La salud sexual y reproductiva, un derecho universal
As¨ª lo defiende el proyecto europeo RHM, impulsado por ONG de cinco pa¨ªses y apoyado por Naciones Unidas
Con la reforma del art¨ªculo 416 del C¨®digo Penal y la aprobaci¨®n a finales de 1978 de la Constituci¨®n democr¨¢tica, actualmente vigente en Espa?a, se despenaliza ese a?o el empleo de la p¨ªldora como m¨¦todo anticonceptivo. Hasta entonces y desde 1964 s¨®lo estaba oficialmente autorizada para "regular el ciclo menstrual". As¨ª, en este pa¨ªs se separan por vez primera los conceptos de sexualidad y procreaci¨®n, fen¨®meno que ya hab¨ªan experimentado otros Estados europeos desde la introducci¨®n en 1961 en el Berl¨ªn Oeste (Alemania) de este medicamento, considerado por algunos soci¨®logos como "la gran revoluci¨®n del siglo XX en la liberaci¨®n de la mujer, parangonable a la consecuci¨®n del voto femenino".
Se cumplen 30 a?os de p¨ªldora en Espa?a y 47 en otros pa¨ªses de Europa
Las conferencias de El Cairo (1994) y Pek¨ªn (1995) supusieron un gran espaldarazo en la defensa de los derechos reproductivos
Las distintas sociedades cient¨ªficas espa?olas relacionadas con esta materia (de Ginecolog¨ªa y Obstetricia -SEGO-, de Contracepci¨®n -SEC- y de Fertilidad -SEF-) subrayan la eficacia y seguridad de este procedimiento, al tiempo que se?alan que se ha ido adaptando a las necesidades de la nueva mujer en cuanto a que se ha reducido su composici¨®n hormonal y tiene tambi¨¦n presente otros beneficios adicionales a la salud y el bienestar, como evitar el aumento de peso.
Se cumplen as¨ª 30 a?os de historia de la p¨ªldora anticonceptiva en Espa?a y 17 m¨¢s en otros pa¨ªses europeos (s¨®lo un a?o antes que en Berl¨ªn, en 1960 se hab¨ªa comercializado en Estados Unidos y por primera vez en el mundo). Esta mayor¨ªa de edad se refleja en que es el m¨¦todo anticonceptivo m¨¢s usado en Europa. Francia lidera el ranking con un empleo cercano al 50%, en tanto que en Espa?a se sit¨²a alrededor del 20%. Esta lenta expansi¨®n se justifica por la tardanza en la legalizaci¨®n y las resistencias de ciertos grupos de presi¨®n, de ah¨ª que la media de uso espa?ola sea sensiblemente inferior a la europea.
Separaci¨®n entre sexualidad y procreaci¨®n
Si la p¨ªldora ha logrado separar los conceptos de sexualidad y procreaci¨®n en los pa¨ªses desarrollados, el panorama no es tan halag¨¹e?o en los pa¨ªses pobres y en v¨ªas de desarrollo. Ni tampoco lo han conseguido m¨¦todos tan sencillos, accesibles, seguros y sin ninguna contraindicaci¨®n como el preservativo, que, correctamente empleado, no s¨®lo ayuda a prevenir embarazos no deseados, sino tambi¨¦n todas las infecciones de transmisi¨®n sexual.
Con una vocaci¨®n claramente solidaria hacia los m¨¢s desfavorecidos naci¨® en marzo de este a?o el llamado Proyecto RHM (Reproductive Health Matters), que se extender¨¢ hasta marzo de 2011. Esta iniciativa pretende que el derecho a la salud sexual y reproductiva sea universal, como lo son el derecho a la dignidad humana o a la libertad, seg¨²n se recoge, en 1948, en la Declaraci¨®n de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que este a?o conmemora su 60 aniversario.
En el Proyecto RHM est¨¢n involucrados cinco pa¨ªses europeos: Alemania, Austria, Espa?a, Polonia y Pa¨ªses Bajos, con el fin de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Entre ¨¦stos destacan la erradicaci¨®n de la pobreza extrema y el hambre, la reducci¨®n de la mortalidad infantil, la mejora de la salud materna y la lucha contra el sida. Para ello diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG) de los cinco pa¨ªses participantes se han comprometido a sensibilizar ante este problema a autoridades, medios de comunicaci¨®n y a la sociedad en su conjunto.
Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar Estatal
Por Espa?a encabeza esta responsabilidad la Federaci¨®n de Planificaci¨®n Familiar Estatal (FPFE), que desde 1990 realiza actividades de presi¨®n pol¨ªtica, especialmente con parlamentarios y con las distintas administraciones para que "el acceso a la salud y el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos sean una realidad no s¨®lo para los espa?oles, sino para todos los habitantes del planeta". La FPFE, que est¨¢ integrada en la Federaci¨®n Internacional de Planificaci¨®n Familiar (IPPF, por sus siglas en ingl¨¦s), http://www.ippf.org, ha intervenido en hitos como la creaci¨®n en 1992 del Plan Estrat¨¦gico Visi¨®n a?o 2000 o la redacci¨®n de la Carta de Derechos Sexuales y Reproductivos, aprobada en 1995 por el Consejo Central y la Asamblea de miembros de IPPF, que define el marco ¨¦tico de actuaci¨®n para las 180 asociaciones afiliadas.
Un a?o antes se hab¨ªa producido un acontecimiento muy relevante: la Conferencia Internacional sobre Poblaci¨®n y Desarrollo de El Cairo (Egipto), organizada por el Fondo de Poblaci¨®n de Naciones Unidas (UNFPA, seg¨²n las siglas en ingl¨¦s), en la que se defini¨® el marco de la salud sexual y reproductiva. En total convergencia con la definici¨®n de salud humana por parte de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la Conferencia de El Cairo consider¨® que la salud reproductiva es "un estado general de bienestar f¨ªsico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo", al propio tiempo que defini¨® la salud sexual como "el desarrollo de la vida y de las relaciones personales y no meramente el asesoramiento y la atenci¨®n en materia de reproducci¨®n y de enfermedades de transmisi¨®n sexual".
Adem¨¢s en 1995 se celebra en Pek¨ªn (China) la Conferencia Mundial sobre las Mujeres, donde se reafirman los acuerdos de El Cairo y se establecen unos protocolos para la realizaci¨®n y el seguimiento de los buenos prop¨®sitos. El esp¨ªritu de El Cairo y de Beijing fueron respaldados desde 1995 por la Red Europea de IPPF y el Fondo de Poblaci¨®n de Naciones Unidas, instituciones que siguen prestando su apoyo.
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M¨¢s que una declaraci¨®n de buenas intenciones
Despu¨¦s de esta carrera hacia la igualdad entre todos los seres humanos ante los derechos sexuales y reproductivos, ?las buenas intenciones se han materializado en hechos? En buena medida s¨ª, aunque siempre quede mucho m¨¢s por hacer. En algo en lo que coinciden plenamente todas las partes implicadas en esta solidaria batalla es que la adolescencia y la juventud constituyen el grupo de poblaci¨®n m¨¢s vulnerable entre los menos favorecidos. En este colectivo es en donde m¨¢s se producen los embarazos no deseados, los abortos practicados en condiciones deficientes, las infecciones de transmisi¨®n sexual... Y todo ello debido en gran medida a la falta de informaci¨®n.
Es en la Conferencia de Poblaci¨®n de El Cairo donde, en 1994, se exhorta por primera vez a los gobiernos y sistemas de salud a crear y distribuir unos programas de educaci¨®n sexual y reproductiva dirigidos espec¨ªficamente a los m¨¢s j¨®venes. Y en este aspecto se puso especial ¨¦nfasis en una Asamblea General de Naciones Unidas, al analizar en 1999 los logros alcanzados hasta el momento, y tambi¨¦n en 2003, cuando el Comit¨¦ de Naciones Unidas revisaba la aplicaci¨®n de los objetivos propuestos.
Comunicaci¨®n para el cambio de comportamientos
Los expertos demandan para los adolescentes y j¨®venes lo que han venido a denominar "comunicaci¨®n para el cambio de comportamientos" respecto a temas como la biolog¨ªa de la reproducci¨®n, las relaciones humanas y los sentimientos, las pr¨¢cticas sexuales sin riesgo, el empleo del preservativo, la limitaci¨®n del n¨²mero de parejas y la abstinencia de promiscuidad, el aplazamiento de la primera relaci¨®n ¨ªntima...
Y as¨ª empezaron a recogerse frutos. En Zambia, por ejemplo, la prevalencia del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) entre el grupo de 15 a 19 a?os descendi¨® del 28% en 1993 al 15% en 1998. En Brasil, mientras que en 1994 s¨®lo un 4% de los adolescentes afirm¨® emplear el cond¨®n en su primera relaci¨®n sexual, en 1999 esa cifra ascendi¨® al 48%. En Uganda, la prevalencia del VIH descendi¨® del 15% en 1991 al 5% en 2001. Se ha visto que los j¨®venes ugandeses han cambiado notablemente su conducta sexual. En 1994 se vio en un distrito escolar de este pa¨ªs africano que m¨¢s del 60% de los adolescentes de 13 a 16 ya hab¨ªan tenido relaciones sexuales. Ese porcentaje se redujo a menos del 5% en 2001.
Los gobiernos, la escuela, Internet, la familia, los amigos y los medios de comunicaci¨®n pueden hacer un gran bien en este sentido y mucho m¨¢s si se producen sinergias o se a¨²nan esfuerzos.
Embarazos, abortos y f¨ªstulas obst¨¦tricas
Por todos es sabido que el embarazo es una primera causa de muerte entre las adolescentes de 15 a 19 a?os en los pa¨ªses pobres. En todo el mundo, 14 millones de adolescentes (casadas o solteras) se estrenan como madres en esta banda etaria. En Bangladesh, m¨¢s de la mitad de las mujeres tienen su primer hijo antes de los 19 a?os. En otros pa¨ªses en desarrollo entre la cuarta parte y la mitad de las j¨®venes dan a luz antes de cumplir los 18 a?os. Los pa¨ªses africanos son los que tienen m¨¢s elevadas tasas de fecundidad en la adolescencia.
Los abortos realizados en malas condiciones, calculados en unos 20 millones cada a?o, son tambi¨¦n causa importante de mortalidad: 78.000 defunciones y al menos la cuarta parte de ellas se producen en las adolescentes de entre 15 y 19 a?os. Una consecuencia grave del parto en j¨®venes es la f¨ªstula obst¨¦trica: dos millones de mujeres cada a?o en el mundo. Esta consecuencia es la discapacidad m¨¢s devastadora para una joven de los pa¨ªses en desarrollo que sobrevive a un parto dif¨ªcil: adem¨¢s de perder al beb¨¦ en la mayor¨ªa de los casos, ellas permanecen con un orifico o f¨ªstula que les produce una humillante incontinencia fecal/urinaria y en algunas sociedades tribales tambi¨¦n el rechazo del marido.
Datos del Fondo de Poblaci¨®n de Naciones Unidas (UNFPA) revelan que s¨®lo en Nigeria se estima que hay un mill¨®n de mujeres con este problema. El UNFPA est¨¢ colaborando en varios pa¨ªses de ?frica con instituciones m¨¦dicas solidarias en la reparaci¨®n quir¨²rgica de este proceso, que en el pasado fue un problema en todo el mundo y que ahora s¨®lo ha quedado relegado a los m¨¢s pobres.
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