Homenaje a una ciudad
Determinadas pel¨ªculas vienen tan marcadas por las circunstancias de producci¨®n que las han rodeado, que a veces resulta dif¨ªcil sentarse frente a la pantalla sin que dicha parafernalia (pol¨ªtica, legal, ¨¦tica) termine afectando de un modo u otro al sentimiento art¨ªstico del espectador. Sangre de mayo, inmersa en los fastos conmemorativos del bicentenario del levantamiento popular del 2 de mayo, dirigida por Jos¨¦ Luis Garci y financiada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid, es un claro ejemplo. Sin embargo, llegado el momento de la verdad, el de comprar una entrada y apoltronarse en la butaca, el del acto individual de ver una pel¨ªcula, los 15 millones de euros gastados y la pol¨¦mica surgida dejan paso a algo bien distinto: a la Historia, con may¨²sculas, a la orgullosa sublevaci¨®n de un pueblo en contra de un poder extranjero; y a la retah¨ªla de historias, con min¨²scula, que pueblan Sangre de mayo. Y ah¨ª la pel¨ªcula, a pesar de algunas deficiencias, acaba ganando la partida.
SANGRE DE MAYO
Direcci¨®n: Jos¨¦ Luis Garci.
Int¨¦rpretes: Quim Guti¨¦rrez, Paula Echevarr¨ªa, Enrique Vill¨¦n, Natalia Mill¨¢n.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2008.
Duraci¨®n: 152 minutos.
A Garci se le nota muy c¨®modo en las conversaciones de la gente de la calle
La Corte de Carlos IV y El 19 de marzo y el 2 de mayo, segundo y tercero de los Episodios Nacionales escritos por Benito P¨¦rez Gald¨®s, le han servido a Garci como algo m¨¢s que una gu¨ªa. "Inspirada en textos de Gald¨®s", afirman los t¨ªtulos de cr¨¦dito iniciales. Injusto. Si Gald¨®s no estuviese en la tumba desde hace casi un siglo es probable que estuviera pensando en pasar por los tribunales para reclamar un mucho m¨¢s acorde "basada en textos de...". Cosas de Garci, perenne abonado a la pol¨¦mica.
Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de cuestiones legales o sentimentales, el director madrile?o, acompa?ado en el gui¨®n por su inseparable Horacio Valc¨¢rcel, ha compuesto un s¨®lido trabajo de dos horas y media de duraci¨®n que fluye de manera notable gracias a un montaje de recursos cl¨¢sicos donde domina el encadenado de im¨¢genes y el fundido a negro. La sistem¨¢tica, aun a riesgo del exceso, le da a la pel¨ªcula un tono cordial, elocuente, y le ayuda a aglutinar las peripecias de al menos dos decenas de personajes de importancia, algo nada f¨¢cil.
A Garci se le nota muy c¨®modo en las breves pero trascendentes conversaciones de la gente de la calle, en las intrigas palaciegas que preceden al mot¨ªn de Aranjuez, y soluciona con su habitual gusto para el encuadre y el leve movimiento de c¨¢mara arduas escenas como la de la ca¨ªda del choricero Godoy.
Adem¨¢s, ha encontrado en la naturalista interpretaci¨®n de Quim Guti¨¦rrez al perfecto Gabriel Araceli inventado por Gald¨®s.
Sin embargo, llegado el momento de la explosi¨®n de violencia, el del hartazgo del pueblo expresado en pedradas, navajazos y odio, la delicadeza de Garci pierde el paso. Las peque?as grandes batallas de cada esquina, de cada corral¨®n, no tienen la garra, la espectacularidad ni la dureza necesarias. En cuanto el plano se llena de extras a la carrera, el realizador parece descentrado.
De modo que, quiz¨¢ consciente de ello, hace bien en optar por la imagen conceptual en perjuicio del alboroto, como en el caso del emocionante desenlace en el cerro del Pr¨ªncipe P¨ªo. Una descorazonadora estampa que, sorprendentemente, Garci estropea en un ep¨ªlogo con af¨¢n de homenaje pero pinta de pago de favores.
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