Fin de una ¨¦poca

Despu¨¦s de la quiebra de Lehman, la apresurada venta-salvamento de Merrill y los esfuerzos a la desesperada para rescatar a la aseguradora AIG, que fructificaron anoche con la nacionalizaci¨®n de la sociedad, la econom¨ªa mundial se enfrenta al v¨¦rtigo que produce una crisis cuya duraci¨®n e intensidad se desconocen por completo. Los signos esperanzadores que comienzan a aparecer en Estados Unidos, como los indicios de que la ca¨ªda del mercado inmobiliario puede estar tocando fondo, son insuficientes para anular el p¨¢nico que produce la convicci¨®n arraigada en los inversores de que m¨¢s bancos pueden sufrir una suerte parecida a la de Lehman y de que las aseguradoras, incapaces de hacer frente a los riesgos contratados de la banca, ser¨¢n la siguiente ciudadela econ¨®mica en caer.

La consecuencia m¨¢s clara de esta crisis es que la banca de inversi¨®n ya no volver¨¢ a ser la misma. El ejemplo de Lehman y las angustias de Merrill Lynch, por citar solamente los casos m¨¢s recientes, ense?an que los bancos de inversi¨®n necesitan una regulaci¨®n m¨¢s estricta, una supervisi¨®n m¨¢s atenta y nuevas reglas de operaci¨®n en el mercado que acoten la ilimitada capacidad de toma de riesgos en los mercados m¨¢s variopintos que hasta ahora disfrutaban las instituciones financieras. La supervivencia de mercados financieros sanos y sofisticados depender¨¢ en gran parte de que los bancos, las autoridades monetarias y los organismos reguladores como la SEC sean capaces de pactar esas nuevas reglas de juego. La ¨¦poca de la alegre desregulaci¨®n y de la supervisi¨®n a distancia del riesgo bancario deber¨ªa haber terminado.

Es f¨¢cil deducir que esta crisis ha destruido la credibilidad de los modelos de regulaci¨®n que EE UU trataba de exportar al resto de los mercados. Despu¨¦s de las p¨¦simas experiencias del caso Enron o las dram¨¢ticas convulsiones actuales, parece claro que el modelo de autorregulaci¨®n financiera propugnado por la actual Administraci¨®n y que, por cierto, apoya ideol¨®gicamente el candidato republicano John McCain, ha fracasado y es en parte responsable de los cataclismos presentes. Lehman ha firmado la enmienda a la totalidad del modelo de supervisi¨®n financiera en EE UU, y ser¨ªa bueno que sea cual sea la nueva Administraci¨®n tras las elecciones de noviembre, la regulaci¨®n financiera sea m¨¢s parecida a lo que propone Barack Obama que al programa republicano.

Esta crisis es global y de una gravedad desconocida desde 1929. Esta circunstancia la hace m¨¢s peligrosa, puesto que los responsables econ¨®micos y pol¨ªticos que deben gestionarla no han vivido una situaci¨®n parecida. Es muy probable que las nuevas proyecciones econ¨®micas tengan que retrasar las expectativas de recuperaci¨®n, siendo optimistas, al menos en un semestre, hasta mediados de 2010. Por eso es imprescindible al menos coordinar los sistemas de regulaci¨®n y supervisi¨®n bancaria en el ¨¢mbito europeo y tambi¨¦n de Europa con EE UU, Asia y Jap¨®n.