"Una pena, un aprendizaje para la cadena humana"
Esther Ben¨ªtez e Isaac Montero ten¨ªan una casa grande, de sillones muy mullidos, y una biblioteca (como dec¨ªa Jorge Luis Borges) "muy fatigada".
?sa no era la casa de Tereto -as¨ª llamaban a Esther- y de Isaac, era la casa de sus amigos. La amistad, la literatura y la pol¨ªtica fueron la pasi¨®n del matrimonio. Tereto traduc¨ªa, sobre todo. Ella y Javier Mar¨ªas contribuyeron a que los traductores fueran tambi¨¦n autores en las cubiertas de los libros. Pero ¨¦sa es otra historia. Lo cierto es que Tereto traduc¨ªa e Isaac escrib¨ªa, y casi todo lo que hac¨ªan era, tan s¨®lo, para esperar a que vinieran los viernes de los amigos.
Era una pareja hecha para la amistad, y para la discusi¨®n, literaria, pol¨ªtica. La muerte de Tereto -en mayo de 2001- supuso la interrupci¨®n de una pareja legendaria en Madrid -y en Espa?a- y tambi¨¦n el fin de una intensa, vital relaci¨®n en la que dominaron siempre las peleas intelectuales y pol¨ªticas. Ni Tereto se dejaba convencer, ni Isaac dejaba que ella le convenciera, as¨ª que aquellos eran unos pugilatos que en el franquismo y en la transici¨®n se convirtieron en s¨ªmbolos de lo que era este pa¨ªs cuando s¨®lo hab¨ªa incertidumbre.
La muerte de Isaac Montero convierte en pasado toda esa historia; se derrumba un poco m¨¢s una ¨¦poca f¨¦rtil, en la que domin¨® la generosidad de los dos. Nunca fueron banales ni arbitrarios, aunque Isaac -sobre todo- llevaba su dial¨¦ctica (que fue comunista hasta que ya no pudo m¨¢s con la rigidez que manten¨ªa la columna vertebral del PC) hasta las ¨²ltimas consecuencias. Se hizo socialista despu¨¦s del 23-F de 1981, pero le sigui¨® estallando en los o¨ªdos la pasi¨®n que acumul¨® en su juventud, y sigui¨® siendo un radical pac¨ªfico pero irreductible.
Trabaj¨® en TVE, hasta que le hartaron los modos de ser del medio en aquel entonces, y dej¨® en los noventa ese origen de su sustento; fue un escritor de la Guerra Civil, y supo, como ahora saben los nietos y los biznietos de aquella contienda, que no hab¨ªa que aceptar por buena la losa que se le pon¨ªa encima a la memoria de lo que sucedi¨®. Colabor¨® en medios, y fue siempre un personaje comprometido en todo lo que escribi¨®, como si le fuera la vida en cada l¨ªnea, y por tanto en cada reivindicaci¨®n.
En esa casa se hizo una parte importante de la transici¨®n literaria y pol¨ªtica de este pa¨ªs; su relaci¨®n con Rafael Conte, que era y es el cr¨ªtico de esa generaci¨®n, y de las anteriores y de las sucesivas, profundiz¨® en el conocimiento literario de la ¨¦poca, y se bas¨® en la curiosidad incesante por lo que ven¨ªa, o por lo que no se deber¨ªa olvidar. Como Tereto, Conte ha sido otro de los amigos cercanos que conocieron muy bien la incansable capacidad dial¨¦ctica de este hombre, cuyo fallecimiento hizo recordar a uno de sus mejores amigos ayer algo que le escuch¨® al propio Isaac cuando muri¨® su gran amigo Daniel Sueiro, en oto?o de 1986. Volv¨ªan del tanatorio, e Isaac dijo, apesadumbrado:
-Qu¨¦ pena, qu¨¦ p¨¦rdida, qu¨¦ otro aprendizaje para la cadena humana.
Supe de la muerte de Isaac mientras estaba, con Jos¨¦ ?ngel Ezcurra y con V¨ªctor M¨¢rquez Reviriego, en la antigua sede de Triunfo, que hicieron ambos cuando, como dec¨ªa V¨¢zquez Montalb¨¢n, otro gran desaparecido, "contra Franco viv¨ªamos mejor". De pronto, la noticia de la muerte de Isaac cay¨® sobre la vida como un s¨ªmbolo m¨¢s de que estamos en el final de una ¨¦poca que supone un enorme aprendizaje para la cadena humana...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.