Ingenio de taberna
Hasta para insultar hace falta un m¨ªnimo de ingenio, aunque hay ingeniosos que maldita la gracia que tienen. A comienzos de mes, el diario Financial Times tuvo la ocurrencia de utilizar el acr¨®nimo Pigs, cerdos en ingl¨¦s, para referirse a los pa¨ªses m¨¢s meridionales de la Europa comunitaria: Portugal, Italia, Grecia y Espa?a: Pigs.
Es ingenioso pero no tiene gracia, porque la raz¨®n para considerar que esos pa¨ªses son unos cerdos es que atraviesan por dificultades econ¨®micas tras haber experimentado un crecimiento considerable en los a?os anteriores. La met¨¢fora es que si a comienzos de la d¨¦cada los cerdos llegaron realmente a creer que eran capaces de volar, ahora est¨¢n cayendo por su propio peso, tambi¨¦n llamada ley de la gravedad. El art¨ªculo se titula Pigs in muck, es decir cerdos en el barro o en la mugre.
Aqu¨ª no nos esforzamos tanto: el insulto no es una forma de herir mediante el ingenio sino de evitarnos el esfuerzo de responder con argumentos o datos. "Qu¨¦ hijo de puta" fue la expresi¨®n con que el presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n (y del PP en esa provincia), Carlos Fabra, levant¨® la sesi¨®n de esa instituci¨®n en la que el portavoz socialista, Francesc Colomer, le ped¨ªa explicaciones sobre su falta de colaboraci¨®n con la justicia para esclarecer los asuntos por los que est¨¢ imputado: un supuesto delito fiscal y varios contra la Administraci¨®n.
La cosa ocurri¨® a fines de julio, pero la semana pasada, en respuesta a la petici¨®n de que se disculpase, dijo que llamar a alguien hijo de puta es "bastante corriente en Castell¨®n" y que se preguntaba por qu¨¦ el portavoz socialista se hab¨ªa "dado por aludido". Una respuesta de altura tabernaria.
Cuando un pol¨ªtico adjetiva mucho suele ser se?al de que carece de argumentos, y cuando sus adjetivos son injuriosos, de que quiere callar la boca a alguien, confiando en que el otro no se pondr¨¢ a su altura. En el pleno de la diputaci¨®n del pasado viernes a Fabra le preguntaron, entre otras cosas, por el origen de m¨¢s de 600.000 euros ingresados en sus cuentas en un a?o y cuya existencia ocult¨® a la Agencia Tributaria. Se las ingeni¨® para no responder.
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