Un pa¨ªs para quedarse
Una macroencuesta del INE desmonta los t¨®picos sobre la inmigraci¨®n en Espa?a - El 75% de los extranjeros que vinieron ten¨ªa trabajo en su pa¨ªs
A Nasar el Amuom, de 35 a?os y nacido en Marruecos, ni se le pasa por la cabeza regresar a su tierra natal mientras atiende como si fuera suya la fruter¨ªa en la que est¨¢ empleado en Madrid. Escoge las naranjas, palmea los melones y recomienda jugosos melocotones a sus clientas, de una media de 70 a?os, a las que llama gentilmente "se?oritas". ?xito absoluto como campa?a de marketing: no cabe un alfiler en la tienda.
Nasar es uno de los 540.000 inmigrantes marroqu¨ªes que llegaron a Espa?a en busca de un futuro mejor, aunque contaba con una ventaja de partida: su padre. "Nuestra familia vino aqu¨ª por ¨¦l, que a la muerte de Franco se instal¨® en Barcelona, para trabajar en una finca de flores. Nos fue trayendo a todos: a mis hermanos, a mi madre. Y el ¨²ltimo en llegar fui yo, en 1991, sin estudios y sin saber leer ni escribir en castellano. Pero aprend¨ª, me form¨¦, trabaj¨¦ de camarero y despu¨¦s como encargado en esta fruter¨ªa. Aqu¨ª tenemos hecha nuestra vida: algunos de mis hermanos trabajan en f¨¢bricas, y otro de ellos y mi t¨ªo son los due?os del restaurante La Alhambra de Lavapi¨¦s", resume sin perder de vista la creciente cola de clientes en el mostrador de la fruter¨ªa.
Los intentos de retorno en ¨¦poca de crisis no funcionan, advierte una experta
El 95% de los inmigrantes mantiene v¨ªnculos con sus ciudades
"El verdadero efecto llamada son las familias", asegura el investigador Reher
La madre de Mar¨ªa y Sileni ha cumplido su sue?o: sus hijos est¨¢n aqu¨ª
Nueve de cada diez inmigrantes cuyo destino era Espa?a siguen aqu¨ª
Los extranjeros tienen un nivel educativo similar al de los espa?oles
Su familia es un ejemplo del "aut¨¦ntico efecto llamada", que no est¨¢ en las declaraciones de un pol¨ªtico; ni siquiera en las leyes. Es la existencia de conocidos (familiares o amigos) que ya est¨¢n instalados en el pa¨ªs de destino. Quien apoya esta afirmaci¨®n es David Reher, catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Complutense de Madrid e investigador principal de un macroestudio llevado a cabo entre 2006 y 2007 junto al Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). "Es como dar un salto mortal, pero con red", dice Reher.
Espa?a, donde uno de cada diez habitantes es extranjero, no es una excepci¨®n. Al margen de regulaciones, lo que m¨¢s anima a emigrar son esos contactos.
El 81% de los entrevistados -una muestra de 15.500 personas- tiene previsto traerse a su familia. El caso m¨¢s sangrante es el de las mujeres o parejas con hijos. Un 25% de los descendientes se tuvo que quedar en el pa¨ªs de origen, y su reagrupaci¨®n es una prioridad. As¨ª sucedi¨® con Mar¨ªa y Sileni Tabarez, dominicanas, cuya madre hab¨ªa emigrado a Espa?a en los a?os noventa con la firme intenci¨®n de sacar a sus hijos -dos chicos y dos chicas- de la isla sin oportunidades. Lo dej¨® todo previsto mientras empezaba a trabajar como interna en Madrid: sus hijas de 13 y 14 a?os estudiar¨ªan peluquer¨ªa y est¨¦tica, y cuando reuniera el dinero les pondr¨ªa una peluquer¨ªa en Espa?a. "As¨ª fue como llegamos aqu¨ª de jovencitas, en 1997. Terminamos nuestra formaci¨®n y, con mucho esfuerzo, mi madre nos ayud¨® a montar esta peluquer¨ªa y locutorio. En cuanto a mis hermanos: uno trabaja en el aeropuerto de Barajas en servicios de paqueter¨ªa, y el otro est¨¢ en el paro", se?ala Sileni, hoy empresaria, que trabaja de nueve de la ma?ana a nueve de la noche entre secadores y pinzas, con su impecable rostro maquillado. Finalmente, el sue?o de su madre -que de interna ha llegado a secretaria de una constructora- se cumpli¨®. A estas alturas, nadie de su familia se plantea regresar, por mucho que echen de menos "la bachata y el ritmo de vida m¨¢s tranquilo".
?Durante cu¨¢nto tiempo mantienen los v¨ªnculos con el pa¨ªs de origen? Seg¨²n la encuesta, m¨¢s del 95% mantiene contactos, aunque s¨®lo el 45% env¨ªa dinero u objetos. Y estos v¨ªnculos se pierden con el tiempo (entre los que llegaron antes de 1987, s¨®lo el 60% mantiene contactos con su pa¨ªs y el 5% env¨ªa remesas). "Los pa¨ªses de origen est¨¢n perdiendo un capital humano importante, gente joven y preparada. Se habla mucho de la fuga de cerebros que afecta a Argentina, por ejemplo, pero en general es toda Latinoam¨¦rica la que sufre este fen¨®meno", se?ala la historiadora y experta en movimientos de poblaci¨®n, Blanca S¨¢nchez Alonso. En su opini¨®n, y a la vista de otros fen¨®menos migratorios anteriores, las iniciativas pol¨ªticas de fomentar el retorno en ¨¦poca de crisis no van a funcionar.
"Los inmigrantes se ir¨¢n cuando hayan terminado su etapa laboral o sus proyectos aqu¨ª, y eso beneficiar¨¢ tambi¨¦n al pa¨ªs de origen, porque no s¨®lo se trata de enviar divisas. La responsabilidad de los pa¨ªses desarrollados es fomentar el crecimiento mediante ayudas a la creaci¨®n de empresas all¨ª o microcr¨¦ditos", a?ade. Pero hasta que suceda, el hecho es que los m¨¢s trabajadores y decididos salen fuera y poco a poco prosperan en el extranjero, dejando su sociedad de origen hu¨¦rfana de profesionales.
Los inmigrantes espa?oles proceden de una veintena de pa¨ªses. Marruecos (casi el 12% de los 4,5 millones de inmigrantes), Rumania (9,5%), Ecuador (8,2%), Colombia (6,6%) y Reino Unido (6%) son los principales. Los otros grupos en los que los investigadores han repartido a la poblaci¨®n seg¨²n su origen son los pa¨ªses andinos (Bolivia, Ecuador, Per¨² y Colombia), el resto de los latinoamericanos, africanos y otros (este de Europa y asi¨¢ticos).
El estudio del INE tiene un objetivo declarado, admite Reher, quien es, ¨¦l mismo, un inmigrante (naci¨® en Estados Unidos, aunque ya tiene nacionalidad espa?ola): "Romper estereotipos". "Los inmigrantes est¨¢n constantemente en el debate de los pol¨ªticos, pero ¨¦stos hablan con muy poca informaci¨®n", afirma.
El primero de los t¨®picos es el de la formaci¨®n. Un 75% de las personas que han nacido fuera pero han decidido instalarse en Espa?a estaba trabajando antes de decidir cambiar de pa¨ªs. "No se trata de vagos, delincuentes o desempleados, para empezar porque estos grupos no podr¨ªan pagarse el viaje", indica Reher. ?Y el otro 25%? "Probablemente, la mayor¨ªa sean hijos menores de edad, por lo que no pod¨ªan estar trabajando antes", apunta el investigador. Relacionado con esto est¨¢ el hecho de que s¨®lo un 19% admite haberse endeudado para pagarse el viaje.
?ste fue el caso de la familia de Edgar Mikionis, originaria de Lituania, que tuvo que emigrar porque la situaci¨®n econ¨®mica de su pa¨ªs no acababa de estabilizarse y perdieron el empleo de un d¨ªa para otro. "Primero emigraron mis padres y mi hermano mayor. Despu¨¦s, en 2001, cuando yo ten¨ªa 14 a?os, me hicieron venir con ellos. Yo no imaginaba que los primeros meses dormir¨ªamos en el coche porque nadie nos avalaba para alquilar un piso. Al menos, Espa?a era un buen destino, que mis padres escogieron porque en invierno no pasar¨ªamos tanto fr¨ªo en la calle. Al principio fue duro, pero ellos han trabajado toda su vida, as¨ª que se las arreglaron para sacarnos adelante", recuerda Edgar, que a sus 23 a?os es instalador de fibra ¨®ptica, mientras sus progenitores se instalaron definitivamente en Madrid, donde trabajan como transportista y cuidadora de ancianos, respectivamente.
Otro de los t¨®picos que se desmonta con este estudio es el mito de los desarrapados: "Pese a la desproporcionada atenci¨®n que les prestan los medios de comunicaci¨®n, el peso estad¨ªstico de los que llegan en fr¨¢giles embarcaciones (pateras, cayucos) es casi despreciable (representan menos del 1% del total)", indican los investigadores. La mayor¨ªa llega en avi¨®n, seguidos de los que usan la carretera.
En este an¨¢lisis coincide el soci¨®logo Walter Actis, miembro del Colectivo Io¨¦ (agrupaci¨®n de cient¨ªficos sociales que estudia la sociedad espa?ola, y que ha publicado recientemente el libro Inmigrantes, nuevos ciudadanos). "El mensaje que los medios est¨¢n transmitiendo a la poblaci¨®n es falso y alarmante: ?nos invaden cientos de miles de pateras! No es cierto. Adem¨¢s, s¨®lo se informa sobre conflictos, como lo sucedido en Roquetas de Mar, relacionado con gente que vive en malas condiciones y tiene peores trabajos. ?Por qu¨¦ no es noticia que los inmigrantes que llegan tienen buena formaci¨®n y cualificaci¨®n? Porque es m¨¢s f¨¢cil describirles como desarrapados y muertos de hambre que nos quitan el trabajo", advierte el soci¨®logo, que tambi¨¦n critica la actitud del Gobierno ante la crisis, "porque est¨¢ lanzando mensajes que dan la impresi¨®n de que 'lo mejor es que los extranjeros se vuelvan a casa".
El estudio del INE demuestra que para casi todos los emigrados, Espa?a no es pa¨ªs de paso: ocho de cada diez s¨®lo han vivido en su pa¨ªs y aqu¨ª, y nueve de cada diez iniciaron el viaje desde su pa¨ªs nativo. M¨¢s estereotipos que desmontar: los inmigrantes tienen un nivel educativo similar al de la poblaci¨®n espa?ola. Un 59% ha acabado los estudios de secundaria, y un 20% tiene una titulaci¨®n superior. Reher admite que en estos datos hay un factor de distorsi¨®n por el peso de la poblaci¨®n de pa¨ªses desarrollados, pero aun as¨ª destaca que la proporci¨®n de los latinoamericanos no andinos -sobre todo argentinos, un grupo que ¨¦l est¨¢ estudiando para un trabajo diferente- es superior a la media espa?ola. Pero incluso en el grupo con peores cualificaciones (los africanos), el 75% tiene completada, al menos, la primaria.
La historiadora S¨¢nchez Alonso advierte sobre la burocracia espa?ola que impide aprovechar al m¨¢ximo la mano de obra extranjera. "Se ha demostrado con esta encuesta que uno de los problemas para emplear el gran capital humano que nos llega con los inmigrantes es precisamente la falta de agilidad administrativa para la homologaci¨®n de sus t¨ªtulos. Si incluso tienen problemas los espa?oles que van a estudiar al extranjero, mucho peor es para los inmigrantes. Por esa lentitud burocr¨¢tica se da la situaci¨®n de profesionales no reconocidos. Una cosa es que trabajen en empleos de baja cualificaci¨®n y otra que su formaci¨®n o estudios lo sean", matiza. Aunque convendr¨ªa hacer un baremo que diferencie y eval¨²e los planes de estudios de cada pa¨ªs, el hecho es que dentro de unos a?os los trabajadores espa?oles podr¨ªan verse compitiendo con extranjeros por puestos de alto nivel. "La sociedad espa?ola es muy conservadora en ese aspecto. No podemos decir: 'Que vengan todos los ingenieros latinos', porque los ingenieros aut¨®ctonos se ver¨ªan perjudicados. Pero el tiempo pone las cosas en su sitio, habr¨¢ una movilidad laboral ascendente en los pr¨®ximos a?os -lo que implica mayor reconocimiento de las titulaciones- y la sociedad acabar¨¢ acostumbr¨¢ndose o ver¨¢ m¨¢s normal esa integraci¨®n y homologaci¨®n de los profesionales extranjeros", a?ade S¨¢nchez.
No coincide con ella Reher. El soci¨®logo encuentra que esta situaci¨®n, donde la mitad de los inmigrantes trabaja por debajo de sus cualificaciones -"t¨ªos con t¨ªtulo universitario est¨¢n reformando casas", seg¨²n describe gr¨¢ficamente- es, a corto plazo, beneficiosa para su integraci¨®n. "Est¨¢ claro que en Espa?a hay un sentimiento negativo hacia los inmigrantes, pero ¨¦ste es inferior porque pujan por los empleos m¨¢s bajos", advierte Reher. "Si no, el rechazo ser¨ªa mayor". Al llegar a este punto, el investigador expone una de las razones por las que cree que este estudio, que ha llevado cuatro a?os de trabajo y ha costado unos dos millones de euros, deber¨ªa repetirse, porque los datos fueron recolectados "antes de la crisis, en el momento cumbre de llegadas a Espa?a [la mayor¨ªa lo hizo entre 2002 y 2007] y en el mejor momento econ¨®mico", afirma.
Claro que los extranjeros no se conforman con esta situaci¨®n de desigualdad. El estudio muestra su af¨¢n de superaci¨®n. Para medirlo, los investigadores comparan el primer trabajo que consiguen con el que ten¨ªan cuando se hizo la encuesta -aunque Reher admite que falta por introducir la variable de cu¨¢nto tiempo han tardado en promocionarse-. En contra del t¨®pico, una vez m¨¢s, lo m¨¢s habitual es que su primer empleo sea como empleados no manuales de grado bajo (sector servicios, por ejemplo): es lo que consigui¨® un 40,3%. S¨®lo un 22,4% empez¨® por una ocupaci¨®n para la que no se requer¨ªa ning¨²n tipo de preparaci¨®n
[el estudio, que se basa en el padr¨®n, no distingue entre legales e ilegales].
Estos porcentajes var¨ªan seg¨²n las personas se asientan. La proporci¨®n de los que siguen con empleos no manuales de grado bajo baja algo (es el 37%), pero, sobre todo, el de los trabajadores sin especializaci¨®n alguna cae casi a la mitad: lo sigue haciendo un 13,3%. Un 25,5% son "supervisores", es decir, tienen gente a su cargo, y un 11%, empresarios.
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