Oficio a falta de inspiraci¨®n
El Villarreal vence con un gol de Senna, de falta, a un Celtic m¨¢s inc¨®modo de lo esperado
El d¨ªa que le abandon¨® la inspiraci¨®n, el Villarreal recurri¨® al oficio, que tambi¨¦n gana partidos. Bien lo sabe Marcos Senna, que vive su apogeo a los 32 a?os y no quiere dejar pasar ocasi¨®n para demostrarlo. El mediocentro hispano-brasile?o se arremang¨® para sacar un partido m¨¢s inc¨®modo de lo esperado. Bati¨® con un sutil lanzamiento de falta a un Celtic que se defendi¨® por acumulaci¨®n, pero que tambi¨¦n fue peligroso al abandonar la cueva. Muy de vez en cuando, eso s¨ª. Al cuadro de Pellegrini le falt¨® frescura toda la noche y s¨®lo al final, con la victoria en el bolsillo y los cambios, pudo exponer la enorme distancia que le separa realmente del Celtic. El conjunto escoc¨¦s, por cierto, prosigue su leyenda negra en Espa?a, donde no ha ganado nunca. El triunfo, en todo caso, es capital para el Villarreal, que se ve segundo de grupo tras el Manchester United en los octavos de final.
VILLARREAL 1 - CELTIC DE GLASGOW 0
Villarreal: Diego L¨®pez; ?ngel, Gonzalo, God¨ªn, Capdevila; Cazorla (Cani, m. 90), Senna, Eguren, Pir¨¨s (Bruno, m. 82); Rossi (Ibagaza, m. 76) y Llorente. No utilizados: Viera; Venta, Fuentes, Edmilson y Cani.
Celtic de Glasgow: Boruc; Wilson, Cadwel, MacManus, Taylor; Brown, Hartley (Vennegoor of Hesselink, m. 81); McGeady, Nakamura (Robson, m. 74), Maloney (MacDonald, m. 71); y Samaras. No utilizados: Brown; Marc Crossas, Loovens y Caddis.
Gol: 1-0. M. 67. Senna marca en el lanzamiento directo de una falta.
?rbitro: V¨ªctor Kassai (Hungr¨ªa). Amonest¨® a Robson y Brown.
Lleno (26.000 espectadores) en El Madrigal.
Sorprendido por el toque inesperado del Celtic en el arranque del encuentro, al Villarreal le cost¨® entrar en calor. Resulta que ten¨ªa raz¨®n Strachan: sus jugadores ya no son esos chicos de aspecto atrabiliario que intentan aniquilar al contrario con un f¨²tbol directo. Ya no. Los Nakamura, McGeady y Maloney tratan de hacer valer su habilidad m¨¢s que su fuerza. Aunque, claro, Brown, un perro de presa con la cara enrojecida, conserva las esencias en el centro del campo. Y poco le import¨® que Cazorla estuviera en el suelo retorci¨¦ndose de dolor: ¨¦l sigui¨® a lo suyo, detr¨¢s de la pelota. La podr¨ªa perseguir hasta el fin del mundo.
Al cuadro de Pellegrini le falt¨® finura en la primera parte. No encontr¨® esa fluidez de la que disfruta habitualmente. Desafinado Eguren en la contenci¨®n, a Senna se le hizo el campo grande. Y quiso conducir demasiado. Se empach¨® muy a menudo de bal¨®n. Y hubo de buscar el disparo desde 30 metros para romper una defensa escocesa tan tupida como inopinadamente ordenada. A Cazorla, tan omnipresente en las ¨²ltimas citas, se le vio menos. S¨®lo una vez se fue a la esquina y all¨ª encontr¨® esos pasecitos cortos y esos pases veloc¨ªsimos con los que triunf¨® en la pasada Eurocopa. Sac¨® un precioso servicio hacia atr¨¢s, al coraz¨®n del ¨¢rea, que Rossi, zurdo cerrado, tuvo la mala suerte de empalar con la derecha. Se fue alto. ?Qui¨¦n dice que no se puede ser un gran jugador sin manejar las dos piernas? Rossi no es un caso ¨²nico. A Pir¨¨s le sucede lo contrario: es tan diestro que contorsiona el cuerpo como sea con tal de no utilizar la izquierda.
El Villarreal presume de una pareja de centrales ciertamente envidiable. Gonzalo Rodr¨ªguez y God¨ªn son j¨®venes, r¨¢pidos, fuertes y, normalmente, insuperables. Pero en ocasiones son un peligro p¨²blico por su impetuosidad. Ayer, por ejemplo, su temeridad al entrar al corte a la tremenda, caiga quien caiga, dio varios sustos a su equipo. El m¨¢s claro, al final de la primera parte, cuando God¨ªn se comi¨® un intento de despeje y dej¨® limpio el camino a Samaras. El elegante delantero griego se qued¨® solo ante Diego L¨®pez. El portero no se cort¨®. Le sali¨® al paso y le plant¨® delante el corpach¨®n de 1,96 metros tras una peque?a flexi¨®n de las piernas y extendiendo los brazos en perpendicular. Samaras se achic¨®, claro. Y el bal¨®n rebot¨® en el hombre del gigante gallego, vitoreado a continuaci¨®n por la grada amarilla.
Strachan desnud¨® sus intenciones tras el descanso. Se defendi¨® con diez jugadores. Todos menos Samaras. Muy atr¨¢s. Y el Villarreal multiplic¨® su asedio, sobre todo por la banda derecha, donde ?ngel encontr¨® un pasillo que pis¨® con determinaci¨®n. Mientras tanto, Llorente, tan curtido en este tipo de partidos sin espacios, buscaba provocar faltas al borde del ¨¢rea. De una de ellas extrajo Senna un tesoro. Ligeramente esquinada a la izquierda de la luna del ¨¢rea, el centrocampista entendi¨® que ten¨ªa el ¨¢ngulo perfecto. A pesar de que se quejara de que la barrera no estaba a los nueve metros reglamentarios, Senna sab¨ªa que el gol depend¨ªa de su pie derecho. Y de la rosca que le diera. La justa para superar a la barrera e incrustar el bal¨®n en el lado desprotegido por el meta Boruc, que lleg¨® muy tarde.
?Fin de la historia? Eso parec¨ªa. El Villarreal iba a disponer hasta el final de metros para desplegar su mayor t¨¦cnica individual. Pero tambi¨¦n de un nuevo despiste de sus centrales, que volvieron a dejar solo esta vez a MacDonald, que dispar¨® alto. Entr¨® Ibagaza para asegurar la posesi¨®n del bal¨®n. Y entonces s¨ª, con el bal¨®n y el espacio, compa?eros inseparables de Cazorla e Ibagaza, que se agigantaron en un emocionante final, el Villarreal comenz¨® a disfrutar y a sentir el peso de su tremenda superioridad.
El Madrigal despidi¨® a su equipo con honores, consciente de que hab¨ªa asistido a una victoria ineludible para volver a estar en la ¨¦lite europea.
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