Debate imposible

Mientras Manuel Chaves sea presidente de la Junta de Andaluc¨ªa y Javier Arenas sea el candidato del principal partido de la oposici¨®n para sustituirle, ser¨¢ completamente imposible que exista un debate pol¨ªtico en nuestra comunidad. Debate de verdad, es decir, intercambio de discursos pol¨ªticos, necesariamente contrapuestos, pero entre los que sea posible establecer alg¨²n punto de conexi¨®n. Las posiciones entre los partidos pol¨ªticos pueden y deben ser distintas, pero tiene que haber un suelo com¨²n compartido, sin el cual no hay propiamente debate, sino yuxtaposici¨®n de afirmaciones paralelas que nunca entrar¨¢n en contacto la una con la otra.

Estoy plenamente convencido de que esto no es posible entre Manuel Chaves y Javier Arenas. Cada uno de ellos por separado son personas razonables, que han ocupado posiciones muy destacadas en su partido y en el Gobierno de Espa?a con resultados notables, pero han llegado a una situaci¨®n en la que no pueden hablar el uno con el otro. No pueden compartir absolutamente nada. Si uno va a decir blanco, el otro va a decir negro. Sea lo que sea. As¨ª no es posible debatir. Mientras ellos sean el presidente y el candidato a presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, respectivamente, dada la fuerte deriva presidencialista de nuestra f¨®rmula parlamentaria de Gobierno, tampoco lo ser¨¢ entre el Partido Socialista y el Partido Popular.

Pongo un ejemplo de la campa?a electoral americana para que se entienda mejor. Tras la agudizaci¨®n en estas ¨²ltimas semanas de la crisis financiera en Estados Unidos de Am¨¦rica, la primera reacci¨®n del candidato dem¨®crata, Barack Obama, fue decir que no hac¨ªa responsable de la crisis al candidato republicano, John McCain, pero que s¨ª consideraba responsable de la crisis a la filosof¨ªa econ¨®mica que hab¨ªa inspirado la ejecutoria del partido republicano en el poder, que el senador McCain hab¨ªa compartido en el pasado y segu¨ªa considerando apropiada. En estos t¨¦rminos se puede debatir. Puede haber un intercambio de discursos, que los ciudadanos pueden entender y posteriormente valorar.

Cuando, por el contrario, el llamado debate pol¨ªtico se reduce a una pura agresi¨®n, independientemente de cu¨¢l sea el tema sobre el que se debate, la esterilidad del mismo es de tal naturaleza, que resulta imposible calificarlo de tal.

?Qu¨¦ debate cabe cuando, ante la presentaci¨®n del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado y del trato que en el mismo recibe Andaluc¨ªa, la cr¨ªtica del l¨ªder del principal partido de la oposici¨®n se expresa de la forma en que lo ha hecho? Tras afirmar que "estamos ante la mayor agresi¨®n a Andaluc¨ªa en la historia de la autonom¨ªa" y que "el se?or Chaves se ha convertido en un presidente arrodillado, sin palabra y aplaudiendo al l¨ªder del enga?o que es Zapatero", ?tiene sentido continuar hablando?

Javier Arenas ha perdido por completo el inter¨¦s por debatir con el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Evidentemente que se puede debatir sobre si se ha producido un cumplimiento o no de lo previsto en el Estatuto de Autonom¨ªa para Andaluc¨ªa por parte del proyecto de ley de Presupuestos y que se pueden mantener posiciones muy divergentes al respecto. Pero comparar el trato que dan los Presupuestos para este pr¨®ximo a?o a nuestra comunidad con lo que fue, por ejemplo, el intento de impedir que Andaluc¨ªa se constituyera en comunidad aut¨®noma mediante el art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n en 1980, es tan rid¨ªculo y es tan imposible que Javier Arenas no lo sepa, que la comparaci¨®n no se entiende en t¨¦rminos pol¨ªticos, sino puramente psicol¨®gicos. Entre el presidente y en candidato popular no hay di¨¢logo posible.