Llegar con empleo, vivir sin trabajo
Decenas de inmigrantes acuden a Espa?a en los ¨²ltimos meses con permiso para trabajar, pero las empresas que los reclamaron ya no requieren sus servicios
Pasaron meses desde que un empresario ofreci¨® trabajo a Adolfo en su pa¨ªs de origen, Colombia, hasta que consigui¨® poner en orden todos los papeles para venir a Espa?a. Cuando por fin lleg¨®, casi un a?o despu¨¦s, el constructor que le quer¨ªa contratar estaba al borde de la quiebra. Gustavo aterriz¨® en Barajas en agosto, se encontr¨® con visado de trabajo y sin el empleo que ven¨ªa a cubrir.
Es una historia que se repite. Los tr¨¢mites para contratar a personal en origen tardan entre ocho y diez meses. En ese tiempo, la coyuntura econ¨®mica ha cambiado y las necesidades de mano de obra, tambi¨¦n. Cada vez son m¨¢s los inmigrantes que llegan a Espa?a convencidos de que ser¨¢n contratados, y se encuentran en una situaci¨®n de alegalidad, seg¨²n explica Joaqu¨ªn Aguilar, t¨¦cnico de empleo de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR). Para obtener el permiso de residencia necesitan que antes de un mes tras su llegada les den de alta en la Seguridad Social, en la misma ciudad y en el mismo sector donde fueron reclamados. De lo contrario, el visado con el que vinieron legalmente no les sirve de nada y pasan a ser irregulares.
El empresario que ten¨ªa intenci¨®n de contratar a Adolfo no le pod¨ªa dar trabajo, pero acept¨® hacerle un favor: le dar¨ªa de alta en la Seguridad Social para que obtuviera los papeles. Pero no pod¨ªa ni pagarle un sueldo ni la cuota, que Gustavo abona cada mes desde hace dos. Para poder hacerlo consigui¨® un empleo irregular por el que cobra 850 euros, con los que paga los 550 de Seguridad Social. Ahora tiene papeles, pero cotiza por un trabajo que no hace y, el que hace, no le da para vivir.
La situaci¨®n parece enrevesada, pero es frecuente, seg¨²n Aguilar. "Sobre todo ocurre en la construcci¨®n. Los empresarios necesitaban hace meses peones y ahora, a lo mejor tienen la obra parada", explica.
Cada vez m¨¢s
CEAR no tiene datos de cu¨¢ntas personas est¨¢n en esta situaci¨®n, "es imposible saberlo". Pero asegura que en los ¨²ltimos meses crecen sin parar. "Es una situaci¨®n complicada, porque las necesidades de las empresas en este tiempo han variado mucho y no se les puede obligar a que contraten a gente que no necesitan", sostiene Aguilar.
Algo similar ha sucedido en el grupo Vips, cuyos restaurantes se caracterizan por sus pol¨ªticas de integraci¨®n de inmigrantes: contratan en origen a familiares y amigos de trabajadores que ya est¨¢n en Espa?a. Seg¨²n Comisiones Obreras, en los ¨²ltimos meses llegaron decenas de ellos cuyos servicios ya no eran necesarios. Es el caso de Sahli, de origen marroqu¨ª. Cuenta que esperaba un contrato de 25 horas semanales. Al poco de llegar recibi¨® un correo electr¨®nico que empieza as¨ª: "En estos momentos no hay puestos de trabajo vacantes en el grupo Vips". La empresa tambi¨¦n le hizo un favor: aunque no le necesitaba, le contrat¨® diez horas para que pudiera cotizar y regularizar su situaci¨®n. Fuentes de la cadena de restaurantes aseguran que hab¨ªan avisado a los inmigrantes antes de que llegasen a Espa?a, pero a pesar de ello, vinieron. "Una vez aqu¨ª no pod¨ªamos dejarles tirados", dicen esas fuentes. Sin embargo, con el sueldo que cobra, Sahli tiene que pedir dinero a su familia para mantenerse.
Otros muchos no tienen ni eso. Dejaron todo en sus pa¨ªses y cuando llegan ven c¨®mo la crisis les ha dejado en el limbo antes de conseguir los papeles.
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