"La cultura que no se vende no permite vivir a los artistas"
Christophe Cuvillier, nuevo presidente y consejero delegado de Fnac, habla en espa?ol con marcado acento franc¨¦s, pero sin titubeos. Igual que en alem¨¢n, ingl¨¦s o italiano. Sus colaboradores dicen que incluso chapurrea el catal¨¢n. Y que le encanta Espa?a, quiz¨¢ porque le recuerda a sus a?os de estudiante, en los que vivi¨® en Madrid y Barcelona. Este hombre, nacido en Bruselas, es a sus 45 a?os el m¨¢ximo ejecutivo de los almacenes franceses de ocio y cultura. Pero no es un novato en la cadena. Estuvo seis a?os en su direcci¨®n general antes de marcharse a Conforama, otra empresa del mismo grupo (PPR). Asegura que ahora, en lo m¨¢s alto de la Fnac, se siente "otra vez en casa".
Pregunta. Su antecesor, Denis Olivennes, era muy conocido en el mundo de la empresa, un s¨ªmbolo contra la pirater¨ªa. ?Cree que le ser¨¢ dif¨ªcil hacerse un hueco, un nombre propio?
"Del pasado troskista de la Fnac mantenemenos el respeto por el cliente"
"Mientras sea m¨¢s f¨¢cil robar que comprar en Internet, habr¨¢ pirater¨ªa"
Respuesta. Cada uno tiene su propio estilo. Yo tengo la suerte de haber sido director general de esta misma empresa durante cinco a?os, as¨ª que me da una gran facilidad para ser un buen presidente. Conozco casi todas las tiendas, a casi toda la gente, y esto me permite trabajar desde el primer d¨ªa al cien por cien.
P. ?Cu¨¢l es su punto fuerte?
R. Mi predecesor no hablaba ni una palabra de castellano, ni de italiano, y casi nada de alem¨¢n o de ingl¨¦s... Yo soy un hombre con un perfil internacional, he trabajado durante 14 a?os para L'Or¨¦al, tengo formaci¨®n de marketing y de imagen de marca... Eso es importante porque la Fnac es algo m¨¢s que un almac¨¦n: es una marca.
P. ?Queda algo del pasado trotskista de la Fnac?
R. Quedan algunos trotskistas, y sobre todo, el respeto al cliente. Tenemos la condici¨®n de que Fnac tiene que ofrecer algo diferente al cliente. No puede ser el portavoz de los fabricantes. La parte pol¨ªtica ha cambiado, pero el pacto trotskista de conseguir que los productos no fueran demasiado caros para que pudieran llegar a todos lo seguimos ofreciendo.
P. Su empresa oscila entre ser s¨ªmbolo del consumismo y de la cultura. ?Cu¨¢l se acerca m¨¢s a la realidad?
R. La cultura est¨¢ dentro del mundo del consumo. Cultura y consumo son conceptos compatibles. La cultura que no se vende es muy interesante, pero no permite vivir a los artistas. Los creadores, para vivir, tienen que poder vender sus productos, tienen que participar en el mercado del consumo.
P. ?S¨®lo los j¨®venes y modernos pueden trabajar en la Fnac?
R. No. Hay gente que lleva 25 a?os en la empresa. En Espa?a menos, porque la tienda m¨¢s antigua tiene s¨®lo 15 a?os. S¨®lo buscamos gente apasionada por los productos que vendemos.
P. En Madrid y en Bilbao han empezado a usar m¨¢quinas para cobrar. ?Es porque dan menos problemas que los empleados?
R. Es una cuesti¨®n de servicio. Queremos estar a la ¨²ltima, pero nunca eliminar¨¢n a los empleados.
P. ?La crisis les ha hecho cambiar sus planes?
R. No. Espa?a es un pa¨ªs en el que tenemos muchas posibilidades. Tenemos 19 tiendas, y eso, en comparaci¨®n con otros mercados, nos dice que tenemos a¨²n mucho potencial. En los periodos de crisis siempre hay oportunidades, porque los competidores m¨¢s d¨¦biles tendr¨¢n que anular sus planes.
P. ?Por qu¨¦ Espa?a es su segundo mercado? ?Encaja en la idea de cultura francesa?
R. Espa?a no es un mercado cultural, sino varios mercados. Hay uno global, pero luego hay uno en Madrid, otro en Catalu?a, otro en Andaluc¨ªa... Y eso la Fnac lo ha interiorizado muy bien. Lo que me interesa como presidente es que la gente de Mil¨¢n piense que la Fnac es lombarda, la gente de Barcelona que es catalana y los madrile?os que es de Madrid.
P. En Berl¨ªn fracasaron. ?El modelo alem¨¢n es complejo?
R. Aquello fue antes de llegar a Espa?a. Reprodujimos para Berl¨ªn un modelo demasiado franc¨¦s, y por eso no funcion¨®. Pero nos ayud¨® a entender que hay que adaptarse.
P. Ahora cada vez ponen m¨¢s tiendas en centros comerciales. ?Es m¨¢s rentable que la calle?
R. Es una cuesti¨®n de crecimiento. Ser¨ªa un error dejar a los competidores el comercio de fuera. En Espa?a seguimos abriendo en puntos clave de las ciudades, pero all¨ª donde ya los hemos cubierto tambi¨¦n es importante la complementariedad con el extrarradio.
P. En Madrid los comercios tienen m¨¢s libertad de horarios. ?Abrir¨¢ la Fnac toda la noche?
R. No, eso ser¨ªa excesivo. Hay que dormir, incluso en Espa?a. Adem¨¢s, los empleados tienen que descansar. S¨ª vemos la posibilidad de abrir hasta las doce de la noche, como en Portugal.
P. ?Qu¨¦ tal les va en la web?
R. Sigue funcionando muy bien. El pr¨®ximo paso, que ya estamos poniendo en marcha en Francia, es poder interaccionar con ambas v¨ªas: comprar en la web y recoger en la tienda, o al rev¨¦s. Tambi¨¦n estamos trabajando en las p¨¢ginas de descarga de m¨²sica, de v¨ªdeos... que en otros pa¨ªses ya est¨¢n m¨¢s desarrolladas.
P. ?Y esto no puede ralentizar su lucha contra las descargas ilegales?
R. No. Hay que ser realista. Los soportes de m¨²sica evolucionan. Hay que facilitar las nuevas formas de consumo de forma legal. Mientras sea m¨¢s f¨¢cil robar m¨²sica que comprarla, no podremos luchar realmente contra la pirater¨ªa.
P. ?El ¨²nico futuro de la m¨²sica est¨¢ en Internet?
R. Antes la gente compraba un disco, lo escuchaba, lo disfrutaba. Ahora hay un consumo masivo de todo. Y para esta nueva tendencia, los ficheros de m¨²sica resultan demasiado caros. Las discogr¨¢ficas tendr¨¢n que saber adaptarse, proporcionarnos la m¨²sica m¨¢s barata, o no podremos invertir y ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil robarla que comprarla.
P. ?Su lucha contra la pirater¨ªa no es hip¨®crita? Venden m¨¢s entradas a conciertos que nunca, m¨¢s reproductores mp3...
R. No nos quejamos por vender menos. Nos quejamos porque no se puede ganar dinero a costa de los artistas. Por ejemplo, los proveedores de Internet. Ganan ofreciendo bonos que se usan para descargas ilegales, para robar, y no devuelven nada a cambio.
P. Ya que habla de robar, ?Es consciente de que, para algunos, robar en la Fnac es casi un deporte?
R. Bueno, pero nosotros tenemos otro deporte, que es el de pillar al que roba. Los robos son el precio que pagamos por el formato de nuestras tiendas, por respetar la libertad del cliente, que pueda coger las cosas, revisarlas, tocarlas... Nos compensa.
P. ?Y los rumores de venta?
R. ?Me sorprende que tarde tanto en pregunt¨¢rmelo! No s¨¦ por qu¨¦, pero siempre que llego a una empresa, piensan que es para venderla. Cuando llegu¨¦ a Conforama estaban seguros de que era mi misi¨®n secreta. No. Ni ahora tampoco lo es, lo juro. Mi misi¨®n es hacerla crecer.
P. ?Y piensan en nuevos mercados?
R. Turqu¨ªa nos parece atractiva. Es un mercado entre dos continentes. Tiene un cruce de culturas muy interesantes.
P. ?Y una Fnac en Pek¨ªn?
R. No creo. Al menos de momento. Tenemos muchas otras prioridades antes. China es un mercado a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. La Fnac no quiere cohabitar con la censura.
P. ?Consume usted mucha cultura?
R. La verdad es que s¨ª, y evidentemente, mucha m¨¢s desde que he vuelto a trabajar en la Fnac. Cada vez que visito las tiendas que abrimos, parece que hay un concurso entre los directores de tienda por ver qui¨¦n me vende m¨¢s cosas, porque a m¨ª me cuesta mucho resistirme. -
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