No es suficiente
El Presupuesto de 2009 garantiza la protecci¨®n social, pero escatima inversi¨®n contra la crisis
El vicepresidente Pedro Solbes present¨® ayer unos Presupuestos Generales del Estado para 2009 elaborados para reactivar la maltrecha situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Como prueba del car¨¢cter antic¨ªclico de las cuentas p¨²blicas, Solbes esgrimi¨® el d¨¦ficit del 1,9% del PIB, el crecimiento en dos puntos de la deuda p¨²blica, hasta situarse en el 38,8% del PIB, y los aumentos de la inversi¨®n p¨²blica en infraestructuras o I+D. El Gobierno en general, y Solbes en particular, han entendido correctamente que en momentos de extrema gravedad financiera no es pertinente acogerse al criterio de la estabilidad presupuestaria. La correcta gesti¨®n de las cuentas p¨²blicas en los ¨²ltimos a?os permite disponer de un margen de maniobra para utilizar el endeudamiento como un resorte inversor contra la crisis.
Pero no est¨¢ tan claro que el esfuerzo de inversi¨®n plasmado en los Presupuestos tenga la intensidad suficiente para conseguir el efecto buscado. Los aumentos de inversi¨®n en infraestructuras son demasiado d¨¦biles para actuar de forma significativa sobre la generaci¨®n de empleo y, por tanto, de riqueza. La inversi¨®n en I+D crece casi un 7%, pero no es est¨ªmulo suficiente ni siquiera para inducir nuevas oportunidades de inversi¨®n a medio plazo. En ambos casos pesar¨¢ adem¨¢s como una losa la inercia inversora de las administraciones p¨²blicas. A pesar de las declaraciones entusiastas de los responsables del ¨¢rea econ¨®mica, la hip¨®tesis m¨¢s probable es que el escaso esfuerzo inversor no sea suficiente para mantener la tasa de crecimiento interanual durante 2009 por encima del 1%.
Tampoco es probable que asistamos a una recuperaci¨®n de la econom¨ªa a partir de mediados del a?o pr¨®ximo. No es realista sugerir tal cambio de tendencia, por m¨ªnimo que sea, si no se explica a continuaci¨®n en qu¨¦ estar¨¢ basada esa recuperaci¨®n. Solbes deber¨ªa explicar los fundamentos del cambio de tendencia antes que darla por hecha en una esquina estad¨ªstica del Presupuesto.
Las cuentas p¨²blicas para 2009 reflejan el aut¨¦ntico pensamiento econ¨®mico del presidente del Gobierno: la preocupaci¨®n pol¨ªtica por el gasto social. De cada 10 euros de gasto, casi cuatro se destinar¨¢n al pago de pensiones y protecci¨®n por desempleo. El presidente acumula as¨ª dos errores peligrosos en la gesti¨®n de la crisis. El primero es de diagn¨®stico; aunque la crisis financiera haya estallado en Estados Unidos, Espa?a tiene su propia burbuja inmobiliaria y ha de enfrentarse a la destrucci¨®n del empleo, la ca¨ªda del consumo, las dificultades de los bancos para obtener liquidez y el repunte de la inflaci¨®n. El segundo es la perversa identificaci¨®n de la protecci¨®n social con una pol¨ªtica anticrisis. Pagar el seguro de paro o las pensiones es una buena costumbre del Estado de bienestar, pero no una receta contra el estrangulamiento del cr¨¦dito o la destrucci¨®n de empleo.
Comprobada la inanidad del rosario de min¨²sculas medidas econ¨®micas adoptadas desde abril, el Gobierno deber¨ªa presentar medidas de mayor impacto. En este paquete deber¨ªa apoyarse la exportaci¨®n con ayudas presupuestarias, para fortalecer la aportaci¨®n al PIB del sector exterior; estimular la creaci¨®n de empleo explorando la posibilidad de una reducci¨®n de las cotizaciones sociales a cambio de un aumento del IVA; impedir el crecimiento de la deuda de las autonom¨ªas a trav¨¦s del mecanismo espurio de las empresas semip¨²blicas, y aprobar un Plan de Ahorro Energ¨¦tico de verdad y no de cart¨®n piedra.
La demostraci¨®n de que el Gobierno se toma en serio los deberes anticrisis ser¨ªa poner en marcha los mecanismos pol¨ªticos para reformar el mercado de trabajo. Pero no parece que la direcci¨®n del Ejecutivo transite hoy por esos caminos, tan poco rentables pol¨ªticamente a corto plazo.
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