Atrapados en Rivas
Las lluvias torrenciales convierten el municipio en una ratonera - Los ripenses vivieron un d¨ªa ca¨®tico, con retrasos en el metro y en el autob¨²s
"Era imposible salir de Rivas". Rub¨¦n G¨®mez no dejaba de mirar de reojo hacia el cielo gris¨¢ceo. Con los pantalones remangados hasta las rodillas y unas botas de agua recubiertas con una gruesa capa de barro escudri?aba el horizonte como si fuera el hombre del tiempo. No par¨® en todo el d¨ªa. Sali¨® de su casa, en la Ronda de Oviedo, a las siete de la ma?ana camino de Madrid. "He tardado casi una hora y media en recorrer apenas dos kil¨®metros y entonces me he encontrado la salida hacia la carretera de Valencia cortada, as¨ª es que he llamado al trabajo y me he vuelto a casa", explic¨®.
No fue el ¨²nico atrapado en la localidad de Rivas Vaciamadrid (59.400 habitantes) a lo largo de la ma?ana de ayer. Las lluvias torrenciales ca¨ªdas durante la madrugada convirtieron las calles del municipio en una ratonera. A ello contribuyeron de manera crucial los cortes en la A-3: por un lado impidieron la salida de veh¨ªculos hacia la carretera, por otro provocaron la llegada masiva de coches procedentes de Arganda del Rey. Con el servicio de autobuses fuera de juego y el metro acumulando retrasos de hasta tres cuartos de hora, el caos estaba servido.
Para Teresa Galastea, la ma?ana tambi¨¦n fue ca¨®tica. Y eso que ni siquiera ten¨ªa que salir de Rivas. Su bar, situado en los bajos de un bloque de viviendas de la Ronda de Oviedo (Covibar), amaneci¨® anegado de agua: "A ver qu¨¦ nos cubre el seguro, aunque el disgusto ya no nos lo quita nadie". Fuera del local, decenas de vecinos se afanan en limpiar la plaza situada entre los bloques. La tormenta la inund¨® durante la madrugada. "Hab¨ªa una capa de agua de m¨¢s de medio metro", recordaron a mediod¨ªa Miguel ?ngel y Roberto, mientras repasaban fotograf¨ªas y v¨ªdeos captados con sus tel¨¦fonos m¨®viles. El agua provoc¨® inundaciones en los portales y los cuartos de luz. Tambi¨¦n en los garajes, donde cerca de 70 coches quedaron atrapados. Uno de ellos fue el Volkswagen Polo de Pilar, pelo largo moreno recogido en una coleta y visibles ojeras: "S¨®lo ten¨ªa dos a?os y se ha quedado siniestro".
No muy lejos de all¨ª, Israel y Bel¨¦n miraban incr¨¦dulos el estado en el que qued¨® la guarder¨ªa Renacuajos, que regentan hace un par de a?os. El agua ca¨ªda durante la madrugada fue acumul¨¢ndose a la espalda del chal¨¦ adosado en el que se encuentra su negocio hasta que acab¨® por derribar la valla. Entonces todo se llen¨® de agua. Ayer no pudieron atender a los 56 ni?os que acuden cada ma?ana. "Esta semana ya va a ser imposible", advirtieron los j¨®venes.
La situaci¨®n del resto de chal¨¦s de la calle no era mejor. Javier L¨®pez trataba de eliminar a mediod¨ªa el lodo que anegaba su casa. "El agua me llegaba por la cintura, incluso ha destrozado la puerta y a punto ha estado de llevarme a m¨ª por delante".
A esa misma hora, Luisa Ruiz iba de un lado para otro sin parar de hablar por el m¨®vil. Su coche qued¨® atrapado en la avenida de Covibar, donde una l¨¢mina de m¨¢s de medio metro de agua inmoviliz¨® cerca de 50 veh¨ªculos. "Llevo cuatro horas aqu¨ª y a¨²n no he conseguido que ning¨²n taller me coja el coche. Dicen que est¨¢n saturados", explic¨® la joven. A su alrededor, decenas de operarios municipales intentaban retirar el barro que hab¨ªa quedado sobre el asfalto. En medio de la calle, un autob¨²s que cubr¨ªa la l¨ªnea Rivas-Madrid, que qued¨® atrapado minutos antes de las seis de la ma?ana con 10 pasajeros a bordo.
En la misma avenida, apenas a 200 metros de all¨ª, la escuela infantil Platero permanec¨ªa cerrada. El agua impidi¨® que sus 150 alumnos de entre 0 y 3 a?os acudiesen a clase. La culpa, las filtraciones de agua procedente del tejado. Bastaba con poner un pie en el centro para percibir un fuerte olor a humedad. La directora, Rosa Rubio, se encog¨ªa de hombros al preguntarle si hoy podr¨¢n trabajar: lo har¨¢n si no vuelve a caer el diluvio sobre Rivas.
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