Un sabio que sana la locura

El escritor madrile?o ha publicado recientemente Laberinto de aljarafes (Sirpus), una colecci¨®n de cuentos ambientados en un terreno que conoce bien: el sur de Marruecos.

Hasta de sus viajes al Atlas ha sacado historias.

En este caso, me baso en pueblos como Imlil, ¨²ltimo punto antes de coronar el Atlas. Es una villa preciosa encajonada entre montes. A una hora a pie est¨¢ la tumba de Sidi Samhanuch, un genio bereber. Se supone que visitarla cura los problemas mentales.

?Y funciona?

Yo vi a uno que me dijeron que llevaba cinco a?os yendo; a¨²n ten¨ªa una cara de loco tremenda.

?De qu¨¦ sitio se ha quedado con ganas de escribir?

Del gran palmeral de Escura, cerca de Ouarzazate. Bajo las copas de palmera crecen frutales y huertos, y hay unas casas de adobe preciosas.

Menciona rincones de la medina de Marraquech poco conocidos.

Ah¨ª es dif¨ªcil orientarse, pero vale la pena ir a El Mellah, el barrio jud¨ªo con sus calles estrechas (hay que ir s¨®lo de d¨ªa) y almacenes de especias, a las antiguas fondas alrededor de la madraza Ben Youseff. O dar con un cuentacuentos de los que hablan a toda velocidad, como Par¨ªs, uno de los m¨¢s famosos.

?As¨ª se llama?

?l mismo lo cuenta: al nacer en tiempos del protectorado franc¨¦s, en el registro le dijeron a su abuelo: ?Eso no es un nombre. P¨®ngale un nombre de ciudad?. ?Tokio no me gusta?. ?Pues Par¨ªs entonces?.