El plan de Bush naufraga en el Congreso
La ley de rescate financiero fracasa en la C¨¢mara de Representantes por 228 votos contra 205 - La derrota abre un vac¨ªo de liderazgo pol¨ªtico y el abismo econ¨®mico

Un riesgo de hecatombe se cerni¨® ayer sobre Wall Street y toda la econom¨ªa mundial, al conocerse que la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos, con el voto decisivo de una mayor¨ªa de republicanos, rechaz¨® el plan de rescate del sistema financiero solicitado por el presidente George W. Bush como una medida imprescindible para evitar una crisis de proporciones monumentales. Instantes despu¨¦s de que el plan fuese derrotado, nadie era capaz de anticipar hacia d¨®nde se puede ahora encaminar la situaci¨®n y cu¨¢les son las soluciones disponibles, si es que las hay en el corto plazo.
133 representantes republicanos votaron en contra y s¨®lo 65 a favor
El presidente mostr¨® su "decepci¨®n" por el resultado de la votaci¨®n
La ley no consigui¨® salir adelante pese a algunas enmiendas
Bernanke advirti¨® de que las medidas eran esenciales para el crecimiento
Los dem¨®cratas han sido m¨¢s proclives a hacer el sacrificio de respaldar el plan
El principal ¨ªndice de la Bolsa de Nueva York perdi¨® cerca de 778 puntos tras la votaci¨®n en el Capitolio, casi un 7%, la mayor ca¨ªda de su historia y, por supuesto, el peor resultado desde el comienzo del terremoto financiero. Al margen del imprevisible da?o econ¨®mico que esta votaci¨®n puede provocar -y a la espera de saberse si existen mecanismos para corregirla-, las consecuencias pueden tambi¨¦n ser catastr¨®ficas para el liderazgo pol¨ªtico de la principal potencia mundial.
El presidente Bush y su secretario del Tesoro, Henry Paulson, quedan desautorizados; el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, que apoyaba el plan, queda desautorizado; los jefes de los grupos parlamentarios de ambos partidos, que hab¨ªan negociado el acuerdo que se llev¨® a votaci¨®n, quedan desautorizados; los candidatos presidenciales dem¨®crata, Barack Obama, y republicano, John McCain, que dieron su respaldo a la ley, quedan desautorizados, especialmente este ¨²ltimo, que incluso hab¨ªa suspendido su campa?a electoral en aras de encontrar un acuerdo.
Desde cualquier ¨¢ngulo, la derrota de esta ley abre un vac¨ªo de liderazgo pol¨ªtico y un abismo econ¨®mico sobre los que es dif¨ªcil, a las pocas horas de haberse producido, vaticinar un futuro.
Un portavoz de la Casa Blanca coment¨®, con cierto patetismo, que el presidente estaba "decepcionado" por el resultado de la votaci¨®n. Henry Paulson compareci¨® brevemente ante los periodistas para prometer que utilizar¨¢ "todos los instrumentos" a su alcance "para defender la econom¨ªa", aunque advirti¨® que esos instrumentos son "sustanciosos pero insuficientes" para atajar un descalabro de estas dimensiones.
Barack Obama insisti¨® en que "dem¨®cratas y republicanos tienen la responsabilidad de sacar este plan adelante". John McCain, que politiz¨® extraordinariamente el debate al suspender la semana pasada su campa?a para participar en las negociaciones, dijo que, a¨²n comprendiendo a sus compa?eros de partido, cre¨ªa necesario ahora aceptar la petici¨®n presentada por la Casa Blanca.
En el Capitolio, mientras algunos congresistas, encabezados por la presidenta de la C¨¢mara, Nancy Pelosi, anunciaban nuevos esfuerzos para encontrar una propuesta al gusto de la mayor¨ªa, los representantes republicanos descargaban responsabilidades en la propia Pelosi, a la que acusaban de un comportamiento excesivamente partidista. El presidente del Comit¨¦ de Servicios Financieros de la C¨¢mara, el dem¨®crata Barney Frank, no dud¨®, sin embargo, en asegurar que "los republicanos han matado el plan".
La ley, que requer¨ªa 700.000 millones de d¨®lares (470.000 millones de euros) para el rescate de las aseguradoras, bancos y otras instituciones financieras afectadas por la explosi¨®n de las hipotecas basura, fue derrotada por 228 votos contra 205. Pese a ser la propuesta de una Administraci¨®n republicana, 140 dem¨®cratas votaron a favor y 95 en contra, mientras que 133 representantes republicanos dijeron no, frente a los 65 que dieron su voto afirmativo. S¨®lo un republicano se abstuvo.
Se impuso, como demuestran esos datos, el fanatismo de un grupo de republicanos conservadores, ideol¨®gicamente enemigos de la intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa, y contrarios a que su legado en la vida pol¨ªtica fuera el respaldo a la mayor operaci¨®n intervencionista de la historia.
Cont¨® considerablemente tambi¨¦n para que este rev¨¦s hist¨®rico se produjera el hecho de que la opini¨®n p¨²blica, azuzada por sectores de la clase pol¨ªtica que hab¨ªan caracterizado a Wall Street como una cueva de ladrones, se mostrara en contra de utilizar el dinero del contribuyente para salvar las empresas quebradas por la mala gesti¨®n de sus ejecutivos.
Y contribuy¨®, finalmente, al desastre consumado ayer en Washington la enorme politizaci¨®n del debate debido a la proximidad de las pr¨®ximas elecciones presidenciales y legislativas, en las que los 435 miembros de la C¨¢mara y una tercera parte del Senado se juegan sus esca?os.
De acuerdo con el plan por ahora rechazado, el secretario del Tesoro tendr¨ªa ya un cheque de 250.000 millones de d¨®lares para sanear las cuentas de las empresas intervenidas para que ¨¦stas pudieran pronto funcionar con normalidad, es decir, volviera a haber dinero disponible en condiciones razonables. El plan intentaba, al mismo tiempo, modificar en cierta medida las reglas en las que esas compa?¨ªas han actuado hasta ahora y crear un nuevo marco operativo y de negocio -un nuevo Wall Street o un Wall Street distinto a la voracidad suicida de la ¨²ltima d¨¦cada-. Como objetivo a?adido, los legisladores intentaban tambi¨¦n que el Estado recuperara el dinero que aqu¨ª se est¨¢ poniendo en riesgo e incluso, si fuera posible, obtener alg¨²n beneficio de esta inversi¨®n.
"Con esta fuerte y decisiva legislaci¨®n", declar¨® ayer George Bush en su ¨²ltimo intento de persuadir a los congresistas, "ayudaremos a restaurar el flujo de cr¨¦dito, de forma que las familias norteamericanas puedan responder a sus necesidades diarias y las empresas norteamericanas puedan hacer sus compras, vender sus productos y pagar sus n¨®minas".
El presidente de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos) manifest¨®, intentando tambi¨¦n animar a los legisladores, que la aprobaci¨®n de este plan resultaba "esencial para el crecimiento econ¨®mico y para la creaci¨®n de empleo".
De acuerdo con los t¨¦rminos de la ley, un texto de 110 p¨¢ginas negociado en un maratoniano fin de semana, la Administraci¨®n dispondr¨ªa inmediatamente de 250.000 millones de d¨®lares para comprar y retirar del balance de las empresas todos los cr¨¦ditos basura que hab¨ªan desestabilizado el negocio, as¨ª como cualquier activo que las autoridades econ¨®micas consideren necesario para reflotar las empresas y normalizar su actividad.
Otros 100.000 millones de d¨®lares quedar¨ªan pendientes tan s¨®lo de una certificaci¨®n del presidente de que esa cantidad es necesaria. Y 350.000 millones m¨¢s estar¨ªan en reserva, a la espera de otra solicitud por parte de la Casa Blanca y de una nueva aprobaci¨®n por parte del Congreso.
Se trata, en total, de 700.000 millones de d¨®lares que el Tesoro pone en el sistema financiero a cambio de algunas correcciones en la forma en que ¨¦ste ha funcionado ¨²ltimamente, entre las que destaca la eliminaci¨®n de lo que se llaman los paraca¨ªdas dorados, las multimillonarias compensaciones a los altos ejecutivos.
La legislaci¨®n obliga al Gobierno a hacerse con una parte de las acciones de las compa?¨ªas que reciban fondos p¨²blicos con el objeto de compartir los beneficios cuando ¨¦stos se produzcan. Asimismo, el Estado podr¨¢, a discreci¨®n del Gobierno, buscar otros mecanismos de compensaci¨®n por la gigantesca inversi¨®n.
Pese a todas estas correcciones, la aprobaci¨®n de esta ley ha resultado ser una p¨ªldora demasiado amarga de tragar para una mayor¨ªa de congresistas. "Muchos de los nuestros sienten que el inter¨¦s nacional requiere que hagamos algo que es, en muchos sentidos, impopular", afirm¨® el presidente del Comit¨¦ de Servicios Financieros de la C¨¢mara poco antes de la votaci¨®n.
Desde el principio de este debate, los dem¨®cratas han sido m¨¢s proclives que sus colegas republicanos a hacer el sacrificio pol¨ªtico de respaldar el plan de Bush.

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