El trabajo digno
La Confederaci¨®n Internacional Sindical ha convocado una jornada en favor del trabajo digno. Pretende que el pr¨®ximo 7 de octubre sirva para llamar la atenci¨®n sobre el deterioro indecente de las condiciones de trabajo, la explotaci¨®n infantil, las desigualdades entre mujeres y hombres, la siniestralidad laboral, la p¨¦rdida de derechos sociales y una poderosa corriente especulativa que ha provocado la paulatina acumulaci¨®n de capital en pocas manos y el empobrecimiento de los sectores m¨¢s d¨¦biles de la poblaci¨®n mundial. UGT y CC.OO de Andaluc¨ªa secundan esta jornada internacional, y han animado, junto a otras iniciativas, la firma de un manifiesto de intelectuales y artistas en apoyo de la movilizaci¨®n. De vez en cuando conviene que todos seamos economistas.
El trabajo que da frutos es la met¨¢fora m¨¢s realista del futuro. Pedir la dignidad del trabajo es intentar recuperar la dignidad del futuro, un valor que es el coraz¨®n de todas las crisis, porque nuestras finanzas mundiales desreguladas y confundidas con la ley del m¨¢s fuerte son la consecuencia de una p¨¦rdida de fe en la autoridad humana y social a la hora de elaborar el futuro. Me parece importante destacar el car¨¢cter internacional de la convocatoria a la que se suman los sindicatos andaluces, porque en la realidad econ¨®mica actual resultan imprescindibles propuestas pol¨ªticas y sociales globalizadas. El capitalismo de los ¨²ltimos 30 a?os se ha caracterizado por la fe neoliberal, los marcos econ¨®micos supranacionales y la inversi¨®n de sus enormes plusval¨ªas en operaciones financieras especulativas, en detrimento de las inversiones productivas.
Los responsables del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organizaci¨®n Mundial del Comercio han repetido mil veces que la desregulaci¨®n de los mercados ayuda a la econom¨ªa de los pa¨ªses en desarrollo. Como han tachado de ingenuos a los defensores de otro tipo de pol¨ªticas, defendiendo siempre el pragmatismo del mercado, es hora de que los ingenuos estudiemos y valoremos las consecuencias del pragmatismo. Los datos demuestran que los niveles de progreso del Tercer Mundo entre 1945 y 1970 fueron muy superiores a los conseguidos en el imperio neoliberal que nos domina ahora. Los conservadores suelen maquillar el empobrecimiento de la poblaci¨®n mundial con los ¨ªndices de crecimiento de China. Pero es un maquillaje manipulador y poco conveniente para la dignidad del trabajo y para la comprensi¨®n verdadera de la din¨¢mica impuesta en el resto del mundo.
Una pol¨ªtica muy consciente, programada desde los EE UU, ha servido para facilitar el aumento desmedido de la riqueza de las ¨¦lites supranacionales y locales, y el empobrecimiento de los trabajadores norteamericanos y del resto del planeta. Por eso la respuesta sindical a esta pol¨ªtica debe ser internacional. La degradaci¨®n de las condiciones laborales, encarnadas por ejemplo en las recientes directivas europeas sobre tiempo de trabajo y sobre retorno de inmigrantes, est¨¢ relacionada con el imperio supranacional del neoliberalismo, que ofrece coartadas intelectuales y desata presiones pol¨ªticas para que los estados nacionales renuncien a conquistas hist¨®ricas de car¨¢cter laboral y humano.
La izquierda ha repetido con facilidad que el neoliberalismo liquidaba al Estado. El economista Vicen? Navarro demostr¨® en numerosos estudios que nunca ha existido m¨¢s intervenci¨®n estatal que en la gran fiesta neoliberal de Reagan y Bush. No nos enga?emos, el Estado goza de buena salud y sus pol¨ªticas nacionales e internacionales han sido imprescindibles para el costoso dominio de la econom¨ªa neoliberal. Por eso los sindicatos, adem¨¢s de consolidar estructuras internacionales, deben ser menos complacientes con gobiernos que renuncian a sus responsabilidades de trabajar por un futuro m¨¢s digno.
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