El maestro cojo y los banderilleros
Un profesor y dos miembros de la CNT compartieron verdugo y fosa con Lorca
El hecho de que Di¨®scoro Galindo Gonz¨¢lez, maestro de Pulianas (Granada), fusilado por los fascistas granadinos al comienzo de la Guerra Civil por defender la escuela popular y laica, compartiera verdugos y fosa con el poeta Federico Garc¨ªa Lorca lo ha convertido en s¨ªmbolo de miles de maestros republicanos, represaliados por el r¨¦gimen de Franco. El magisterio fue uno de los colectivos m¨¢s perseguidos por la represi¨®n franquista, ya que la Rep¨²blica le hab¨ªa confiado la dif¨ªcil tarea de reformar el sistema educativo. Conocido como "el maestro cojo", tras perder la pierna izquierda en un accidente, Di¨®scoro particip¨® activamente en las llamadas misiones pedag¨®gicas, destinadas a erradicar el analfabetismo, muy extendido entre la poblaci¨®n rural. Y aqu¨ª se top¨® con la Iglesia, que utilizaba la escuela para adoctrinar a las j¨®venes generaciones en la fe cat¨®lica y garantizarse as¨ª el monopolio religioso del pa¨ªs.
Formado en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, Di¨®scoro era un maestro humanista y solidario. Organizaba clases nocturnas para los alumnos que no pod¨ªan ir al colegio porque deb¨ªan ayudar a sus padres en las faenas agr¨ªcolas. Las familias con escasos recursos econ¨®micos apreciaban los gestos solidarios del maestro. Di¨®scoro contaba, adem¨¢s, con el apoyo de las familias liberales, porque impart¨ªa una educaci¨®n laica. Sin embargo, no gozaba de las simpat¨ªas de los padres m¨¢s conservadores, que expresaban su malestar por las ense?anzas que transmit¨ªa a sus hijos sobre igualdad, justicia social y libertad. Algunos padres llegaron, incluso, a retirar a sus hijos del colegio.
El maestro Galindo se signific¨® a¨²n m¨¢s como republicano en las elecciones del 16 de febrero de 1936, cuando represent¨® al Frente Popular en la mesa electoral frente a la candidatura de la derecha. Desempe?¨® un papel decisivo para impedir que los caciques de Pulianas cometieran fraude en aquella jornada electoral. Sus adversarios pol¨ªticos nunca le perdonaron la intensa actividad que desarroll¨® para garantizar la limpieza de la consulta democr¨¢tica. Cuando el Frente Popular gan¨® las elecciones, muchos vecinos del pueblo desfilaron delante de su casa al grito: "?Viva el maestro nacional de Pulianas!".
El clima de hostilidad hacia el maestro alcanz¨® la m¨¢xima tensi¨®n en el verano del 36. El 20 de julio, d¨ªa de la sublevaci¨®n militar en Granada, Di¨®scoro Galindo era ya un hombre se?alado por los falangistas de Pulianas como el maestro rojo. Varios pistoleros de la Falange lo detuvieron en su casa, a las dos de la madrugada del 18 de agosto de 1936, en medio del p¨¢nico familiar. Su hijo, Antonio Galindo, fue amenazado de muerte por intentar acompa?arle al Gobierno Civil, donde Di¨®scoro coincidi¨® con Federico Garc¨ªa Lorca. Horas m¨¢s tarde, maestro y poeta fueron llevados a La Colonia, un cortijo de V¨ªznar convertido en antesala de la muerte. All¨ª compartieron sus ¨²ltimas horas de vida, antes de ser paseados.
Resulta significativo que los franquistas condenaran a muerte a Di¨®scoro por "negar la existencia de Dios". ?sa fue la principal acusaci¨®n que hicieron contra el maestro en su expediente de depuraci¨®n. Alguien dijo, y con raz¨®n, que la guerra la ganaron los curas y la perdieron los maestros.
En el lugar del crimen, junto al maestro y al poeta, hubo dos paseados m¨¢s. Eran los anarquistas Francisco Galad¨ª Melgar y Joaqu¨ªn Arcollas Cabezas, muy conocidos en Granada, sobre todo en el mundo taurino, del que llegaron a ser afamados banderilleros.
Los dos sindicalistas eran de los llamados "hombres de acci¨®n" de la CNT-FAI que se entregaron en cuerpo y alma a defender los derechos de los trabajadores frente a una patronal desp¨®tica y prepotente que respond¨ªa con despidos ante cualquier reivindicaci¨®n laboral. Galad¨ª y Cabezas se unieron a la resistencia en el Albaic¨ªn para hacer frente a los militares golpistas. Tras la ca¨ªda del popular barrio granadino, rompieron el cerco al que estaban sometidos, con intenci¨®n de seguir combatiendo en defensa de la Rep¨²blica. Antes de partir, Galad¨ª quiso ver a su hijo y acudi¨® a un encuentro secreto para despedirse del peque?o de 10 a?os. Sin embargo, alguien lo delat¨® a los franquistas, que aprovecharon la oportunidad para detenerlo junto a Cabezas, su compa?ero inseparable en la lucha pol¨ªtica y en el ruedo. Fueron azotados y golpeados en el centro de Granada, para escarmiento p¨²blico, y llevados a V¨ªznar para fusilarlos. El comandante Vald¨¦s, m¨¢ximo responsable de la represi¨®n, les ten¨ªa especial odio por la rebeld¨ªa que siempre hab¨ªan mostrado. Despu¨¦s de cometer el crimen, los falangistas registraron sus domicilios y quemaron la mayor parte de los documentos y recuerdos familiares. Apenas nos quedan un cartel taurino en el que son anunciados como banderilleros y unas fotos con capote y traje de luces. El nieto de Francisco Galad¨ª est¨¢ convencido de que su abuelo habr¨ªa sido un torero c¨¦lebre de haberse puesto del lado de los vencedores, pero eligi¨® el bando republicano y quisieron borrar su memoria: "No lo han conseguido".
Francisco Vigueras Rold¨¢n es miembro fundador de la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica de Granada y autor de Los paseados con Lorca.
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