La met¨¢fora de Roma
Melania Mazzucco (Roma, 1966) vive frente a los muros del Vaticano, "para ser consciente cada d¨ªa de que Roma tiene otra ciudad metida en el coraz¨®n".
La capital italiana es la protagonista de su novela Un d¨ªa perfecto, t¨ªtulo de estirpe salingeriana, pero inspirado en una canci¨®n de Lou Reed, que edita ahora Anagrama en espa?ol, con traducci¨®n de Xavier Gonz¨¢lez Rovira.
La autora de Ella, tan amada (Anagrama), novela biogr¨¢fica sobre la escritora y viajera Annemarie Schwarzenbach (2000), y de Vita (Anagrama y C¨ªrculo de Lectores), fascinante saga de la emigraci¨®n italiana a Am¨¦rica que gan¨® el Premio Strega en 2003, se traslada en su quinta novela hasta el presente, para trazar un v¨ªvido y doloroso retrato coral que sirve de descripci¨®n y denuncia de los vicios, faltas y carencias que afligen a la desmoralizada sociedad italiana.
"Italia es un pa¨ªs raro con los escritores. Hay una especie de silencio, un problema de transmisi¨®n de la memoria cultural"
"La familia no existe, no se ve, est¨¢ viviendo una crisis profund¨ªsima pero sigue siendo un mito inamovible"
Aunque es una po¨¦tica frase de George W. Bush la que da el tono a la novela en la primera p¨¢gina: "La familia es el lugar donde residen las esperanzas de nuestro pa¨ªs, el lugar en el que a los sue?os les nacen las alas".
En s¨®lo 24 horas de paseo por Roma, un para¨ªso mestizo, hecho de monumentos, simpat¨ªa, gracia, falsedades e inmoralidad, Mazzucco disecciona a los miembros de dos familias de clases muy distintas -la del senador Elio Fioravanti y la de su escolta, el polic¨ªa Antonio Buonocore-, unidas por un proceso similar de demolici¨®n inminente.
La novela es tan negra como veros¨ªmil, y entra a saco, desnud¨¢ndolos, en casi todos los mitos y tab¨²es de Berluscolandia: la familia como n¨²cleo podrido y escenario donde suceden los delitos m¨¢s abyectos; el machismo y la homofobia como valores supremos; la creciente desesperanza de los j¨®venes. Y, como telones de fondo, la corrupci¨®n y el racismo, la opresiva hipocres¨ªa cat¨®lica, el poder paralizador de la pol¨ªtica y la televisi¨®n.
La presencia de Roma como met¨¢fora de la Italia actual es continua en el libro. P¨¢gina 110: "Esa proliferaci¨®n de gaviotas en una ciudad sin mar le parec¨ªa un absurdo inexplicable. Pero tal vez fuera un signo de los tiempos: las gaviotas son par¨¢sitos y viven de la basura. Roma las hab¨ªa acogido. Roma acoge a todo el mundo. Y no perdona a nadie".
Tras vender 300.000 copias del libro, Un d¨ªa perfecto ha sido llevado al cine -la pel¨ªcula fue estrenada en el pasado Festival de Venecia- por Ferzan Ozpetek. Mazzucco viajar¨¢ en breve a Barcelona y luego a la Feria de Guadalajara (M¨¦xico), donde la literatura italiana es este a?o la invitada especial, del 27 de noviembre al 7 de diciembre
PREGUNTA. Empecemos por el final. ?Qu¨¦ le ha parecido la pel¨ªcula?
RESPUESTA. Prefer¨ª no participar en el gui¨®n porque me gusta ver la pel¨ªcula interior del director; yo ya me considero la directora de mis libros. S¨®lo fui un d¨ªa al estudio, y vi la escena de la violaci¨®n... Me gusta la relaci¨®n tan intensa entre Antonio y Emma, pero del resto no queda nada. A m¨ª me parecen importantes otras cosas, como la historia del profesor gay, que explica muchas cosas de este pa¨ªs, pero a Ozpetek no le interesaba. De todos modos, estoy tranquila, miles de personas han le¨ªdo ya el libro y se han hecho su pel¨ªcula interior. Y yo ya me he habituado a eso, las novelas son de los lectores, no me pertenecen.
P. No s¨¦ si suena a insatisfacci¨®n
...
R. No, los lectores cuentan cosas muy bonitas de lo que significan para ellos mis historias; a veces interpretan a los personajes como si no fueran m¨ªos, y ese significar algo para ellos es una forma de desposesi¨®n. Ese camino empieza al entregar la novela, y despu¨¦s, con la pel¨ªcula, empieza un camino distinto porque otra gente se acerca al libro.
P. Parece que ahora hay una buena relaci¨®n entre cine y literatura en Italia...
R. S¨ª, especialmente con la novela negra, ya sea social o pol¨ªtica. Tenemos necesidad de historias que intenten explicar este pa¨ªs de una forma s¨®lida, y desde hace tres o cuatro a?os los cruces entre cine y literatura son m¨¢s habituales, bastante frecuentes.
P. Eso pasaba menos en los a?os de oro del cine italiano.
R. Bueno, Ennio Flaiano, que era un gran escritor, fue guionista de Fellini. El cine rob¨® mucho a la literatura en esos a?os, aunque no se dice apenas. Ladr¨®n de bicicletas estaba basado en un cuento de Luigi Bartolini... Incluso con un cine tan fuerte, tan exitoso y tan vivo como aqu¨¦l, los directores ten¨ªan la necesidad de contar con la mirada de los escritores. Tonino Guerra o Furio Scarpelli hubieran podido escribir lo que hubieran querido, pero no ten¨ªan necesidad porque viv¨ªan de las pel¨ªculas.
P. Es curioso que Pavese, Pasolini y tantos grandes de entonces parecen haber sido olvidados.
R. Italia es un pa¨ªs raro con los escritores. Cuando mueren se hace un gran festejo de la pena, luego se les olvida. Pasolini por razones extra?as se lee en el colegio, pero a Pavese, por ejemplo, se le lee muy poco. Vas a las librer¨ªas y no hay casi nada de ¨¦l. Entre mujeres solas (que acaba de publicar Lumen en Espa?a) era un libro bell¨ªsimo. Ya no lo conoce casi nadie. Ahora se har¨¢n algunos actos por su centenario, pero lo importante para un escritor es ser le¨ªdo, y muchos escritores del siglo XX est¨¢n desaparecidos. Fausta Cialente ya no est¨¢. Hay una especie de cadena de silencio, un problema general de transmisi¨®n de la memoria cultural. Es un problema pol¨ªtico, pero la literatura no puede huir de ese mecanismo.
P. En Vita
analiz¨® el pasado de Italia. ?Escribir del presente ha sido una experiencia distinta?
R. Vita era un gran viaje a nuestra historia de inmigraci¨®n y pobreza. Pero lo escrib¨ª por un motivo contempor¨¢neo. Cuando Italia se convirti¨® en un pa¨ªs de inmigraci¨®n, yo trabajaba con inmigrantes, y era muy interesante escribir sobre el racismo de esa Italia llena de miedos y prejuicios. Al acabar Un d¨ªa perfecto me di cuenta de que forma un d¨ªptico con Vita. Lo que fuimos, lo que somos. Somos ese pa¨ªs que no nos gusta, es una especie de foto de grupo: Italia al principio de esta d¨¦cada. Lo escrib¨ª entre 2002 y 2003, y es inquietante pensar que result¨® prof¨¦tico: los temas sociales est¨¢n todav¨ªa ah¨ª, me hubiera gustado fracasar, entre comillas, no haber acertado tanto. Siempre me gust¨® mucho El grupo, una novela de Mary McCarthy, en la que un c¨ªrculo de mujeres evoca su ¨¦poca. Y eso es lo que intent¨¦ hacer, reunir todos los lugares comunes, las cosas que se dicen, se leen y se hacen, una especie de foto fija del presente.
P. La novela habla de cosas de las que se oye hablar poco en Italia, quiz¨¢ la m¨¢s importante, la violencia de g¨¦nero.
R. Nadie habla de ello, es como si no existiera. Es un tab¨² m¨¢s, pero las estad¨ªsticas demuestran que la violencia de g¨¦nero es la principal causa de muerte entre las mujeres de 16 a 45 a?os. El delito en familia, seg¨²n me contaron los polic¨ªas con los que habl¨¦ para documentarme, se comete cada vez m¨¢s en los ¨²ltimos diez a?os; eso debe significar algo.
P. Seguramente que el mundo se descompone alrededor del n¨²cleo fundamental de las sociedades.
R. La familia es el ¨²ltimo pilar social de Italia. No hay otro. Pero se hace un uso torcido y loco de la palabra familia. Cada vez que un pol¨ªtico pronuncia esa palabra no sabemos a qu¨¦ se refiere. La familia no existe, no se ve, est¨¢ viviendo una crisis profund¨ªsima pero sigue siendo un mito inamovible. De las dos familias del libro, una se deshace y la otra se mantiene extremadamente tradicional en su destrucci¨®n. La familia es parte de nuestra debilidad hist¨®rica. Nunca hemos tenido instituciones s¨®lidas aparte de ¨¦sa, salvo quiz¨¢ los ayuntamientos aunque fueran administrados por la aristocracia y el pueblo no influyera. Familia de sangre, clientelismo, la familia como instituci¨®n legal... Todo eso forma parte de un problema nacional de car¨¢cter, y es muy dif¨ªcil cambiarlo.
P. Pero los pol¨ªticos italianos siempre hablan de la familia.
R. Aqu¨ª se habla m¨¢s de la familia y se hace menos por ella que en ning¨²n sitio. Parad¨®jicamente, nadie las ayuda. Mandar a los ni?os a las guarder¨ªas p¨²blicas es imposible. S¨®lo ese dato explica muchas cosas. ?Qu¨¦ quieres, que las mujeres no trabajen? ?As¨ª queremos mantener a las familias? La hipocres¨ªa tiene una raz¨®n pol¨ªtica, el Estado sospecha que es mejor que las mujeres tengan trabajos secundarios. Las cifras dicen que una de cada dos deja el trabajo despu¨¦s de los 35 a?os.
P. Todo sea por la mamma...
R. Sin decirlo, es as¨ª. No se deja trabajar a las mujeres. Es una elecci¨®n pol¨ªtica muy precisa. Hace 20 a?os que se deber¨ªa haber hecho algo pero nadie lo ha hecho.
P. La novela se lee tambi¨¦n como una descripci¨®n del berlusconismo sociol¨®gico, si es que eso existe.
R. La ambient¨¦ en 2001, al principio del quinquenio del regreso de Berlusconi, con la neta percepci¨®n de que caer¨ªa y luego volver¨ªa. Los cambios en el pa¨ªs eran ya evidentes entonces. Creo que la literatura debe contar ese viraje de Italia. Cuando vas a las provincias, sientes c¨®mo ha cambiado el humor de la gente, c¨®mo el pa¨ªs ya no es el mismo. Y no podemos ignorar eso. ?l es la gran figura de estos a?os, el responsable de que haya cambiado la mentalidad de la gente. ?sta es su era.
P. El libro narra un mundo despreciable y que parece desmoronarse. Pero, al mismo tiempo, hay gente como usted, o como Roberto Saviano, con Gomorra,
y tantos otros escritores que est¨¢n denunciando esa situaci¨®n.
R. El pa¨ªs se descompone, y eso hay que afrontarlo. La inmigraci¨®n ha producido una enorme transformaci¨®n, una revoluci¨®n cultural de la que nadie ha querido hablar. No ha habido una pol¨ªtica sensata de inmigraci¨®n, todo se ha hecho sin principios ni proyecto, se ha impuesto la cultura de la emergencia para que alguien saque beneficio. Todo eso nos ha puesto a pensar. Lo que hizo el cine en los a?os cincuenta o sesenta, lo hace ahora la literatura. Aunque hay pel¨ªculas preciosas, amargas, documentales estupendos que cuentan la relaci¨®n con los inmigrantes, poca gente los ve. Pero hay un fermento, s¨ª, una necesidad de comprender y explicar lo que est¨¢ pasando.
P. Y una pulsi¨®n de huir. Zero, el personaje joven de la novela, s¨®lo piensa en emigrar a Barcelona.
R. Hay muchos j¨®venes en Italia que no tienen nada que ver con Berlusconi. El ¨²ltimo gran sobresalto fue el 68 y a partir de ah¨ª empez¨® una guerra contra los j¨®venes que no se reconoce pero que dura todav¨ªa. El pa¨ªs est¨¢ est¨¢tico, completamente parado, y para los j¨®venes es dificil¨ªsimo encontrar un sitio. Una generaci¨®n entera de amigos y conocidos se ha visto obligada a emigrar a Espa?a, Francia, Suiza, Canad¨¢, Alemania. Ninguno ha logrado entrar en la universidad italiana. Hemos mandado fuera a gente de enorme talento, cient¨ªficos, investigadores, literatos, han salido corriendo de un pa¨ªs depauperado. Hace 20 a?os que sucede eso y todo sigue igual, sin que ello dependa de quien gobierne. No hay perspectivas, y tenemos una enorme masa de precarios y explotados a quienes aterroriza la idea de quedarse para siempre en el mismo sitio. Es una situaci¨®n de explotaci¨®n y chantaje, terrible para el futuro del pa¨ªs.
P. No se le ve muy optimista...
R. Hay una relaci¨®n demasiado estrecha de la pol¨ªtica en la vida cotidiana. Desde hace 50 a?os o m¨¢s en Italia no sucede nada si la pol¨ªtica no lo permite. Es como un c¨¢ncer, un precio que el pa¨ªs no puede pagar m¨¢s. Todos lo sabemos, pero no se puede cambiar el sistema. Incluso para trabajar como m¨¦dico necesitas un carn¨¦ pol¨ªtico.
P. Volviendo a la novela, es notable el esfuerzo por reflejar los diferentes lenguajes de los personajes.
R. Eso es lo que m¨¢s me gusta del libro. Todo ese trasfondo social y pol¨ªtico debe ser finalmente literatura. Decid¨ª no utilizar un narrador externo y asumir las voces de cada personaje, sus jergas, para tratar de mostrar la estratificaci¨®n de la lengua. La madre de Emma habla como una romana de la periferia, Antonio habla feo aunque piensa profundamente, el joven tiene su jerga alternativa, la adolescente su idioma sms. Cada una tiene su m¨²sica...
P. Supongo que har¨ªa mucho trabajo de campo.
R. En Vita, la investigaci¨®n era de archivo y de escuchar a los testigos. Grab¨¦ cientos de conversaciones. Aqu¨ª ped¨ª ayuda a gentes de oficios diversos, polic¨ªas, escoltas, una pol¨ªtica a la que segu¨ª en campa?a electoral... Se trataba de reflejar c¨®mo suena la vida cotidiana. Estuve unos d¨ªas en una tienda de tatuajes oyendo a los j¨®venes que se hac¨ªan piercings, tratando de ser invisible; y con una enfermera del Policl¨ªnico hice un reportaje recogiendo las cosas que dec¨ªan las mujeres agredidas por sus maridos, fing¨ªan haber ca¨ªdo por las escaleras...
P. Ahora est¨¢ investigando en Venecia. ?Es el pr¨®ximo libro?
R. Cada libro es una aventura y llevo muchos a?os detr¨¢s de esa historia; surgi¨® cuando escrib¨ªa Ella, tan amada. Trata de otra familia italiana, la de Tintoretto, el pintor. Tuvo nueve hijos, cinco de ellos mujeres, y siempre me ha gustado moverme ah¨ª, padres, hijos, hijas... Y siempre me interes¨® Tintoretto, es un tipo fascinante, otro olvidado en buena medida. Al final, han salido dos libros gemelos, ya est¨¢n acabados. Una novela, ficci¨®n libre, que cuenta la historia de una t¨ªpica familia veneciana en esa ¨¦poca fascinante, y un ensayo, una especie de historia de la familia, biograf¨ªa de 40 personas y de su vida cotidiana, que trata de recuperar la memoria del papel de las mujeres. He aprendido a leer los documentos del siglo XVI en veneciano, ha sido muy gratificante.
P. El V¨¦neto siempre ha sido considerado territorio extranjero...
R. S¨ª, siempre se dice que Italia era la Rep¨²blica independiente de Venecia en el norte, el Papa en el centro y un sur italiano. Curiosamente, el car¨¢cter de la Italia actual es muy parecido al del V¨¦neto antiguo, la estructura social, la democracia, las relaciones con la juventud. En el siglo XVI todo eso estaba all¨ª. Era la ¨¦poca de la Contrarreforma y las familias eran muy largas, hab¨ªa separaciones de hecho, concubinas... Hay un gran contraste entre la verdad y la historia oficial.
P. Bueno, quiz¨¢ se trate simplemente de respeto a las apariencias.
R. S¨ª, es extra?o, somos el pa¨ªs m¨¢s cat¨®lico del mundo y cuando decimos una cosa hacemos la contraria. Yo me rebelo contra eso desde peque?a. No importa lo que un padre dice sino lo que hace. Nunca he seguido ning¨²n canto. No me dejo mecer por esa m¨²sica. Y todav¨ªa me parece raro que los dem¨¢s lo hagan.
P. Ahora que va a Guadalajara representando a la literatura italiana, ?cree que se puede hablar de una nueva narrativa? ?Hay una generaci¨®n de calidad?
R. Creo que en los ¨²ltimos a?os, si no un renacimiento, al menos ha habido una renovaci¨®n. Se ha recreado un pacto muy s¨®lido con los lectores, desde el vac¨ªo, porque hemos pasado un periodo de un cine y una literatura muy elitistas, de autores muy buenos pero poco conocidos, que produc¨ªan desconfianza en el p¨²blico. Recuerdo que en 1996, cuando escrib¨ª mi primera novela, El beso de la medusa (Seix Barral y Planeta-De Agostini), casi nadie le¨ªa libros italianos, y pens¨¦ "?Madonna, yo tampoco los leo!". Ahora eso ha cambiado, la nueva generaci¨®n ha restablecido el hilo con los lectores, la fusi¨®n literatura-cine nos permite llegar a mucha gente, y la sociedad literaria est¨¢ renaciendo. Es un momento bueno, de cambio. En los momentos m¨¢s feos de Italia, la literatura siempre nos ha salvado, ha sabido contar las cosas que pasan. Es el ¨²nico optimismo que nos queda. Hay j¨®venes muy interesantes ah¨ª fuera, espero que sepamos valorarlos bien.
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