La magnitud del se¨ªsmo
Todav¨ªa no sabemos el grado del se¨ªsmo ni su alcance geogr¨¢fico. Incluso los optimistas antropol¨®gicos m¨¢s irredentos se temen lo peor, aunque se lo callen: que sea de la m¨¢xima intensidad conocida y que su alcance llegue a todo el planeta. De momento hay que reconocer la firmeza y habilidad con que han movido sus piezas los dos directores de la crisis, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Henry Paulson. No hubo lunes negro. Las recetas son flexibles y pr¨¢cticas, espantosas para los doctrinarios que ven vulnerados sus sacrosantos principios. (M¨¢s espantosas para los damnificados que sufren el agravio comparativo y se quedan sin cobertura del Gobierno). Con un ¨²nico objetivo: evitar que la infecci¨®n se extienda. Veremos si lo consiguen. Hasta romper todos los tab¨²es: dinero del contribuyente para salvar a quien arriesg¨® con exceso y pr¨¢cticas cl¨¢sicas del anticapitalismo, como es la intervenci¨®n y la nacionalizaci¨®n, para salvar el capitalismo.
Tras la crisis, es de temer que Estados Unidos y Europa encojan, y China crezca
El temblor ha llegado ya a Mosc¨². Y lo que m¨¢s importa, a China, la superpotencia emergente, que junto a India es la mitad de la econom¨ªa planetaria. Sus ahorradores son tenedores de bonos americanos en cantidades colosales, los hipotecarios de Fannie Mae y Freddie Mac entre ellos. ?stos tienen la garant¨ªa del Estado, a diferencia de los acreedores de Lehman Brothers, asi¨¢ticos y m¨¢s concretamente chinos en proporci¨®n muy alta. Las exportaciones chinas a Estados Unidos est¨¢n quedando tambi¨¦n da?adas, de modo que ya tenemos dos fuentes de preocupaci¨®n respecto al vigor de la gran locomotora asi¨¢tica. Hay un alivio para China: la superpotencia exigente y aleccionadora, que ven¨ªa denunciando el escaso valor de su moneda, ha sido la que ha estallado, pagando por sus pecados. Y la erupci¨®n se produce justo cuando el r¨¦gimen chino demuestra con los Juegos Ol¨ªmpicos que es un gestor eficaz y un buen vendedor de su propia imagen. Habr¨¢ quien considere que la profundidad de la sima terminar¨¢ arrastrando a los chinos con sus debilidades, que no son pocas. Pero la hip¨®tesis contraria es tambi¨¦n veros¨ªmil: despu¨¦s de esta crisis el sorpasso est¨¢ m¨¢s cerca.
La sismograf¨ªa improvisada tiene de momento una preocupaci¨®n urgente en la campa?a electoral norteamericana. Todav¨ªa no se han detectado los efectos de fondo del terremoto sobre la carrera presidencial. Los sondeos detectan un repunte en favor de Obama, pero McCain est¨¢ todav¨ªa por delante gracias a la propulsi¨®n popular que le proporcion¨® Sarah Palin. Uno de los m¨¢s reconocidos sistemas de identificaci¨®n en estas elecciones divide el electorado entre quienes son clientes de los popular¨ªsimos y baratos almacenes Wall Mart y quienes no lo son, se supone que m¨¢s elitistas. McCain obtiene entre los primeros un 58% de preferencias frente al 38% entre los segundos, mientras que Obama invierte los t¨¦rminos y s¨®lo le prefieren el 36% de los clientes de Wall Mart frente al 61% entre quienes no acuden a tales almacenes. Y no hay que olvidar que el populismo es la caza del mochuelo m¨¢s recurrida en tiempos agitados. McCain echa la culpa a los especuladores, que abusan de las escasas reglas de juego, versi¨®n suave de la conspiraci¨®n secreta y de la explicaci¨®n policial de la historia. Obama se la echa a Bush y a la filosof¨ªa econ¨®mica liberal. Uno y otro piden m¨¢s y mejor regulaci¨®n, uno como pragm¨¢tico converso y el otro desde el ya lo dec¨ªa yo. Pero ambos brillan por la vaguedad de sus ideas y por sus dificultades para invertir la crisis y convertirla en su plataforma de despegue electoral. Sus dos equipos est¨¢n en actitud defensiva, porque temen m¨¢s a sus propios errores que a los aciertos del adversario. Constatar, finalmente, en este cap¨ªtulo, que la estrella nacida en la Convenci¨®n Republicana, Sarah Palin, ha dejado de producir asombro y admiraci¨®n. No se ha apagado, pero ya no brilla como antes.
Un mundo distinto saldr¨¢ de todo esto. No sabemos c¨®mo ser¨¢, pero es de temer que Estados Unidos y Europa encojan, y China crezca. Las se?ales que vamos recibiendo sobre la intensidad de este desplazamiento tect¨®nico han sido much¨ªsimas. Y tambi¨¦n las im¨¢genes que empiezan a dibujarnos c¨®mo ser¨¢ el paisaje despu¨¦s de la cat¨¢strofe. Ah¨ª est¨¢ Brasil templando y mandando en Am¨¦rica Latina sin superpotencia tutelar alguna detr¨¢s; Rusia marcando el territorio de su glacis; Ir¨¢n asent¨¢ndose como potencia regional; o el equilibrio de fuerzas en Oriente Pr¨®ximo escapando de la acci¨®n y los planes de Washington.
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