Steiner, no; nosotros
Espa?a tiene un serio problema nacional que quiz¨¢ no tenga soluci¨®n, pues ¨¦sta pasa por el di¨¢logo interno y es lo que peor se nos da. Aunque afortunadamente ya no lleguemos al grado de encono al que se lleg¨® en los a?os treinta, nos quedamos en boicots, en campa?as y en esta perpetua lucha abrazados en el barro. Es un pleito interno muy complejo donde se entrelazan intereses, identidades, lenguas, historias personales. Parece evidente que lo mejor para todos los que convivimos dentro de un mismo estado es buscar una buena convivencia y eso s¨®lo puede hacerse sobre un reconocimiento mutuo. Y para ello cada uno debe definir previamente su posici¨®n y sus intereses. Los gallegos como pa¨ªs tambi¨¦n deben hacerlo y para eso es necesario conocer quienes somos y tambi¨¦n constatar los l¨ªmites de la realidad hist¨®rica, econ¨®mica, cultural y social en que nos movemos.
Lo que m¨¢s me duele es que su comentario es munici¨®n para una facci¨®n ideol¨®gica sectaria
Los gallegos que desprecian su lengua y su cultura animan a los dem¨¢s a que lo hagan
Para ese di¨¢logo y ese pacto deseables lo que m¨¢s nos perjudicar¨ªa ser¨ªa que nosotros mismos debilit¨¢semos nuestra posici¨®n, devalu¨¢semos nuestro capital. Y eso es lo que hemos hecho hist¨®ricamente, hemos sido incapaces hasta ahora de constituirnos en un pa¨ªs que sabe que tiene una personalidad propia y unos intereses particulares espec¨ªficos. Lo estamos haciendo. Aunque hemos desperdiciado muchas posibilidades de la autonom¨ªa, ¨¦sta nos ha servido para empezar a salir de una situaci¨®n hist¨®rica desastrosa. Como consecuencia tambi¨¦n nuestra sociedad tiene hoy una mejor imagen de s¨ª misma, m¨¢s orgullo. Aunque no el suficiente. "Nunca falta un can nunha merenda", dice el refr¨¢n, e incluso en un proceso tan leg¨ªtimo y necesario como es el de levantar un pa¨ªs con orgullo y dignidad en esta tierra que fue tan lastimada y humillada tiene resistencias y detractores.
Como a mucha gente me enfad¨® y entristeci¨® el comentario del se?or George Steiner tan despreciativo hacia Galicia. No me enfad¨® que despreciase nuestra lengua, eso va en el gusto de cada uno, me enfad¨® que despreciase a los gallegos, porque de eso se trata. Su comentario despreciaba tanto a gallegos como a gallegas, a altos como a bajos, a los que hablan gallego como a los que hablan castellano o quechua..., cuando menospreci¨® la lengua de nuestro pa¨ªs, nuestras palabras, la creaci¨®n de las personas de aqu¨ª, nos despreciaba a todos. Puede que haya quien piense que no, que menospreciar la lengua gallega s¨®lo ofende a los que la hablan o escriben, o a los que le tienen cari?o o respeto y que, en cambio, no ofende a quienes creen que el gallego sobra, que es un problema y que cuanto antes desaparezca mejor. El comentario del se?or Steiner es consecuencia de eso, las campa?as para desprestigiar y combatir nuestra lengua, da?an nuestra imagen y nuestra identidad, los gallegos que desprecian la lengua y la cultura de su pa¨ªs est¨¢n animando a los dem¨¢s a que lo hagan. Y, nadie se enga?e, quien envenen¨® el o¨ªdo de Steiner con una mentira, que haya una universidad donde el gallego es obligatorio, es de aqu¨ª o vive aqu¨ª. Aunque pocos, son gallegos los que cuentan que el castellano est¨¢ amenazado en Galicia, que hay una dictadura ling¨¹¨ªstica, etc¨¦tera. Mentiras del gui¨®n de la pel¨ªcula Espa?a se rompe.
Pienso en un amigo catedr¨¢tico en Oxford, John Rutherford, que adem¨¢s de culto es respetuoso. Escritor en ingl¨¦s, en castellano y en gallego (As frechas de ouro) y acad¨¦mico de la Real Academia Gallega. No hay sabios infalibles, hay opiniones diversas. Lo que me duele del comentario de Steiner es que es munici¨®n para una facci¨®n ideol¨®gica sectaria. Que luego haya pedido disculpas le honra. Y con quien debemos enfadarnos es con nosotros mismos, si ignoran nuestra lengua y cultura es porque nosotros la ignoramos, si nos desprecian es porque nosotros nos despreciamos antes. No s¨®lo la derecha centralista y los activistas contra el gallego, somos todos. Abandonando y desconociendo nuestra historia y nuestra cultura, perdimos fuerza para luchar por lo nuestro y avanzar, si cedemos a la tentaci¨®n de diluirnos de nuevo en cuatro provincias perdemos la oportunidad de ser un pa¨ªs respetado. Como si Galicia no fuese un Reino con una de las grandes literaturas hist¨®ricas europeas. Podemos poner en valor y reforzar nuestro patrimonio o desprestigiarlo, pero si hacemos esto, ?por qu¨¦ nos van a respetar los dem¨¢s? Y que nadie piense que el ser respetado no tiene consecuencias en todos los ¨¢mbitos, tambi¨¦n en la econom¨ªa.
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