La crisis tambi¨¦n est¨¢ en su cabeza
La p¨¦rdida de confianza del consumidor y la ca¨ªda econ¨®mica se alientan mutuamente
El tinglado funciona as¨ª. Las empresas venden productos, los ciudadanos los compran y las empresas ganan dinero, as¨ª que realizan inversiones y crean empleo. Entonces la sociedad tiene confianza en lo que ve y en lo que prev¨¦, y sigue comprando productos, con lo que las empresas siguen ganado dinero. A quien no tiene el dinero para comprar, el banco se lo presta. Y todos compran. Y las empresas ganan m¨¢s. Y crean empleo.
Hasta que un d¨ªa una de las piezas falla, alguien deja de pagar, otro de prestar dinero y un tipo se queda sin empleo. Sus vecinos, al enterarse, temen que les ocurra lo mismo, sienten que la cosa va mal, y que puede ir peor, y que es mejor, de momento, no comprar ese nuevo televisor, y hacer unas vacaciones m¨¢s austeras de lo previsto. As¨ª que las tiendas dejan de vender, las f¨¢bricas de fabricar, y de crear empleo. La cosa, como se tem¨ªa aquel ciudadano, acaba yendo a peor. La profec¨ªa, como dice el latiguillo anglosaj¨®n, se autorrealiza.
La restricci¨®n crediticia y el miedo han hundido al comercio
Los expertos opinan que los espa?oles se han anticipado al bache
La econom¨ªa es un juego de c¨ªrculos viciosos y virtuosos. A la crisis internacional -tangible, virulenta-, se a?ade la psicosis de la crisis -madrugadora y tozuda-, que pone a los consumidores en huelga y retroalimenta el propio declive.
En Espa?a, la ralentizaci¨®n del consumo comenz¨® a finales de 2007, antes de que los indicadores econ¨®micos mostrasen el cuerpo entero de la crisis. De un crecimiento del consumo de los hogares del 3,8% en el primer trimestre de 2007, al 2,9% en el ¨²ltimo. Desde que comenz¨® 2008, la tristeza del consumo se agrav¨®, y en el segundo trimestre s¨®lo subi¨® un 1,2%, el peor dato desde la recesi¨®n de 1993. Las ventas se hundieron en todos los sectores en el segundo trimestre. Los comerciantes hablan de ca¨ªdas del 20% de moda, del 40% en mobiliario o del 20% en coches. Y la inversi¨®n baj¨® por primera vez en 12 a?os, un 0,2%, en buena parte por el cierre de grifo crediticio.
"La crisis es real, la gente no se ha vuelto loca, pero el miedo ha acelerado el ciclo, como en su d¨ªa la alegr¨ªa lo hizo al alza. Los espa?oles han frenado al consumo, no por c¨®mo est¨¢n hoy, sino por c¨®mo creen que pueden estar en el futuro", explica Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra.
El miedo act¨²a en el mercado mucho m¨¢s r¨¢pido que la euforia. La econom¨ªa se est¨¢ estancando (el ¨²ltimo trimestre avanz¨® un 0,1%), pero la confianza se ha hundido 35,1 puntos en un a?o, de 86,5 a 51,4 puntos, seg¨²n el ¨²ltimo indicador de agosto.
"Los datos de desempleo de este verano no justificaban ca¨ªdas tan dr¨¢sticas, ha habido anticipaci¨®n, pero as¨ª es la econom¨ªa, un juego de miedo y confianza. El capitalismo es man¨ªaco depresivo", opina Ant¨®n Costas, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Barcelona.
John M. Keynes hablaba de los animal spirits, del esp¨ªritu animal de la econom¨ªa, que ayuda a mover al alza expectativas, consumo, inversi¨®n y empleo, como fichas de domin¨®. El humor influye en las estad¨ªsticas.
Y en Espa?a, el mal humor estall¨® con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Antonio Villarroya, de Merrill Lynch, explica: "Una casa vale tanto, pero si crees que el propietario no puede venderla, lo rebajas, y si lo hacen todos, el mercado se cae".
En el Reino Unido se habla de "avaricia" y "miedo" como los dos grandes mecanismos mentales que mueven el mercado: la avaricia, que hace creer que ese piso que ha ganado valor puede hacerlo mucho m¨¢s; y el miedo, que provoca lo contrario.
Ahora act¨²a el segundo. En el primer semestre, las ventas de pisos se han hundido un 27,% respecto al mismo periodo del a?o pasado, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), y las promotoras se ven abocadas a rebajas en los precios de hasta el 30%.
Un dato que evidencia el componente psicol¨®gico de la crisis, seg¨²n Costas, son los resultados del indicador de confianza, una encuesta en la que es habitual que, mientras la valoraci¨®n que los espa?oles hacen de su econom¨ªa dom¨¦stica mejora, la de la econom¨ªa en general empeora. "?Es contradictorio!", exclama.
Con cada dato negativo que se publica, los comerciantes, interlocutores directos de la macroeconom¨ªa con la sociedad, se echan a temblar. "Las compras son muy sensibles, son decisiones diarias", siempre repite el secretario general de la Confederaci¨®n Espa?ola de Comercio, Miguel ?ngel Fraile.
Sin embargo, "hay mucha hipocres¨ªa en todo esto. En la bonanza, la vivienda sub¨ªa un 16% y las expectativas se inflaban. Y nadie las desinflaba. Nadie dec¨ªa: eh, esto sube m¨¢s de lo normal", recalca Garc¨ªa Montalvo.
La inflaci¨®n tambi¨¦n ha creado neurosis. Los precios de los productos de consumo m¨¢s frecuente -como los alimentos, el tabaco o el transporte-, han estado subiendo casi el doble que el total, generando algo parecido a una tasa de inflaci¨®n psicol¨®gica, aunque no real, que tambi¨¦n ha contenido el monedero.
La huelga de consumo pone en jaque medidas del Gobierno como la devoluci¨®n de 400 euros en la declaraci¨®n de la renta. Para Montalvo, es probable que este dinero se destine al ahorro y no a dinamizar la econom¨ªa.
"De esto hay que aprender, las familias espa?olas han incurrido en un desequilibrio may¨²sculo, se han sobreendeudado y vivido por encima de lo que pod¨ªan", apunta Vicente Pallard¨®, director del Observatorio Internacional de Coyuntura Econ¨®mica.
Es uno de los elementos que esta semana llev¨® a Financial Times a referirse a Espa?a, con gusto discutible, como uno de los Pigs, cerdos (por las iniciales de Portugal, Italia, Grecia y Espa?a) que hab¨ªan volado, pero ahora volv¨ªan a retozar en la mugre.
La cuesti¨®n es hasta cu¨¢ndo. Para Villarroya, la tendencia se invertir¨¢ cuando el precio de la vivienda caiga tanto que resulte atractiva para los compradores. Para Pallard¨®, la clave es la recuperaci¨®n del mercado inmobiliario estadounidense, una vez encauzado el precio del petr¨®leo.
Pero las ¨²ltimas advertencias del Banco Central Europeo sobre el empeoramiento de la crisis han hundido las Bolsas. El cerdo, de momento, se muere de miedo.
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