bruyneel, el director del Astana: "Lo mejor es que salvamos un d¨ªa dif¨ªcil". Es decir, el Astana, el favorito, el que tiene al ciclista m¨¢s en forma, Contador, el que tiene la amenaza m¨¢s cre¨ªble, Leipheimer, y quiz¨¢s el mejor nueve de la carrera, se conformaba con haber salido indemne de una etapa mediatizada por el cambio climatol¨®gico de la Vuelta. El resto pens¨® lo mismo o no pudo hacer m¨¢s. Todo el trabajo del Euskaltel no lo pudo rematar Igor Ant¨®n, limitado a llegar con lo mejores. Ni Gessink, el del Rabobank, a¨²n an¨®nimo en la carrera.
S¨®lo Contador adelant¨® la nariz y sigui¨® a pies juntillas el mandato de Valverde. "Las bonificaciones merecen m¨¢s la pena que un ataque en la monta?a", dijo el murciano cuando se puso de l¨ªder. Y a por ella se fue Contador (ocho segunditos m¨¢s no era mal bot¨ªn), cuando ya Ballan se secaba el sudor, para demostrar que es el m¨¢s fuerte y para dejar a Valverde maltrecho, a Sastre en su papel (yo sigo y sigo) y a Ant¨®n pensando que hoy ser¨¢ otro d¨ªa. Entre medias, Mosquera puso la sal a la ensalada. Una sal a ciegas. "Nunca supe c¨®mo iba la carrera", reconoc¨ªa, perdido entre la niebla y sin saber qui¨¦n ca¨ªa y qui¨¦n saltaba. Fue segundo y quiz¨¢s el dinamizador de que el pelot¨®n se moviese en el ¨²ltimo kil¨®metro.
Pocas cosas claras, pero algunas evidentes. De los tres favoritos, se trastabill¨® Valverde, quiz¨¢ el m¨¢s d¨¦bil; se mostr¨® Contador, quiz¨¢ el m¨¢s fuerte, y aguant¨® Sastre, el m¨¢s calculador. Lo dem¨¢s fue cosa de Ballan, escapado desde el kil¨®metro 18, un tipo duro empe?ado en ganar y el que mejor ley¨® el parte meteorol¨®gico-deportivo. Ya tiene la maleta llena de maillots. Ya es l¨ªder de la Vuelta. Y de la monta?a. Y de la combinada. Todo, en seis horas de sufrimiento.
Hoy, la cita es en Pla de Beret, pero la sensaci¨®n es que la estrategia seguir¨¢ imperando en espera del Angliru y, quiz¨¢, de la cronoescalada a Navacerrada. El m¨¢s gr¨¢fico fue Valverde. ?Qu¨¦ te ha pasado [55 segundos perdidos con Contador m¨¢s la bonificaci¨®n]?. "Que he llegado apajarao". Pues eso.
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