Barcelona se empobrece
C¨¢ritas ha atendido 27.000 peticiones de ayuda en el primer semestre de 2008, las mismas que en todo 2007 - Aumenta la afluencia a los comedores sociales
En el la avenida del Paral¡¤lel de Barcelona cada d¨ªa se repite la misma escena: una reja de hierro de color azul, con un guardia jurado flanque¨¢ndola, se abre sobre las doce del mediod¨ªa. Poco a poco se acercan personas y van subiendo el tramo de escaleras. Muchos rostros de mediana edad, de entre 40 y 60 a?os, bastantes j¨®venes, inmigrantes y aut¨®ctonos. Algunos sin techo, pero la mayor¨ªa no aparentan la precariedad en la que viven. Es un comedor social del Ayuntamiento. Sirve cada d¨ªa unas 200 comidas y servir¨ªa m¨¢s si tuviera m¨¢s capacidad, porque la demanda de esa ayuda se ha incrementado el 8% en el primer semestre de este a?o. C¨¢ritas ha recibido una avalancha de peticiones de ayuda para abonar recibos del agua y de la luz, o un SOS ante la imposibilidad de pagar las hipotecas. "En los primeros seis meses de 2008 hemos recibido 27.000 peticiones, la misma cifra que en todo 2007. La inmigraci¨®n que lleg¨® hace cinco a?os es la m¨¢s perjudicada", explican fuentes de la organizaci¨®n.
La precariedad laboral del turismo y la construcci¨®n incrementa la crisis
No se trata de la indigencia de personas excluidas hace tiempo y de dif¨ªcil retorno. En los ¨²ltimos meses, la crisis econ¨®mica pasa factura a Barcelona con sus manifestaciones: precariedad laboral o debilidad de las pensiones. Hay nuevas situaciones: las de hombres que se divorcian y se quedan sin casa.
Pero los n¨²meros y las estad¨ªsticas tienen cara. "Este verano una mujer dorm¨ªa cada d¨ªa en el Marem¨¤gnum, por la ma?ana se aseaba y se iba a trabajar. Nos cont¨® que cobraba 600 euros al mes y que ten¨ªa que escoger entre dormir a cubierto o comer. Y eligi¨® comer", explica Eva Fern¨¢ndez, vecina de la Barceloneta y, adem¨¢s, presidenta de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos (FAVB).
Otros lo hacen al rev¨¦s. Jos¨¦ es un jubilado de 62 a?os que va cada d¨ªa al comedor social del Paral¡¤lel. Soltero, trabaj¨® m¨¢s de 20 a?os en una empresa de artes gr¨¢ficas y en otros empleos. Le ha quedado una pensi¨®n de 590 euros al mes. "Pago 280 por una habitaci¨®n en un piso, as¨ª que los primeros d¨ªas del mes s¨ª puedo comer por ah¨ª, pero enseguida vengo aqu¨ª", resume. Bastantes noches va a otro comedor en Pedralbes, de una congregaci¨®n de religiosas: uno de los 17 comedores sociales que hay en Barcelona.
El perfil de personas que tienen un trabajo precario, temporal o con sueldos muy bajos se repite en la atenci¨®n social. "Son las consecuencias de los contratos en precario y de un mercado de trabajo de escasa cualificaci¨®n, en especial de la construcci¨®n y el turismo", sostiene el edil del Consistorio Ricard Gom¨¤ (ICV-EUiA). Da m¨¢s cifras: el conjunto de los servicios sociales ha atendido en seis meses a 34.000 personas, el 13% m¨¢s que en el mismo periodo de 2007.Es la inmigraci¨®n m¨¢s reciente, la que lleg¨® hace unos cinco o seis a?os, la que est¨¢ sufriendo m¨¢s el golpe de la precariedad econ¨®mica. "Muchos trabajaban en la construcci¨®n, en el caso de los hombres, y las mujeres en trabajos dom¨¦sticos. Ahora les ha fallado el trabajo y se encuentran con que tienen que pagar una hipoteca y no pueden", detallan desde C¨¢ritas. En el caso de las familias aut¨®ctonas, el problemas m¨¢s frecuente es no poder pagar recibos: del alquiler, de servicios o de la escuela.
No todos los colectivos que trabajan en el campo social hacen el mismo diagn¨®stico. Seg¨²n la comunidad de Sant Egidi, por ejemplo, las alarmas empezaron a saltar hace dos a?os, y sus responsables no creen que los problemas se hayan agravado por la crisis que formalmente se ha reconocido en los ¨²ltimos meses. "Pese al incremento de las plazas de albergues municipales -hay unas 600-, las personas que duermen en la calle son unas 2.000", apunta Jaume Castro.
Cada jueves por la noche, 20 grupos de voluntarios reparten bocadillos y zumos entre los indigentes que duermen en los portales o en los jard¨ªnes.
"Nos encontramos con personas que un d¨ªa se han visto en la calle porque les ha fallado el trabajo, por ejemplo, despu¨¦s de divorciarse y no han tenido la posibilidad de afrontar el pago de otra vivienda porque los sueldos no les dan para ello", comenta Raquel, una de esas voluntarias. A veces las cosas se arreglan y desaparecen.
El pasado jueves, Raquel y otros dos voluntarios repartieron m¨¢s de 20 bocadillos entre otros tantos sin techo que dorm¨ªan al raso en las calles del Barri G¨°tic. A muchos les conocen por su nombre y est¨¢n al tanto de sus problemas de salud.
En la plaza de Medinaceli cuatro j¨®venes ¨¢rabes saludan a los voluntarios de Sant Egidi. Uno de ellos comenta que se ir¨¢ a domir pronto -lo har¨¢ e en los soportales de Correos, uno de los refugios habituales- porque trabaja y tiene que madrugar: "Estoy montando los escenarios de la fiestas de la Merc¨¨ y ahora tengo que aprovechar".
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