El terremoto en Wall Street cambia de golpe el mapa bancario de EE UU
La quiebra de Lehman provoca la mayor ca¨ªda del Dow Jones desde 2002 (4,4%) y contagia a todo el mundo - EE UU contempla ayudas adicionales a la banca
Despu¨¦s de un dram¨¢tico fin de semana que promete transformar para siempre las reglas de juego del sistema financiero estadounidense, Wall Street y las Bolsas internacionales reaccionaron ayer con p¨¢nico y desconcierto a la cadena de quiebras, ventas y reestructuraciones que afectan a grandes bancos y aseguradoras en la que puede ser la peor crisis del sector en d¨¦cadas.
El Ibex 35 cay¨® un 4,5%, lastrado por los t¨ªtulos de BBVA, Santander y Repsol
El petr¨®leo cedi¨® cinco d¨®lares y los inversores buscaron refugio en los bonos
Las Bolsas europeas cayeron en torno al 3%. El Ibex recibi¨® un castigo del 4,50%, similar al que sufri¨® Wall Street (4,42%). La quiebra del banco de inversi¨®n Lehman Brothers, la mayor de la historia, con un pasivo de 430.000 millones de euros, se vio agravada por el plan de ajuste de AIG, el gigante asegurador mundial obligado a solicitar fondos de emergencia al banco central estadounidense. De poco sirvi¨® el rescate de otro de los grandes, Merrill Lynch, adquirido por Bank of America. En medio de la carrera presidencial, el nuevo cap¨ªtulo de la crisis oblig¨® a la Administraci¨®n de Bush a asegurar que est¨¢ dispuesta a dar "pasos adicionales" para ayudar a la banca.
Pese a los esfuerzos coordinados de los bancos centrales de todo el mundo, el miedo se adue?¨® de los mercados europeos, que al final suavizaron el golpe con ca¨ªdas en torno al 3%. En Espa?a, los recortes en el Santander, BBVA y Repsol, en torno al 7%, arrastraron al Ibex a su valor m¨ªnimo en m¨¢s de dos a?os. Las tensiones alcanzaron al mercado petrolero, con el crudo en sus niveles m¨ªnimos desde febrero. Pero el origen y el epicentro de las turbulencias est¨¢ en EE UU, y Wall Street vivi¨® una jornada sombr¨ªa, cuajada de malas noticias y reproches pol¨ªticos por las embestidas de la interminable crisis de las hipotecas locas.
El principal ¨ªndice de la Bolsa de Nueva York se hundi¨® ayer con p¨¦rdidas del 4,4%. Se trata de la mayor ca¨ªda desde el 11-S en 2001, cuando en la primera jornada burs¨¢til tras los atentados terroristas, la Bolsa cay¨® un 7%.Mientras, los mercados especulaban sobre las pr¨®ximas medidas, tanto de parte del Gobierno estadounidense como desde dentro del propio sector, para salvar al sistema financiero de una cat¨¢strofe a¨²n mayor. La quiebra de Lehman Brothers, la mayor de la historia, no s¨®lo no ha sido compensada por la decisi¨®n del Bank of America de adquirir otra de las firmas con problemas, Merrill Lynch, uno de los t¨®tems de Wall Street, sino que se ha visto agravada por el anuncio del gigante asegurador American International Group (AIG), obligado a poner en marcha un reajuste que incluye la solicitud de fondos de emergencia a la Reserva Federal, el banco central de EE UU.
Todos esos movimientos, sumados al riesgo de que el mal se extienda a otras piezas de un sistema muy interconectado, crearon ayer un estado general de confusi¨®n ante el que las autoridades pol¨ªticas intentan actuar ahora con cierta distancia, dejando que, despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de dificultades por culpa de la crisis hipotecaria, los bancos hagan por s¨ª mismos los ajustes precisos para sanear el modelo a largo plazo. La Administraci¨®n de Bush sali¨® al rescate de Bear Stearns en marzo y de las grandes hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae hace unos d¨ªas para evitar el colapso financiero e inmobiliario, pero la quiebra de Lehman Brothers demuestra que las operaciones de salvamento no van a extenderse a todo el sistema bancario estadounidense.
"Estamos trabajando para reducir los desajustes y minimizar el impacto de estos acontecimientos de los mercados financieros en la econom¨ªa en su conjunto", declar¨® ayer el presidente norteamericano, George W. Bush. "Pero", a?adi¨®, "a largo plazo tengo confianza en que los mercados tienen la flexibilidad y la resistencia como para asumir esos ajustes".
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, ya advirti¨® el viernes en una reuni¨®n -en Nueva York con un grupo de 30 banqueros que representaban el grueso del sector- que el Gobierno federal no acudir¨ªa al rescate de Lehman. Ante el nuevo embate de la crisis y en un tono m¨¢s propio de otras ¨¦pocas, Paulson trat¨® ayer de lanzar un mensaje de confianza al asegurar que el sistema bancario est¨¢ "sano" y que los estadounidenses pueden confiar en la seguridad de sus cuentas bancarias. Y no descart¨® "los pasos adicionales necesarios" para garantizar la estabilidad del sector financiero, aunque no dio m¨¢s detalles.
La posici¨®n expresada por los responsables pol¨ªticos dilapid¨® las esperanzas de supervivencia de Lehman, que entr¨® inmediatamente en proceso de liquidaci¨®n ante la falta de compradores, y precipit¨® los movimientos de otras entidades para anticiparse al terremoto que se ve¨ªa venir.
La prueba m¨¢s patente del profundo cambio que experimenta el sistema financiero norteamericano es que s¨®lo quedan ya dos bancos de inversi¨®n en EE UU: Morgan Stanley y Goldman Sachs. A la quiebra de Lehman se sum¨® ayer la adquisici¨®n de Merrill Lynch por un banco comercial como Bank of America, que pag¨® 50.000 millones de d¨®lares. Esa operaci¨®n puede interpretarse como una actuaci¨®n defensiva que trata de evitar el efecto contagio.
Ese efecto amenaza ya seriamente a AIG y podr¨ªa ser mucho m¨¢s grave a¨²n si continuara extendi¨¦ndose a lo largo de esta semana y llegara a afectar a los consumidores y a la marcha de una econom¨ªa que ya camina con muletas por m¨²ltiples razones.
Uno de los dichos m¨¢s conocidos del pa¨ªs es que lo que ocurre en Wall Street acaba sinti¨¦ndose en Main Street. Una prolongada incertidumbre en las finanzas acabar¨ªa afectando a las compras a cr¨¦dito, lo que inmediatamente tendr¨ªa un impacto en una econom¨ªa cuyas dos terceras partes dependen del consumo.
Esta crisis, por tanto, adem¨¢s de en los despachos de las grandes compa?¨ªas, se lidia en la arena pol¨ªtica. "Ocho a?os de pol¨ªticas que han reducido al m¨ªnimo la protecci¨®n a los consumidores, relajado las regulaciones y alentado los grandes sueldos a los ejecutivos mientras se ignoraba a la clase media, nos han tra¨ªdo la crisis financiera m¨¢s seria desde la Gran Depresi¨®n", manifest¨® ayer el candidato dem¨®crata a la presidencia, Barack Obama. Su rival republicano, John McCain, coincid¨ªa en la necesidad de amplias reformas. "Hacen falta cambios profundos en Washington y en Wall Street", dijo. "No podemos tolerar un sistema que limita nuestros mercados y nuestros bancos y que pone en riesgo los ahorros de los trabajadores y los inversores".
Nadie duda ya de la necesidad de esas reformas. Las diferencias vendr¨¢n por el grado de esos cambios. Los dem¨®cratas consideran que el sistema financiero se ha dejado al margen de todo control y ha generado un monstruo que resulta casi imposible de manejar. Los republicanos, por el contrario, admiten la necesidad de actualizar algunos mecanismos de control, pero conf¨ªan en que las bases del sistema siguen siendo suficientemente s¨®lidas como para que pueda sanearse por s¨ª mismo.
Eso va a depender del desarrollo de los acontecimientos. "Los ajustes pueden ser dolorosos, tanto para la gente que est¨¢ preocupada por sus ahorros como para los empleados de las compa?¨ªas afectadas", advirti¨® ayer Bush.
La Administraci¨®n anunci¨® medidas tendentes a mitigar ese dolor, entre ellas la de relajar las condiciones en las que los bancos pueden pedir liquidez a la Reserva Federal. Otros bancos centrales -como el europeo- inyectaron fondos para aliviar las presiones de la banca. Pero eso puede ser insuficiente si la quiebra de Lehman produce una cadena de crisis en otras firmas y genera desconfianza en los inversores.
Goldman Sachs y Morgan Stanley, dos de los nombres que est¨¢n en mente de todos los analistas, presentar¨¢n resultados hoy y ma?ana, respectivamente. Los principales bancos comerciales, como Bank of America -que neg¨® haber recibido presiones para hacerse con Merrill- o Citibank tampoco tienen garant¨ªas de tranquilidad. De momento, la Bolsa pierde atractivo y los inversores empiezan a refugiarse en los bonos. La preferencia por los t¨ªtulos alemanes agrand¨® el diferencial de rentabilidad con el bono espa?ol al m¨¢ximo desde que existe el euro. El progresivo contagio de la crisis financiera a la econom¨ªa real -en EE UU, Europa y en Asia- deja otros efectos. Incluso alguna buena noticia: el petr¨®leo baja y roza los 91 por barril. El thriller financiero est¨¢ en su punto ¨¢lgido.
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