Espa?a a¨²n teme a la p¨ªldora
El uso de la pastilla anticonceptiva es 10 puntos inferior a la media europea - Algunos mitos extendidos en los setenta siguen vivos entre las mujeres espa?olas
El atraso que vivi¨® Espa?a en contracepci¨®n a¨²n tiene secuelas, y una de ellas es el escaso uso de la p¨ªldora y los mitos que perviven sobre ella. En la d¨¦cada de los setenta, a¨²n se le¨ªan en los peri¨®dicos espa?oles cosas como ¨¦stas: "El uso continuado de la p¨ªldora puede ser mortal", "su empleo puede provocar c¨¢ncer, formaciones anormales de la sangre, artritis y otras anomal¨ªas biol¨®gicas y gen¨¦ticas"; el doctor Serrano se despachaba as¨ª: "Como hombre, soy contrario a la p¨ªldora"; "la p¨ªldora, peor que la talidomida", dec¨ªa otro titular; y desde Caracas llegaba un alarmante informe: "Mil mujeres calvas por tomar la p¨ªldora". Ni una m¨¢s ni una menos.
El nacionalcatolicismo inoculado en las mentes espa?olas durante 40 a?os se deja sentir todav¨ªa en algunos ¨¢mbitos. Sin esos penosos antecedentes no se podr¨ªa explicar, por ejemplo, que el consumo de p¨ªldoras anticonceptivas sea muy inferior entre las espa?olas que en otros pa¨ªses europeos.
Es el m¨¦todo m¨¢s usado en Francia (49%). En Espa?a lo utiliza el 28%
Muchos de los que usan el cond¨®n no se lo ponen en algunas relaciones
Franco promet¨ªa un piso a quien tuviera muchos hijos; no hubo tantos pisos
El anovulatorio lo invent¨® un cat¨®lico, y la Iglesi lo conden¨® en 1969
Los ginec¨®logos lamentan que muchos de aquellos mitos -no los m¨¢s irrisorios, desde luego- perduren a¨²n, cuando los conocimientos cient¨ªficos "demuestran, adem¨¢s, las muchas ventajas que puede tener la anticoncepci¨®n hormonal para la salud de la mujer", dice el presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Contracepci¨®n (FEC), Ezequiel P¨¦rez Campos.
Hoy se celebra el primer d¨ªa mundial de la anticoncepci¨®n y los colectivos que se dedican a esto han puesto de manifiesto lo mucho que hay que hacer todav¨ªa en Espa?a para un buen uso de los m¨¦todos anticonceptivos, porque detr¨¢s de ello est¨¢n los embarazos no deseados, que son casi la mitad de los 28 millones de embarazos que se cuentan al a?o en el mundo. El 36% acaban en aborto. Y en Espa?a las interrupciones del embarazo no han dejado de crecer. En 2005 se registraron 91.664, la mayor¨ªa de ellos entre los 20 y los 29 a?os. Entre las menores de edad, casi la mitad de los embarazos acaban en aborto. Y cerca de 1.500 j¨®venes de entre 15 y 19 a?os se sometieron por segunda o m¨¢s veces a esa intervenci¨®n.
La p¨ªldora anticonceptiva no se despenaliz¨® en Espa?a hasta 1978, cuando en Europa ya llevaba a?os. A ese retraso hubo que sumar, en la d¨¦cada de los ochenta la aparici¨®n del sida, que supuso un frenazo a la anticoncepci¨®n hormonal. Fue entonces cuando el Gobierno puso en marcha aquella campa?a tan pol¨¦mica entre los conservadores del "P¨®ntelo, p¨®nselo". El preservativo se impon¨ªa como la barrera m¨¢s eficaz para las enfermedades de transmisi¨®n sexual, justo cuando las mujeres empezaban a vivir una sexualidad m¨¢s libre gracias a las pastillas de la calvicie. Todo ello ha desembocado en unas cifras de uso de la p¨ªldora que separan a Espa?a del resto de los pa¨ªses del entorno europeo. Mientras que la media europea de uso de p¨ªldora est¨¢ en un 28% respecto al total de los m¨¦todos usados, Espa?a est¨¢ 10 puntos abajo. Y muy alejados de pa¨ªses de referencia para los expertos, como Francia, donde la p¨ªldora es el m¨¦todo m¨¢s usado, un 49%, o Alemania (38%) o Reino Unido (31%). "En Espa?a triunfa el preservativo, con un 39% de uso, pero a veces este m¨¦todo simplemente tranquiliza las conciencias. La gente responde que su m¨¦todo es el cond¨®n, pero en ocasiones, sobre todo entre los j¨®venes, no se lo ponen, o se lo ponen tarde y no da los resultados que deber¨ªa", advierte el jefe de Ginecolog¨ªa del Hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s, Javier Mart¨ªnez Salme¨¢n. "El riesgo es mayor entre los 20 y los 25 a?os, porque son los que declaran, casi la mitad, un peor uso del preservativo, es decir, que no se lo ponen siempre o lo hacen tarde. Las mujeres dicen que no toman nada, que lo haga ¨¦l, pero ¨¦l ejerce su poder y tampoco usa preservativo. Con eso, el c¨®ctel ya es terrible, y la que se queda embarazada es ella, claro", afirma Mart¨ªnez Salme¨¢n.
Efectivamente, ambos se pueden contagiar cualquier enfermedad de transmisi¨®n sexual, pero si eso no ocurre, s¨®lo ella corre el riesgo a?adido: un embarazo no deseado. "Creo que hay que responsabilizar a los hombres de su obligaci¨®n de ponerse el preservativo", dice este ginec¨®logo.
"Si las mujeres tomaran la p¨ªldora, al menos el embarazo no lo ten¨ªan", coincide con ¨¦l Ezequiel P¨¦rez Campos, de la FEC. "Creo que estar¨ªa bien combinar ambas cosas, el preservativo, que es un buen m¨¦todo y la p¨ªldora u otro anticonceptivo hormonal. Pero estos tienen el sambenito de que no son naturales, cuando ahora sabemos que son buenos para las j¨®venes y que incluso previenen la aparici¨®n de algunos tipos de c¨¢nceres, como el de endometrio, ovario y colon", a?ade P¨¦rez Campos.
Pero la realidad es muy otra. Pareciera que se ha dado la vuelta a la tortilla por completo desde que el emp¨ªrico doctor Serrano dec¨ªa en los peri¨®dicos que ¨¦l, "como hombre", era contrario a la p¨ªldora. Si se les preguntara ahora a los j¨®venes casi pedir¨ªan lo contrario: "Yo, como hombre, prefiero la p¨ªldora, no los preservativos".
Pero los mitos sobre la dichosa pastilla permanecen entre las mujeres, a pesar de los esfuerzos de los expertos por desterrarlos. La ginec¨®loga Isabel Serrano Fuster, que junto a Mart¨ªnez Salme¨¢n y otros expertos del Equipo Daphne, acaban de constatarlo en su estudio Beneficios de la p¨ªldora (Elsevier Masson). Serrano aclara algunas creencias que, a su entender, no tienen base cient¨ªfica: "No disminuye el deseo sexual. En muchas de las mujeres que nos dicen eso, descubrimos, que hay algo m¨¢s, apat¨ªa, estr¨¦s, no s¨®lo la p¨ªldora, a la que echan la culpa. Tampoco es cierta la sequedad vaginal que algunas achacan a la p¨ªldora", sigue Serrano. "Y no disminuye la fertilidad ni las posibilidades de un embarazo tras un periodo de tomar la p¨ªldora", aclara. "Y, desde luego, no incrementa el riesgo global de c¨¢ncer, ni mucho menos".
Isabel Serrano se esfuerza, sin embargo, en desvelar esos beneficios que relata en su libro. "La p¨ªldora protege la fertilidad, protege del embarazo ect¨®pico (cuando el beb¨¦ se desarrolla fuera de la matriz) y de la enfermedad inflamatoria p¨¦lvica; y lo estamos recetando para otras cosas que nada tienen que ver con la contracepci¨®n por sus ventajas, como, por ejemplo, para evitar el dolor en la menstruaci¨®n", a?ade. Y no es balad¨ª este ¨²ltimo asunto, porque Serrano habla de un 50% de mujeres que sufren dismenorrea; "en un 17% de los casos los fuertes dolores de la regla son causa de absentismo laboral".
Todo esto se ha ido sabiendo con el tiempo, aunque en Espa?a no hagan tanta mella las verdades cient¨ªficas como las falsas leyendas. Serrano afirma, por su experiencia en la consulta, que hasta la poblaci¨®n inmigrante, con menos informaci¨®n que las espa?olas, es m¨¢s proclive al uso de la p¨ªldora u otros m¨¦todos hormonales.
El cient¨ªfico americano John Rock (1890-1984), un ferviente religioso y ginec¨®logo de Harvard, fue el inventor de la p¨ªldora anticonceptiva femenina. Fue ¨¦l mismo el que convenci¨® a las cat¨®licas de que pod¨ªan utilizar este m¨¦todo con la conciencia tranquila. En 1960 se acept¨® este anovulatorio en Estados Unidos y la Iglesia lo conden¨® nueve a?os m¨¢s tarde, pero entre las que ya lo usaban, cat¨®licas incluidas, la disuasi¨®n no fue sencilla. Los trabajos con hormonas sint¨¦ticas hab¨ªan arrancado a finales de los treinta y fueron dos mujeres, Margaret Sanger y Katharine McCormick, una feminista activa millonaria las que impulsaron las investigaciones. El control de la natalidad apareci¨® como una necesidad social tras la Guerra Mundial mientras que en Espa?a se premiaba todo lo contrario: el R¨¦gimen franquista promet¨ªa pisos a quienes tuvieran muchos hijos. Y hubo muchos ni?os y poca vivienda.
Con la llegada de la democracia las mujeres fueron soltando amarras en Espa?a, pero los ecos del doctor Manuel Serrano todav¨ªa resonaban: "Pienso que, por encima del disfrute, el matrimonio implica responsabilidad en la formaci¨®n de una familia", dec¨ªa en alguna de sus conferencias. Con el habitual desprecio por lo for¨¢neo, alg¨²n titular de peri¨®dico dec¨ªa: "Otras dos inglesas mueren por tomar la p¨ªldora". Y ah¨ª siguen los miedos.
Pero los temores son muchos, y los ginec¨®logos recordar¨¢n hoy, con motivo del primer d¨ªa mundial de la contracepci¨®n que tambi¨¦n existen los embarazos no deseados y el consiguiente aborto, las enfermedades de transmisi¨®n sexual. Estas ¨²ltimas est¨¢n aumentando entre la poblaci¨®n joven, que parece haberle perdido el miedo al sida y otras infecciones. Siendo como es el preservativo el m¨¦todo m¨¢s usado, parece que algo no se est¨¢ haciendo bien. La ineficaz marcha atr¨¢s se impone entre muchos j¨®venes y no hay sistema m¨¢s de riesgo que ese, afirman los expertos. Por eso este a?o, el lema del d¨ªa mundial de la contracepci¨®n ser¨¢ contra los embarazos no deseados. Para evitarlos, los expertos no se conforman s¨®lo con trasladar una buena formaci¨®n a la sociedad sobre los m¨¦todos anticonceptivos; quieren que en las escuelas se transmita una correcta formaci¨®n sexual, que se facilite el acceso a los anticonceptivos, algo que no est¨¢ al alcance siempre de los adolescentes y que la administraci¨®n se vuelque en los colectivos m¨¢s desprotegidos, j¨®venes, mujeres mayores de 40 a?os e inmigrantes, explica Ezequiel P¨¦rez Campos.
Con la llegada de la p¨ªldora las espa?olas disfrutaron del sexo desligado del embarazo. Pero los abortos no dejan de crecer.
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