'Spamalot': mucha planta y poca uva
Desde hace tiempo pintan bastos para el antiguamente llamado "musical adulto", que se caracterizaba por asuntos originales, personajes poderosos y melod¨ªas memorables. Todo eso pas¨® a la historia, por algo se les llama "cl¨¢sicos". Lo que prima hoy (y primar¨¢, me temo) es la nostalgia inmediata (reducciones y/o pastiches de pel¨ªculas de los setenta/ochenta), las franquicias sin alma (los incontables homenajes a grupos de pop/rock) y, a menudo englobando la mezcla, los espect¨¢culos gen¨¦ricamente "familiares", es decir, dirigidos a esa franja de la ciudadan¨ªa que habita en una muy prolongada adolescencia. Hablemos de Spamalot, cuya versi¨®n espa?ola se acaba de estrenar en el Victoria barcelon¨¦s, adaptada y dirigida por Tricicle. No cuesta imaginar su posible g¨¦nesis: despu¨¦s de ver Los Productores, Eric Idle alza el pu?o al cielo y proclama "Si Mel se ha forrado, yo no voy a ser menos". As¨ª que llama a su amigo John Du Prez, que ya hab¨ªa compuesto un pu?ado de canciones para los Python, y organizan una jarana de fin de curso que repesca algunos grandes momentos de Los caballeros de la mesa cuadrada (Monty Python and The Holy Grail, 1975). Luego rellenan los huecos con estopa arrevistada y vagamente provocativa en la estela de Brooks (unos cuantos chistes trillados sobre jud¨ªos y gays) sin rozar su efervescente descaro. Como estaba previsto, se forran en Broadway (algo menos en el Palace del West End) y el espect¨¢culo se lleva tres Tonys. No falt¨® tela para tan menguada bolsa: Spamalot se estren¨® en el Shubert (marzo de 2005) con direcci¨®n de Mike Nichols y elenco encabezado por Tim Curry, David Hyde-Pierce y Hank Azaria. Dos a?os m¨¢s tarde, el inconmensurable Simon Russell Beale sustituy¨® a Curry en el rol del Rey Arturo. Nada, que le hizo gracia.
Lo peor de los a?adidos es que dos personajes estelares, Galahad y Robin, desaparecen de escena por falta de espacio
Los de Tricicle tambi¨¦n han cuidado muy mucho la producci¨®n, que ronda, dicen, los tres millones de euros. La escenograf¨ªa de Carles Pujol, muy similar a la original, hace pensar en una Venganza de don Mendo hormonada con efectos especiales; hay un gran despliegue de figurines y pelucas; notable orquesta, de doce instrumentistas, dirigida por Oscar Salvador; buen cuerpo de baile, con coreograf¨ªas a cargo de Francesc Ab¨®s y, sobre todo, un reparto entregado, eficaz y con escasos desajustes, que se multiplica en una mir¨ªada de personajes. L¨¢stima que los Tric¨ªclicos no destinaran parte del presupuesto a la contrataci¨®n de un buen traductor (las versiones son lo m¨¢s barato del lote, para buscar un adjetivo amable) y que los mimbres de la cesta no sean precisamente como para echar cohetes.
Una cr¨ªtica de Spamalot corre el serio peligro de acabar pareciendo el gr¨¢fico cl¨ªnico de un enfermo bipolar: las cumbres exultantes dan paso a vertiginosas ca¨ªdas en picado. El diagn¨®stico es sencillo: lo que procede de la pel¨ªcula original funciona, el material nuevo no va ni con pedales.
La funci¨®n arranca de maravilla, con el falso comienzo de los finlandeses y su danza del Pez Bofet¨®n y el delirante di¨¢logo entre el Rey Arturo y el futuro Sir Galahad sobre cocos y golondrinas, una cumbre de los Python, pero a los diez minutos la escena de los apestados nos teletransporta al terru?o de Marianico el Corto cuando el tema I am not dead yet muta en "a¨²n no la he palmao". M¨¢s altibajos: la parodia de Lloyd Webber (The song that goes like this), estupendamente cantada por Sergi Albert (Sir Galahad), y Marta Ribera (la Dama del Lago, que tiene una aparici¨®n espectacular rodeada de sus Laker Girls), da paso a una sos¨ªsima conversi¨®n de Camelot en casino de Las Vegas, donde Ribera sigue luciendo poder¨ªo vocal pero muy escaso swing, y Jordi Bosch, impecable y rebosante de encanto como Arturo, apenas se marca un fraseo de scat.
Otro n¨²mero muy divertido, el encuentro con el Franc¨¦s Insult¨®n (Fernando Gil, que tambi¨¦n se luce como un Lancelot psic¨®pata: lo mejor de la velada), degenera y se desparrama en un Run Away que no firmar¨ªa ni Benny Hill en horas bajas. La segunda parte despega en punta con el inmarcesible Always look at the bright side of life de La vida de Brian, esta vez decentemente traducida y servida en su punto por Bosch y el colombiano Juli¨¢n Fontalvo en el rol del escudero Patsy. Otro buen actor, bailar¨ªn y cantante es Xavi Duch (Sir Robin): borda el salvaje madrigal Brave Sir Robin y hace lo que puede para salvar You won't succeed on Broadway, una presunta chanza con muy poca gracia sobre el predominio hebreo en la escena neoyorquina, y a la que no ayudan chocarrer¨ªas innobles como "estoy jod¨ªo y sin jud¨ªos", que los se?ores directores bien podr¨ªan haberse ahorrado. Funcionan, pues, y para evitar la pormenorizaci¨®n detallada, los sketches conocidos (los Caballeros Que Dicen Ni, el Conejo Asesino, los pies de Dios con propulsi¨®n a chorro, el Hechicero Volador), pero la mitad de las canciones son bromas que se quedan en el enunciado -The Diva's Lament, con la cantante protestando porque no tiene papel, o I'm All Alone, en la que Arturo lamenta su soledad ante el fidel¨ªsimo y consternado Patsy- y los nuevos n¨²meros se suceden con la agilidad de un paquidermo son¨¢mbulo: la trama de Broadway no va a ning¨²n lado, el episodio del Pr¨ªncipe Herbert (Jes¨²s Garc¨ªa) es un ramillete de t¨®picos, y la previsible salida del armario de Lancelot culmina en un n¨²mero de samba a lo Barry Manilow que recuerda un descarte de La cage aux folles. Lo peor de los a?adidos es que dos personajes estelares, Galahad y Robin, desaparecen de escena por falta de espacio, y que las casi dos horas y media de funci¨®n acaban por pesar lo suyo. A la hora del balance se valora el empe?o de la propuesta y predomina la irresistible simpat¨ªa de los int¨¦rpretes, enardecidamente aplaudidos, pero, por mucho gracejo que le echen, el Grial apa?ado por Idle & Du Prez sigue siendo de lat¨®n. Si usted siempre so?¨® con un episodio medieval de Los Chiripitifl¨¢uticos, Spamalot puede ser su espect¨¢culo.
Spamalot de los Monty Python. Teatre Victoria. Paral.lel 67. Barcelona. www.tricicle.com y www.teatrevictoria.com
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