Literatura por un euro en C¨®rdoba
Cuatro autores venden cartas, poemas y relatos personalizados por las calles
Santiago Roncagliolo (Lima, Per¨², 1975) sabe bien qu¨¦ significa ser un negro en el mundo de las letras. Se ha ganado la vida escribiendo discursos para pol¨ªticos y libros de memorias para otros. Incluso hizo alg¨²n que otro gui¨®n de culebrones. Pero Roncagliolo logr¨® en 2006 el Premio Alfaguara de novela con Abril rojo. Sin embargo, ayer volvi¨® a recordar sus tiempos de escritor en la sombra. Y lo hizo por muy poco. Ofreci¨® en las calles de C¨®rdoba relatos personalizados por un euro. Se trataba de la actividad Escritores a sueldo, que forma parte del festival de creaci¨®n joven Eutop¨ªa.
En mitad de la calle Jes¨²s y Mar¨ªa, una mesa, dos sillas, un ordenador port¨¢til y una impresora. Algo ten¨ªa de gabinete psicol¨®gico el chiringuito. Pero tambi¨¦n se parec¨ªa a una oficina de traducci¨®n, porque lo que hac¨ªa Roncagliolo era trasladar al papel lo que pensaba el cliente.
"Veo esta actividad como un divertimento", afirma Roncagliolo
-?Qu¨¦ te gustar¨ªa decirle?
-Pues que se aplique un poco. Que termine los estudios.
Juan Jos¨¦ fue el primer cliente del d¨ªa para Roncagliolo. Este se?or quer¨ªa un relato para su hijo, que estudia Ingenier¨ªa de Montes y tiene un grupo de m¨²sica rock. Cuatro o cinco preguntas de Roncagliolo y cinco minutos de espera bastaron para que la impresora escupiera un relato de 11 l¨ªneas titulado El bajista de C¨®rdoba. Y el cliente se fue contento: "Muy bonito, se lo voy a regalar a mi hijo", dijo Juan Jos¨¦ tras leerlo.
"Veo esta actividad como un divertimento, casi como un juego". Roncagliolo reflexionaba antes de empezar a escribir en la calle: "No s¨¦ lo que me pueden pedir, pero en tiempos de crisis quiz¨¢s le recomendar¨ªa al cliente una carta en la que cuente lo que odia a su jefe y que saquen de dentro todos los insultos acumulados".
?sta es la tercera vez que se celebra la actividad Escritores a sueldo. En la edici¨®n de este a?o, adem¨¢s de Roncagliolo, ayer participaron Marta Sanz, Jos¨¦ Daniel Garc¨ªa y Espido Freire, ganadora con s¨®lo 25 a?os del Premio Planeta en 1999.
A Freire le toc¨® instalarse en la avenida de Ronda de los Tejares. Y la cola de clientes era grande. Juan fue uno de los que aguant¨® pacientemente.
Este joven lo ten¨ªa planeado todo. Le va a regalar a Eva, su chica, un viaje a Estambul. Y ayer fue a recoger los billetes. "Quiero acompa?ar el regalo con una carta", le dijo a Freire. "Bien", respondi¨® la escritora: "Conozco Estambul, dos libros m¨ªos est¨¢n traducidos al turco".
A los cinco minutos el relato estaba listo y en las manos de Juan. "Le he escrito que Estambul es la ciudad perfecta para sentirse deseada... Si te funciona me lo tienes que decir". Juan le dio el euro y las gracias y se fue. "Es muy bueno y lo que m¨¢s le va a gustar es que lleva la firma de Freire", explic¨® el cliente, satisfecho, antes de marcharse.
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